Primer libro de una bilogía.
En un mundo dividido por los seres de luz y los seres de la oscuridad.
Los secretos y el misticismo son una pieza clave.
La vida de Yui Komori siempre fue una tragedia, desde el momento de su nacimiento, la traumática e...
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La puerta había sido abierta y tanto Bridgette como Shin miraron con sorpresa a la persona que entro.
Esto estaba mal...
La luz que se filtraba por las ventanas poco a poco desapareció, dejando a los tres en la penumbra y con una sensación de estar hundido en peligro, un peligro inexplicable para la situación tan mundana, ante la oscura visión de los sujetos presentes, la piel de la chica lentamente se erizo.
Estaba aterrada y ni siquiera entendía el porqué, quería reír ante la ironía, pero no podía moverse.
Resultaba tan hilarante ver como el cuerpo humano, ajeno a la terrible realidad, reaccionaba antes que la mente a un ser sin rastro de humanidad, algo dentro de ella gritaba que se alejara, pero el ego era mayor que su instinto de supervivencia, por lo que se mantuvo rígida en la habitación, intentando convencerse de que no existía peligro alguno, pero sin darse cuenta, ella ya había retrocedido hasta que choco con la pared.
Sintiéndose acorralada, la chica con impaciencia se cruzó de brazos, protegiéndose a sí misma, el silencio en la habitación y el frío que se filtraba por la puerta que había sido abierta, solo empeoraba todo, volviendo más incómoda la situación, Bridgette, para ese entonces, ya había planeado una y mil formas de salir de la situación, pero solo eran pensamientos.
La persona que acababa de entrar, con impaciencia rodó sus ojos, por lo que, con tal certeza, que incluso llegaba a resultar horriblemente descortés, Bridgette no tardo en levantar su mano y señalar al joven a su lado de forma inquisidora antes de que alguien pudiera abrir la boca, tal como si de una niña pequeña siendo atrapada después de una gran travesura, se tratara.
—Él empezó —. Informo e irónicamente al mismo tiempo se escuchó la voz del joven castaño, acusándola a la par, el tal Shin.
Tal parecía que ella no era la única que de una inexplicable manera se sentía aterrada, lo miro sin poder creer lo que sus ojos le mostraban, el ego de ese hombre despreciable, Shin, había sido destrozado en unos segundos, al igual que el de ella; ambos podrían ser comparados con un par de cachorros con ojos inundados en las lágrimas, temblorosos y sin saber qué hacer para salvar su patético pellejo, siendo su única escapatoria y la más cobarde, acusar al contrario de lo ocurrido.
Tal parecía, ambos eran muy parecidos, los dos carecían de la empatía, por lo que no sentían pena alguna por dejar en los hombros de otra persona la culpa absoluta.
Descubrir eso, la hizo sentir mucho mejor, no tendría que mentir ni fingir remordimiento alguno frente del par, las cartas ya habían sido abiertas y como buena persona llena de necedad, no retrocedería a sus palabras a pesar del mal augurio que provocaba esa persona.
Bridgette miro a los ojos a la persona desconocida, el mismo par de ojos dorados, quizás era el famoso familiar de Shin, si era así, el porte de esa persona era intimidante demasiado para un simple doctor de igual forma, de la que había ocurrido cuando vio a Shin, su boca con suavidad se abrió en "O".
