Capítulo 2

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 Después de un mal día para William, llega el fin de semana, unos días que no desaprovechaba para divertirse en los juegos de la feria de Manchester.

Estaba en el juego de tiro al blanco para poder ganarse su premio de fin de semana, no era cualquier cosa la que quería llevarse era un juego de pinturas Coloré Brighton una marca de pinturas profesionales y las que él ansiaba comprarse, pero eran demasiado caras.
En ese momento, cuando fue a recoger su premio vio un rostro en la multitud conocido. En su mente lo analizó y decidió acercarse a descubrir quién era; fue acercándose lentamente para no verse raro cuando descubre que era Daisy.

—Hola Daisy ¿Cómo has estado? — Dice William sorprendido por verla en la feria.

—Hola William, he estado bien— Responde Daisy con suavidad.

—Solamente he estado viendo las atracciones de la feria y hubo uno que me llamó la atención— dice Daisy emocionada.

—¿Cuál juego? -Pregunta William con dudas.

—La montaña rusa del terror— Dice Daisy un poco asustada

—¿La montaña del terror? -Pregunta William un poco desorientado.

—Sí, solamente no he encontrado con quien subirme—Dice Daisy decepcionada.

—Espera, ¿y Ryan?— Le pregunta William.

—Ryan está entrenando con el equipo de la escuela— dice un poco avergonzada.

— Para que no te asustes, si quieres te puedo acompañar y así no estés sola—Le dice William un poco sonrojado.

Ella acepta; van y compran los boletos para subirse a la montaña del terror; en ese momento se van caminando a la montaña. Se suben los dos al vagón y empieza  el camino  donde por unos momentos se toman de las manos por accidente y ambos se sonrojan pero no se dicen nada; momento en el cual se escuchó un sonido metálico y chirriante que los asustó un poco que indica que están subiendo a la parte del terror de esta montaña.

En el recorrido pasa lo menos escalofriante, conforme van avanzando el camino se pone cada vez más aterrador llegan a cierto punto en el que el miedo es tan grande que ambos terminan abrazados y gritando de terror por los movimientos de la atracción.

—Daisy, nunca dijiste que iba a sentirse así— Dice William gritando del terror.

—Te lo juro que jamás pensé que se iba a sentir así y de haber sabido no me subía—Dice asustada Daisy.

Al finalizar el juego seguían abrazados y se preguntaron con tono tembloroso en ambos -¿Por qué nos subimos al juego?

Después, se miraron fijamente y notaron que estaban demasiado abrazados––Deberíamos separarnos––dijo Daisy un poco incomoda, a lo que responde William––Sí, ya se acabó el juego, debemos separarnos.  ––Ambos se separaron y se voltearon las caras, era un momento demasiado tenso entre ellos dos; salieron del vagón intento hablar este William para calmar la tensión que se vivía, pero fue interrumpido por Daisy. ––¿Verdad que todo está bien?  ¿Y que no pasó nada entre nosotros? –Lo dice un poco alterada.

––No creo… todo está bien entre nosotros––Dice William nervioso.

––Y si mejor nos vamos, olvidémoslo. –Dice Daisy con una risa de nerviosa.

––Si, será mejor irnos y olvidar este día de locura––Comenta William demasiado nervioso.

––Bueno, adiós William––Dice Daisy ya más relajada.

––Adiós Daisy, ten cuidado al regresar a tu casa–– Comenta William

Ambos se despiden en una tarde nublada. Caminando en las calles de Manchester con la lluvia mojando cada rincón de la ciudad, William se preguntaba qué fue lo que sucedió en ese momento y que fue lo que sintió, hace unos días tuvo la misma sensación y solo lo tomó como un sentimiento casual,––¿Qué estoy pensando?––Gritaba confundido en medio de la tarde lluviosa.

Llegó a casa y vio a su padre, lo saluda diciendo––Hola padre al fin regresé–– él responde––Hola… hijo espero que estés practicando para el torneo de arte––. Sí, lo estoy haciendo padre y ganaré este año, a lo que William un poco molesto sube a su recámara. Abre su nueva caja de pinturas y empieza a pintar.
Daisy llega al campo de entrenamiento de la escuela para ver cómo se encontraba Ryan después de una tarde demasiada incomoda con William y que al mismo tiempo fue terrorífica.

––Hola Ryan––Dice Daisy alegremente.

––Hola Daisy ¿cómo te fue en tu día libre?

Daisy guardó silencio por unos momentos y recordó lo que fue hoy su día, miró a los ojos a Ryan y le respondió ––Me fue bien, estuvo genial la feria––.

––Te veo un poco alterada, ¿Te pasó algo ahí? ––Pregunta con seriedad Ryan.

Daisy tomó aire y contestó––Estoy bien, solo fue un día muy cansado––.

––Mejor llévame a mi casa para poder descansar––Dice Daisy con una expresión de extremo cansancio.

––Está bien, te llevaré a casa para que descanses––Dice Ryan un poco serio.

Los dos deciden subir al auto para viajar hacia las afueras de la ciudad, ya que Daisy vivía en la entrada de esta. Pasando 1 hora de viaje desde el campo de la escuela hasta afuera de la ciudad, al fin llegan a la casa de Daisy.

­­––Muchas gracias, Ray–– Dice Daisy con una sonrisa de alegría.

––¿Me acabas de llamar, Ray? ––Dice Ryan, entre risas.  Daysi responde ––Es que suena más tierno y es más corto––

Daisy se despide de Ryan y se va a su casa, va a su habitación y se tira a su cama para pensar lo que pasó en la feria hoy con William. Se empieza a estremecer entre la duda sobre lo que sucedió en aquel momento. Ella no soportaba el estrés y la culpabilidad de lo acontecido, pero ella más que nadie sabía que si sintió algo y que no era cualquier cosa.

Mientras tanto, en la habitación de William había varias hojas de bloc tiradas, teniendo a un William estresado y tratando de hacer una pintura que su profesor le pidió que hiciera, pero en vez de hacer eso el pintaba el rostro de Daisy; demasiado confundido toma su celular y estaba por llamar a Oliver para contarle de su problema, pero por accidente llama a Daisy que responde con un ––William, ¿por qué llamas tan tarde? –– Fue aquel momento en que William supo que aquel sentimiento que había tenido en esas dos ocasiones no eran casualidad, sino eran un sentimiento que desde aquel año no volvía tener con ninguna persona.

––William… ¿por qué llamas? ––Dice un poco preocupada.

––Daisy… sinceramente no sé por qué estoy llamando a esta hora, pero…. bueno, la razón es… que necesito hablar contigo el día de mañana––Comenta William tartamudeando.

––William…. está bien ¿en dónde nos vemos? ––Pregunta un tanto seria.

  William pensó seriamente en un lugar donde se pudieran reunir, miró la noche estrellada y una obra que tenía a lo que pensó: Castefield, era un lugar demasiado representativo de Manchester y era demasiado cómodo para poder hablar en sus diversos cafés que estaban a los alrededores de ese lugar. ––Daisy, te veo mañana a las 7:30 de la noche en Castlefield en la calle Bridgewater camino al parque––Responde William un tanto nervioso.

––Mañana nos vemos a esa hora y en ese lugar, William––Asiente y cuelga el celular, después de eso Daisy en su recámara se acuesta; mira el techo y empieza a pensar sobre lo que acaba de suceder con esa llamada. Le daba vuelta a su cabeza y no sacaba la idea sobre lo que pasó ese mismo día en la feria. Al final, solo fue a dormir y esperar al día de mañana para saber lo que iba suceder con William.

William al terminar la llamada empieza a gritar de desesperación con una almohada encima por la locura que acababa de hacer, pero al mismo tiempo, se sentía bien y alegre por lo que hizo, pero, eso solamente duró unos minutos, hasta recordar que Daisy era novia de Ryan.

Un Amor en Manchester (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora