Capitulo III: "Una simple conversacion entre mujeres"

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Salió del cuarto de baño envuelta en una toalla que cubría su desnudo y húmedo cuerpo.

Estaba dispuesta a vestirse cuando se percató de que no estaba sola en la habitación que compartía con Jorge...

-¿Quién eres?...

Cuestionó la castaña, siempre con ese tono indiferente y frío en su voz.

Sus marrones ojos se habían fijado sobre una jovencita de negros cabellos que... sabrá dios que hacía en la alcoba; nunca la había visto¿sería pariente de su esposo?.

Martina permaneció inmóvil y con expresión poco más que seria, esperaba escuchar no solo el nombre de aquella mujer sino también la razón de que estuviese en SU habitación.

-É-él joven Jorge me pidió que le hiciera compañía, señora.

Señora. Bueno, de cierta forma lo era, pero siendo tan joven le molestaba que se dirigieran a ella de ese modo. De cualquier forma no necesitaba de la compañía de nadie, prefería estar sola, pero no dijo nada, solo caminó hasta sentarse frente al tocador, dispuesta a arreglarse y bajar a cenar; más los tímidos ojos de la pelinegra no se despegaban de ella, logrando incomodarla.

-Y... no me has dicho tu nombre.

-Lo-Lodovica... Lodovica Comello.

Queriendo romper el hielo, Martina inició una conversación de lo más trivial con la joven a quien no dejaba de mirar a través de su reflejo en el espejo. La notó nerviosa, quizá por sus fríos e inexpresivos ojos.

Martina suspiró mientras trataba de suavizar su temible expresión, se giró aun sentada en el taburete y siguió interrogando a la chica, lo que fuera con tal de que dejara de mirarla de esa forma, además... no había hablado con nadie, a excepción de Jorge, desde que se casaron y de eso hace poco más de dos semanas.

-Dime... eres pariente de Jorge... ¿su amiga?.

Lodovica solo se sonrojó con esa pregunta. Sus tiernos ojitos parecieron ensombrecerse al hablar del muchacho de castaños cabellos, más se sintió obligada a responder...

Se podría decir que era parte de la servidumbre, pero el joven Blanco siempre tuvo un trato especial para ella. Vivía en esa mansión desde que recordaba y creció junto con Jorge, quien la consideraba su amiga y casi hermana...

-Ya veo...

Cualquiera pensaría que a la castaña le era completamente indiferente ese tema, pero le sorprendió la forma en que Lodovica hablaba de Jorge y su relación con él. Y es que le era difícil creer que ese hombre tratara bien a sus empleados; si a ella la forzó para estar a su lado¿como trataría a las personas del servicio?.

Por otro lado, aunque un poco más tranquila, la chica de negros cabellos no podía despegar los ojos de aquella mujer.

Era ella... la mujer que él había escogido como esposa, de la que le hablaba durante horas sin cansarse siquiera un poco; ella... la que de la noche a la mañana obsesionó al muchacho; por ella, un buen día Jorge le dijo más que entusiasmado "voy a casarme con la mujer más hermosa y maravillosa del mundo"... era ella... de quien Jorge se había enamorado y por ella... que la pelinegra estaba sufriendo.

Y no pudiendo soportar todo el dolor que le provocaba, se atrevió a preguntar:

-¿Lo ama?.

-Ehh?.

Esa pregunta la había tomado por sorpresa; Martina cruzó la mirada con la de Lodovica, había tantos sentimientos y emociones tan fáciles de percibir en aquellos chispeantes ojos negros: dolor, desilusión, envidia, resignación y... amor

El precio de tu amor (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora