Capítulo 4

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Javiera.

Había llegado a la conclusión, después de revisar una y otra vez todo el panorama, evaluar las opciones que teníamos, y buscar las salidas, de que posiblemente no había alguna manera, de salir de este lugar sin seguir las pautas que posiblemente nos pondrían más adelante. Conclusión lógica, la cabeza no me da para más.

Había visto un bosque espeso rodear el lugar, era probable que a menos de cincuenta metros se hallara un muro obstruyendo la salida, o tal vez no un muro, pero si las suficientes trampas para que cruzar el bosque no se viera como una opción. También me percaté de que éste lugar estaba totalmente ambientado para vivir dentro solo unos cuantos meses. Dudaba que los suministros alcanzaran para sobrevivir el año, cuando habían tantas personas que alimentar, y mucho menos si seguían queriendo atentar contra nuestras vidas.

Aunque realmente, solo lo podía ver cómo algo entretenido, una nueva aventura para añadir a la lista.

Dejarme llevar era la opción a la que había concluido recurrir. No buscaría una salida sola, se notaba que quien había diseñado este lugar lo había hecho a la perfección, pero... aún no adivinaba el objetivo.

¿Éramos los únicos en un lugar así?

O tal vez esto se parecía a MazeRunner.

Nah, es solo fantasía.

Aunque realmente lo que vivíamos lo parecía también. Pero jamás lo trataría como algo irreal, morir acá no sería una opción, o no lo haría sin al menos intentar evitarlo.

Con respecto a los chicos...

¿Cómo explicaba que los reconocía?

O bueno, no por completo, pero sus caras las recordaba, cada una de ellas, sabía sus nombres antes de que los dijeran. Aún así no podía recordar de dónde.

Tal vez fueron mis amigos, o compañeros antes de estar en este lugar, pero el problema radicaba en que no sabía cuál era esa vida antes de todo esto. No podía recordar otra cosa antes de despertar en aquella habitación.

Hubo una de las chicas que me reconoció, lo ví en su mirada cuando me presenté, intentaría hablar con ella a solas la próxima vez que la vea.

Entonces, nuestro objetivo acá ¿cuál es?

Esa era la incógnita y la intentaría despejar lo antes posible. Por suerte se me dan bien las matemáticas... Y todo en realidad.

Mientras que ellos se preparaban para la reunión de más tarde, en la que se presentarían y probablemente buscarían estúpidamente similitudes entre ellos, yo estaba preparándome para la siguiente prueba. Era algo que imposible se me pasaría por alto. La primera fue para advertirnos, las siguientes para evaluarnos y aún no sabía si teníamos visas aunque sea, temporales.

¿Serían mentales o físicas?

Tal vez ambas.

Un equipo, o solo aliados...

Hay algo que se me escapaba, algo que se que hace falta para completar mi rompecabezas.

¡Por supuesto!

Un infiltrado.

Éramos demasiados, los suficientes como para que uno de nosotros sea un impostor, y no ponía en duda el que en algún momento este nos afectaría. Imposible que no sea una probabilidad.

Una jaula llena de ratones y una rata.

No intentaría buscarla, hacerlo sola en estás circunstancias, era peligroso.

Por eso tenía en mente mezclarme, compartir el temor que claramente no sentía, y ganarme la confianza de un pequeño grupo selecto, un grupo en el que confiaría.

Si tan solo...

La línea de mis pensamientos se ve interrumpida repentinamente.

—¿Por qué tan sola?— Una voz masculina se escuchó detrás de mí— Casi todos están intentando integrarse y tu acá, perdida en tus pensamientos...

—Esa es la línea más cliché y patética que he escuchado fuera de la televisión— Le regalo una sonrisa un poco forzada aún sin ver su rostro y me levanto de inmediato— Iré a ducharme, se va a hacer muy tarde.

—No me respondiste.

—No tengo por qué hacerlo.

Y sin más, salí casi corriendo de ahí.

No le había dado mucho tiempo de presentarse, capaz pensó que soy una persona grosera.

Pero no era importante ahora, más adelante me daría tiempo de conocerlos a todos.

Era inevitable para mí pensar que por mucho que sea el esfuerzo que todos estén dispuestos a dar, esto iba para un largo rato, y eso me traía confusa.

No sabía si las proviciones serían suficientes para tantas personas, aunque poco a poco seguro morirían, así como Nalle, y como los otro cuatro chicos, dejando para los sobrevivientes, más. Pero si la búsqueda era eficiente... ¿Cuáles serían las decisiones que tendría que tomar? Porque era evidente que no sería una de las primeras sacrificadas.

Todos siguiendo las reglas para encontrar la salida. Pero ¿Y si no llegaban hasta ella?

Caminé aún con eso en mente.

Las casas son bastante grandes, cada una tiene aproximadamente cinco baños, cuatro dormitorios, una cocina, dos salas y un balcón.

Estaba en una de las habitaciones, Diana me había indicado dónde bañarme y pude llegar sin problema alguno. Si bien el lugar era espacioso, no lo suficiente para perderse.

Estaba totalmente equipado.

Me desvestí con rapidez y pude notar que una parte de mi ropa estaba llena de sangre, y las rodillas de mi pantalón también. No quería volver a ponerme esa ropa, me parecía repugnante. Aún con ese pensamiento en mente me metí a la ducha y dejé que la tibieza del agua me relajara.

Las gotas caían sobre mi cuerpo, siendo las únicas cubriendo mi desnudez, mi cabeza intentaba aferrarse a la calidez de momento, pero no podía parar de pensar, no habían más vueltas que darle al asunto, pero repasé mi plan una y otra, vez, y me prometí no desviarme de mis objetivos. Y que la compasión nunca se adueñara de mis acciones.

Solo había algo que podría interferir con mi objetivo, y era el recordar. Porque si lo hacía, las probabilidades de que mis emociones se vean alteradas por algún sentimiento de familiaridad o amor, eran altas. Y me rehusaba a qué eso pasara. ¿Sería algún tipo de estrategia?

Por más lógica que se aplicara, el destino es tan impredecible...




Vestigio [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora