Capítulo 8: fetiches…
El sonido del reloj se estaba volviendo una pesadilla.
Momo estaba sentada en una silla ante el escritorio de la oficina de su madre, siendo esta última la que estaba detrás del escritorio, sentada cruzada de brazos con una mirada penetrante y fría que congelaría a cualquiera.
Extendiendo su mano la mujer acaudalada presionó un botón del teclado de la computadora e inmediatamente, aparece una imagen en la pantalla de las cámaras de seguridad instaladas en toda la mansión.
"¡Ahhhh~! ¡Si~ cógeme duró Naruto! ¡Ahhhhh! ¡Por favor hazme tuya!"
El rostro del adolescente se tornó completamente en blanco, ante las imágenes de ella siendo follada de forma salvaje por Naruto que la sostenía sobre el agua en la posición del loto, estando ella sentada en su regazo envolviendo brazos y piernas a su alrededor, mientras movía sus caderas de arriba abajo.
"…" apagando la pantalla Majime se mantuvo sería mirando a su hija, que tenía un intenso rubor que llegaba a todo su rostro, "¿Algo que quieras decir en tu defensa?"
"Bueno… yo" ella ni siquiera pudo decir algo cuando su madre se levantó de su silla, para acercarse a ella, la chica sudo frío pensando que su madre usaría el clásico castigo con un cinturón.
"¿Por qué no me dijiste que estaban saliendo con él? ¡Kya!" dando un chillido muy agudo la peli negra mayor, casi saltó sobre su escritorio para abrazar a su hija con fuerza, y sacudirla de un lado a otro como si fuera un muñeco de trapo.
"Ehhh" siendo sacudida la adolescente no supo cómo explicarle a su madre, lo que estaba por decir ahora, "Naruto no es mi novio" esa frase hizo que los chillidos de alegría y abrazos de su madre se detuvieran al instante.
"¿Qué?"
"…" la adolescente tragó en seco y sintió un escalofrío recorrió su espalda ante la mirada tenebrosa que tenía su madre, "Yo… no estoy saliendo con él"
"Y aún así… tuviste sexo con él en mi jacuzzi privado, que solamente usa en ocasiones especiales" algunas venas empezaron a marcarse en la frente de Majime, que con un brillo en sus manos creo un látigo, Ella tenía la misma peculiaridad que su hija, y aunque no pudiera usarlo de forma tan elaborada como ella, tenía la suficiente habilidad para crear un látigo y usarla para dar una lección.
"Yo…" perdiendo los colores de su rostro y temblando como gelatina, la chica tenía su mente trabajando a 1000 por segundo, "Somos… amigos… ¿con beneficios?"
"Lo voy a matar"
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"¿Estas segura de esto?"
"Si…" frente al viejo edificio donde vivía Naruto, estaban sus dos únicos habitantes en la acera, siendo una de ella la anciana Yuroichi Nawa que tenía varias maletas con ella, "Encontré un lindo lugar para pasar mis últimos años, no tienes por qué cuidar a una anciana como yo"
"No me molestaría"
"No dirás eso cuando tengas que ir a comprar pañales de adultos y mucho talco" comentó con burla la anciana ciega.
