Capitulo VI: Cuatro dias sin ti, promesas rotas

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El cielo se hallaba nublado este día, grisáceo, mientras era invadido por constantes destellos instantáneos y el agua caía incesante una y otra vez.
Todo el santo día estuvo lloviendo, y ella... de igual forma se mantuvo, los tristes ojos marrones contemplando cada gota de agua al caer; llovía allá afuera...

-Y aquí también, un poco más... sin ti, Jorge.

La joven castaña recargó la cabeza sobre el frío y húmedo vidrio de la ventana, mientras una lagrima se deslizaba lentamente por una de sus mejillas.

Cuatro días han pasado desde que se fue, desde que pelearon; cuatro días que Martina esta aquí, sentada al borde de la ventana con la esperanza de verlo llegar; cuatro días sin probar un solo bocado, apetito simplemente no ha tenido; cuatro dolorosas noches ha tenido que dormir sola, comprendiendo la falta que le hace el calor del joven de castaños cabellos, de Jorge.

-Cuatro días y aun no sé nada de ti.

Se preguntaba donde estaba, si estaría con alguna o varias mujeres.

¿Qué estaría haciendo¿pensaría en ella?... ¿regresaría?.

Cada pregunta le dolía, un dolor que la ahogaba con desesperación. Hacia tiempo que se dio cuenta de sus sentimientos, aun así...

-No creí que tu compañía me fuera tan necesaria...

Martina se ahogó en la tristeza y la soledad, llorando nuevamente por el hombre que tantos problemas le había causado, aquel al que alguna vez llegó a odiar y que ahora... le hacia tanta falta, aquel hombre al que extrañaba inmensamente.

Tanto era el dolor en su corazón, que la castaña ni siquiera se percató de que una chica de negros cabellos la miraba tristemente desde la puerta entreabierta. Lodovica sabía muy bien lo difícil que debía ser para Martina; le infundía tanta tristeza el verla tan vulnerable y sin ánimos de hacer nada más que mirar por la ventana, no podía soportar seguir viéndola así...

-Tengo que decírselo.

Con cuidado cerró la puerta, dispuesta a devolverle el brillo a los ojos marrones de Martina Stoessel, aunque eso significase que el hombre al que tanto quería se le fuese de las manos, que se le acabasen todas las esperanzas con él.

No importaba, con tal de que esos dos obstinados y orgullosos estuviesen juntos.
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Sus profundos ojos se mantenían perdidos en el fascinante techo del lugar.
Tratando de olvidarse al menos por un momento de la bella mujer castaña, intentó dormir, más fue inútil... Por más que quería, el recuerdo de su esposa no lo había dejado tranquilo un solo instante desde, desde...

Desde que la dejé.

Recordaba sus propias palabras:

"Buscaré lo que tu te niegas a darme".

Y así lo hizo. No tardó mucho en reunirse con Stephie, una antigua novia; estaba dispuesto a serle infiel a Martina, pero justo cuando besó los labios de la otra joven, el rostro de Martina apareció en sus recuerdos, atormentándolo.

No pudo hacerlo en aquella ocasión, y aunque lo intentó muchas otras, de nada sirvió. Siempre era lo mismo... veía los lindos ojos marrones de la castaña en los de otra mujer, creía que los besos y caricias eran de ella, más al darse cuenta de que así no era, la sensación de un balde de agua helada lo hacia detenerse.

No podía, no podía estar con una mujer que fuera Martina, SU Martina.

Y aquí estaba ahora, escuchando la incesante lluvia, como las gotas se estrellaban en el vidrio del ventanal.

El precio de tu amor (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora