- No hablas en serio; ¿o si, Martina?.
La mirada de la rubia se fijó atenta sobre el sonrojado rostro de su amiga.
Le era difícil asimilarlo, pero la misma Martina se lo había dicho... que estaba enamorada de su esposo, de Jorge. Tendrían alrededor de cuatro meses y muchas cosas pudieron pasar durante ese lapso de tiempo, pero aun así...
Cuando todo éste problema se originó, Mechi fue testigo del miedo y de la furia que guardaba la castaña... ¿Cómo podía ahora decirle que era feliz al lado de Jorge Blanco?; simplemente no la entendía.
- Ya quita esa cara... te estoy diciendo la verdad y no creo que sea para tanto.
Dijo tranquilamente la mujer de cabellos castaños, antes de dar un sorbo al contenido de su copa.
Sus ojos marrones se mostraban fríos y serios, pero brillantes e intensos. Miraba a su esposo que conversaba con un par de amigos suyos: Facundo y Diego
Martina suspiró aburrida; lo notaba entretenido, pero de cierta forma serio.
"Ha de estar hablando de negocios". Pensó la castaña, luego revisó minuciosamente el lugar, una mansión repleta de la gente más importante y adinerada de la ciudad, Jorge por supuesto estaba en la lista de honor.
Desde que recordaba, su padre asistía a ese tipo de fiestas y aunque ella era su única hija, nunca le interesó convivir con ese tipo de personas, tan frívolas, tan hipócritas, no!. Más de alguna forma Jorge la convenció.
Martina curveó tristemente sus cejas, lo más seguro es que el moreno quisiera presumir su nuevo trofeo: ella.
- Oye, Martina...- De pronto, la voz de su rubia amiga la sacó bruscamente de sus pensamientos. ... -Y... ¿tú y él ya, tu sabes...-
Martina la miró con el rostro envuelto en rojo, no tenía que analizar las palabras de Mechi para entender el rumbo y significado de su curiosidad.
No, a pesar de estar casados, Jorge y ella aun no habían consumado su relación.
- Dormimos juntos, pero...
- Pero...
- Ni siquiera me ha tocado; ¿contenta?.
Martina desvió la mirada, no solo estaba avergonzada, la tristeza también podía verse reflejada en sus lindos ojos.
Cuando se dio cuenta de que ya no sentía odio por Jorge, de que se preocupaba por él, la castaña no pudo más que aceptar que estaba enamorada del muchacho. Y de la mano con ese amor venía el ferviente deseo de demostrarle sus sentimientos, más no se atrevía...
- Descuida, Martina.-Mechi la animaba mientras posaba su mano sobre el hombro derecho de la joven. ... - Él prometió no obligarte; ¿no es así?.-
La castaña solo movió afirmativamente la cabeza, bajando la mirada hasta el suelo.
- Entonces debes hablar con él.
- No lo haré.
Las palabras de la rubia no ayudaban de mucho a Martina. Las cosas no eran tan fáciles, ella se sentía insegura, no estaba lista, además... no tenía la certeza de que Jorge la amase tanto como él decía, no le constaba.
No, prefería esperar un poco más de tiempo, solo eso.
- ¡Maldición!; todavía me cuesta creer que Martina sea tu esposa.
Se notaba la admiración en las palabras del joven pelinegro; en su voz también se percibían la envidia, los celos, no era para menos... Facundo intentó varias veces convencer a Martina de salir con él, más sus respuestas siempre fueron negativas, ni siquiera el hecho de que su hermana era la mejor amiga de la castaña, le otorgó alguna ventaja con ella.
ESTÁS LEYENDO
El precio de tu amor (Jortini) Terminada
RomanceÉl haría cualquier cosa con tal de que ella estuviese a su lado, ¡lo que fuera!, incluso obligarla... más nunca creyó que realmente terminaría enamorándose de ella... ¡ni ella de él!.