-¡Tres!....¡Dos!....¡Uno!- La multitud aclama y la bandera a cuadros blanca y negra es bajada por una esbelta y rubia joven en un provocador traje a un lado de la pista.
Harry Styles, con veintiún años uno de los mejores corredores de carreras a nivel mundial, lleva la delantera en las primeras diez vueltas de la carrera hasta que, en la siguiente-, los otros tres competidores lo igualan en velocidad. Se los ve a todos muy serios y concentrados en el camino, menos a Harry quien sonríe egocéntricamente y se anima a mirar a sus rivales; nada lo asusta, sabe que tiene asegurada la victoria.
Los hombres corren por la copa Goldproof, una de las más buscadas por todos lo profesionales , ya que, como su nombre lo indica, es una prueba de oro de que eres el o la mejor en veinticuatro países. Se llevaron a cabo más de 186 carreras para definir a los cuatro finalistas, y hoy la copa por fín tendrá un dueño.
Aunque, Harry la había ganado los tres últimos años y no había duda de que éste año no sería diferente.
Van por la vuelta número noventa y ocho, Roger Liptniskaya, corredor ruso, lleva ventaja por encima de todos cuando en una curva y con un movimiento rápido, Harry se mete entre los demás autos y se coloca en frente, sonriendo victoriosamente.
El momento es capturado en una fotografía cuando en la vuelta número cien, la última, se ve a Harry Styles el corredor inglés y el más joven de el duelo, traspasar a toda velocidad la meta de llegada con una enorme y patentada sonrisa.
Una vez más, ha ganado la copa Goldproof.
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En otra parte del mundo, Louis camina con las manos en los bolsillos bajo una espesa masa de neblina. Es de noche, hace frío y no lleva abrigo, siente que sus huesos se congelan. En su rostro se puede notar cuán apenado y furioso está, había perdido la carrera y no pudo conseguir dinero, tuvo que vender su chaqueta a una de las putas que asistían a las carreras y encima, lo golpearon. Apostaron mucho dinero en él, confiados en que ganaría, como casi siempre, pero no lo logró y eso le había costado un corte profundo en el labio y un moretón enorme cerca de la ceja, sumando los que tendría en todo el resto del cuerpo por la mañana.
Las lágrimas no tardan en salir y tan rápido como lo hacen, se las limpia dejando rastros a los costados de su nariz. Su vida es un desastre, pero tiene que seguir.
-Lo haré por ti, papá. Tu nunca hubieras dejado que esto fuera así.- dice mirando al cielo.
El padre de Louis era un gran corredor, de esos que ganaban una fortuna por cada carrera. Le dio a su familia todo lo que necesitaba; comida, una casa grande y mucho amor. Pero todo se acabó cuando el falleció en un trágico accidente en la pista de carreras, cuando su hijo mayor tenía solo diecisiete años. Louis había aprendido desde muy pequeño a manejarse solo, y no dudó en hacerse cargo de su familia cuando ocurrió esa tragedia.
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Los flashes de las cámaras lo ciegan, pero no deja de sonreír con la copa en alto.
-Diganos, señor Styles, ¿cómo garantiza sus victorias?- pregunta un periodista con un equipo de camarógrafos detrás.
-Solo diré que soy el mejor, estoy hecho para ganar y eso nadie puede discutirlo. Llevo la sangre de un campeón corriendo por mis venas. -contesta el joven con orgullo y un aire de superioridad.
-Creo que eso se ha demostrado, Styles. ¡Felicitaciones por su éxito!.
-¡Felicidades para mí!- termina. Sonríe a la cámara y de pronto es arrastrado por su representante hacía un lugar más privado.
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Race to Hapiness. ~Larry Stylinson~
FanfictionÉl es un afortunado profesional en carreras de autos. ~Él corre para mantener a su familia. Él es conocido mundialmente. ~Él es celebridad en el callejón de su barrio. Él pasa todas las noches con una mujer distinta. ~Él tiene una...