3

408 30 55
                                    

Capitulo largo.

Hinata

— Chicos, por favor, tranquilícense un poco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Chicos, por favor, tranquilícense un poco. ¿Somos amigos, no?

Una taza salió volando hacia su dirección, pero logró esquivarla hábilmente antes de que pudiera impactar en su rostro.

—  ¡¿UNA TAZA?! — exclamó            enojado. —  ¿Acaso quieren hacerme daño?

En resumen, el maestro Takeda se encontraba siendo atacado por sus compañeros de trabajo, quienes parecían estar bastante molestos por alguna razón.

—  ¡SÍ! —  gritó uno de ellos.

— Están comportándose como niños. ¡Ukai, di algo!

El alfa, sentado tranquilamente, disfrutaba de su taza de café. — Chicos, esa máquina de café que compramos fue la mejor inversión que hicimos.

Todos asintieron en acuerdo.

— ¿Sabían que tiene una opción para hacer capuchino? ¡Me casaría con esa máquina!

— ¡UKAI! —  regañó el beta.

Suspiró y, con calma, respondió. —  Cada acción tiene sus consecuencias —  luego volvió a tomar un sorbo de su café.

Dirigió su mirada nuevamente hacia los profesores. —  Escuchen, esos grupos que teníamos antes solo generaban inseguridades en los alumnos y no les permitían avanzar correctamente.

—  Hemos estado utilizando ese método durante años y los alumnos ya se habían acostumbrado, pero ahora tienen que adaptarse a uno nuevo sin previo  aviso —  comentó otro maestro.

— Ellos podrán acostumbrarse...

—  ¿Y cuánto tiempo les tomará? —  exclamó otro con preocupación.

—  No estoy seguro, pero creo que será un proceso bastante rápido.

—  ¿Y qué hay de nosotros? Tendremos que cambiar nuestro método de enseñanza —  se quejó otro.

—  No es necesario preocuparse...

—  Claro, pero ¿has pensado en las competencias que se aproximan? Ahora no podemos participar porque tenemos que incluir a los alumnos que recién se están acoplando.

—  Siempre hay una solución para todo - trató de ser positivo y tranquilizador. A veces, los cambios son necesarios para crecer y mejorar como educadores.

— Yo digo que lo castiguemos.

Todos dirigieron su mirada al rubio, quien se servía otra taza de café con una sonrisa traviesa en el rostro. Para él, la situación resultaba divertida y también quería cobrar venganza por lo que hizo el beta.

Limerencia | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora