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Cordelia Sakamaki

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Cordelia Sakamaki.

El nombre de la mujer que pensó que siempre tuvo todo a sus pies, belleza, riqueza, hombres... pero todo lo que alguna vez estuvo en la punta de su mano, así como cada detalle de su vida resulto ser de acuerdo a un plan

Como cualquiera en una situación tan humillante, en cuanto se enteró de la verdad, la razón fue lo primero que perdió.

Poco después el orgullo, la dignidad y finalmente el cuerpo.

Si, ese término siendo su final la muerte, cosa que a los ojos de los mortales sería lamentable, pero para un ser inmortal, su propia decadencia y muerte era un regalo.

Aun en sus memorias podía ver con claridad el día en que fue asesinada por sus propios hijos, ella sabía que acabar con ella no era muestra de amor como normalmente ocurría, ellos la detestaban y no era para menos, era un ser consciente de sus errores por lo que cuando su hora llego no se defendió, solo corrió para dales el gusto y quizás un poco de paz, al menos por un tiempo.

Siendo conocedora del gran plan de su esposo sabría que en cuanto sus engendros superan la verdad, se romperían aún más y quizás uno de ellos así podría darle honor a su nombre.

El dolor de las espinas atravesando su cuerpo, su propia sangre mesclada con los rosales y las gotas de lluvia; irónicamente le dieron paz, había vivido menos que la mayoría de su clase, pero una vida siendo una de las esposas del rey vampiro, formando parte de su peculiar experimento eran más de lo que podía soportar.

Proyecto Adán y Eva, o algo así era la ridícula idea que tenía su esposo, solo que Adán era solo un nombre para ocultar al diablo, sus hijos, que para este plan representaban un pecado capital, la desfiguración de las bienaventuranzas.

Soberbia... Ayato.

Avaricia... su propio esposo.

Si, el cerdo también se había contemplado como opción.

Lujuria... Laito.

Ira... Subaru.

Gula... Kanato.

Envidia... Reiji.

Pereza... Shuu.

Cada uno criado como un cerdo para el matadero, cada palabra, acto, preparado para corromper la inocencia de los infantes.

Si las absurdas oraciones de los humanos eran reales, estaría a nada de estar en juicio por sus pecados ante ese Dios.

Ella rio con ironía dejando que la sangre que contenían sus labios brotara, no se arrepentía de nada, ella era lo que era porque así debía ser.

La fría lluvia golpeaba su cuerpo que lentamente se volvía pesado, sus hermosos ojos jade no tardaron en corromperse, no sabía si Dios existía, pero lo que sus ojos ahora le mostraban era lo más cercano al infierno mundano.

✅ Serendipia. (Carla/Karura Tsukinami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora