Corriendo, la llevaba de la mano para mostrarle algo que, según él, le encantaría. Ni siquiera esperó a saber su opinión, solo la tomó con suavidad para guiarla rápidamente a algún lugar de la mansión.
"Otro regalo". Pensó la castaña.
Desde que se casaron, Jorge se había empeñado en obsequiarle todo tipo de presentes, joyas, ropa, objetos de colección y hasta animales de felpa. Era más que obvio que Jorge ya no sabía que hacer para que Martina le diese cualquier muestra de interés.
Martina comenzaba a convencerse de que éste matrimonio no funcionaría, si bien le agradaba la compañía de su esposo y hasta consideraba los detalles que tenía con ella, inevitablemente aun sentía un poco de rencor por él... y es que las condiciones en que se dio su matrimonio no eran las mejores.
Más no sabía porque le estaba dando una oportunidad al muchacho.
- Es aquí.
La voz de su esposo la hizo olvidarse de todas sus dudas.
Se encontraban frente a una vieja puerta de fina madera, cubierta ligeramente por las enredaderas que crecían al rededor. Ese era uno de los inmensos jardines que adornaban la mansión, no tenía nada de nuevo e interesante para ella, después de todo, se pasaba gran parte del tiempo recorriendo dichos jardines, solo con la intención de distraerse, y debía admitirlo... para ocultarse de Jorge.
El joven de castaños cabellos empujó suavemente la puerta, permitiéndoles la entrada. Los ojos de Martina parecieron brillar con inusual intensidad.
- ¡Es hermoso!.
Y vaya que lo era, la naturaleza estaba en todo su esplendor, por lo que la castaña adivinó que el lugar se arreglaba constantemente.
Los diversos tipos de flores adornaban elegantemente con sus exquisitos colores mientras que el verde de los árboles se extendía por doquier, dando la impresión de un pequeño bosque.
- Todas las flores que te he regalado... crecieron en éste lugar.
La voz de su esposo la sacó del pequeño encanto en el que se vio envuelta.
Muchos hombres simplemente compran un ramo de flores y ya... pero que él mismo las escogiera antes de cortarlas, ese si era un detalle.
Se giró a verlo, Jorge le sonreía sutilmente mientras se acerba más a ella, atreviéndose a deslizar suavemente sus manos por la estrecha cintura hasta rodearla para formar un abrazo, eliminando toda distancia que hubiese entre ellos, más aun, buscando los labios de la castaña, labios cubiertos por un pálido color rosa que lo invitaba a posarse sobre ellos... labios femeninos que lo recibieron sin ningún problema.
Sus bocas parecían sincronizarse a la perfección e incluso sus lenguas se habían entrelazado en bastantes ocasiones.
Un mes, tan solo un mes... ese era el tiempo que llevaban casados.
"Recién casados". Mientras éste pensamiento ocupaba la mente de la castaña, el beso que Jorge mantenía con ella, se estaba intensificando más y más.
Desde aquella noche, su noche de bodas... la noche en que no hicieron nada más que dormir abrazados, desde entonces Martina simplemente no podía, ni quería alejarse de Jorge Blanco; de sus labios y caricias, de las hermosas palabras que él nunca olvidaba dedicarle, palabras de amor que la envolvían por completo haciendo que su corazón latiera emocionado.
Éste hombre le hizo conocer sentimientos y emociones que nunca tuvo por experiencia propia; sabía lo que sentía ahora por él, más no quería pensar mucho en ello. Y es que la forma en que se dio su relación, fue tan rápida y complicada que tenia miedo de lo que su corazón sintiera por él.
ESTÁS LEYENDO
El precio de tu amor (Jortini) Terminada
RomanceÉl haría cualquier cosa con tal de que ella estuviese a su lado, ¡lo que fuera!, incluso obligarla... más nunca creyó que realmente terminaría enamorándose de ella... ¡ni ella de él!.