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El se había levantado mas temprano de lo que tenia planeado aquel día, incluso cuando la noche aun dominaba el cielo con sus tonos apagados sus pasos ya se habían marcado sobre las veredas que se decoraron con las escasas hojas que sobrevivieron a un helado invierno por poco tiempo antes de finalmente ceder para caer marchitas y rotas ante el.
Algunas de ellas aun se aferraban a las ramas mas delgadas antes de caer por el viento que poco a poco se volvía aun mas cálido por el cambio de estaciones.
Y a pesar del cambio su respiración aun continuaba marcándose con pesadez a cada paso y su aliento aún continuaba formando nubes de vapor dispersas en el aire, incluso su nariz sonrosada en la punta se movía como la de un conejo para evitar que se congelara.
Se detuvo por un momento y salió de sus pensamientos mientras volteaba hacia atrás, alzando una de sus manos sobre sus ojos fatigados para ver como el amanecer comenzaba a alcanzarlo, por lo que suspiro y continuó con un poco de velocidad en sus pasos hacia su destino.
Mientras caminaba una de esas hojas molestas había caído en su cabello y con disgusto se apresuro a sacarla de ahí para botarla con un agitado rápido de manos de aquel lugar.
Como si no fuera suficiente todo por lo que ya había pasado, ahora una tonta hoja venia a sumar un punto mas a su quiebre.
Acomodo la bufanda alrededor de su cuello una vez mas y metió sus manos en los bolsillos de su abrigo cuando sus pies comenzaron a pisar el césped con humedad que poco a poco se convirtió en hierba alta, incluso cuando su ropa comenzó a humedecerá por las gotas de lluvia que quedaron entre las hojas de algunas plantas que crecieron ahí sin mas no se detuvo.
El amanecer detuvo sus pasos justo a tiempo y su cuerpo se detuvo al borde del mediano relieve mientras bajo sus pies la extensa plantación de flores comenzaba a iluminarse naturalmente conforme los segundos pasaban.
Aunque las flores no eran especiales, siempre disfruto de ellas.
Capaz esa era la razón del porque su primera cita fue ahí, incluso si tuviera todo el dinero del mundo... Este lugar seguiría siendo su primera opción.
Sonrió mientras tomaba asiento en uno de los troncos caídos, lleno se musgo y de insectos que probablemente en un pasado se hubiera detenido a quitarlos por miedo a que uno subiera por su ropa, pero ahora ya no importaba... o eso quiso creer por que apenas sintio un cosquilleo en su mano la aparto con rapidez y la coloco sobre su regazo.
Seguramente el se hubiera reído...
Después de revisar sus manos alzo su rostro haciendo el campo de flores de color lila, aun le sorprendia como eran resistentes a cualquier clima y como nunca parecian marchitarse hasta que acababan su ciclo de vida para volver a empezar.
