Abrió los ojos con cierta dificultad, como si las horas que durmió no hubiesen sido suficientes.
Por entre las persianas, delgados hálitos lograban entrar en la habitación; Martina estaba tranquila.
Deslizó su mano por la longitud de la cama, buscando algo, o mejor dicho…. alguien, pero ese alguien no se hallaba en su lugar en el lecho, junto a ella. Inquieta, se levantó de golpe. ¿A caso no durmió con ella?.
" Pero… si recuerdo sus besos; la fuerza de sus brazos que me rodearon por largas horas".
Pensaba la chica, recordando los detalles que, creía, sucedieron hace unas cuantas horas atrás.
Su mirada se tornó triste y decepcionada.
-Un sueño.
Susurró. A nadie, para si misma.
Deseaba tanto estar con él, con Jorge, que seguramente todo aquello no fueron más que simples fantasías y sueños.
Aquel pensamiento resultaba doloroso; Martina abrazó las finas sábanas mientras las lágrimas amenazaban con emerger de sus marrones ojos; por más que se forzaba a retenerlas, le resultaba tan difícil….
Extrañaba al hombre de piel bronceada y cabellos castaños….
-Jorge!….
-Martina.
Escuchó una traviesa voz muy varonil entonando su nombre, conocía dicha voz, le gustaba. La castaña giró el rostro….
Su esposo, ahí estaba él, de pie junto al ventanal, admirándola con una sonrisa dibujada en su rostro, mientras la suave brisa que entraba por la ventana mecía sensualmente sus cabellos marrones.
Las miradas de ambos se cruzaron sin poder apartarse ya; más la expresión de Martina reflejaba tristeza y confusión, no quería que esto fuera una mentira, una mala jugada de su mente, o peor aun, quizás él estaba aquí tan solo para echarle en cara que se había revolcado con montones de mujeres que se arrojaron a sus brazos, deseosas de estar con él….
" En tanto, yo… me moría de dolor ". Pensó.
-¿A qué has venido?.
Preguntó, por fin capaz de armar palabras.
-Martina... ¿no me digas que no recuerdas lo de anoche?.
Era fácil percibir la decepción en la voz del apuesto muchacho.
" Lo de anoche…."
Como fugaces imágenes, los recuerdos de las últimas horas volvieron a su mente.
Jorge la había sostenido entre sus brazos, durmieron juntos.
-Creí que te irías… y me dejarías….
Era obvia la acusación en las palabras de la castaña.
-No, no…. no podría.- Jorge se acercó a la cama, sin despegar la mirada del hermoso rostro de su esposa. -Sabes que me moriría sin ti, lo sabes….-
Al escucharlo, una pequeña sonrisa apareció en la carita de Martina, por fin feliz después de largos e insoportables días de tristeza… sin él.
Entonces, Jorge no pudo contra el desesperante deseo de abrazarla con fuerza, besarla…. lo hizo; porque en verdad la vida no la sentía como tal si Martina no estaba a su lado.
La besó, casi desesperado.
No importaba a cuantas mujeres besó, ninguna tenía el dulce sabor de los labios de su Martina.
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El precio de tu amor (Jortini) Terminada
RomansaÉl haría cualquier cosa con tal de que ella estuviese a su lado, ¡lo que fuera!, incluso obligarla... más nunca creyó que realmente terminaría enamorándose de ella... ¡ni ella de él!.