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Capitulo largo

Hinata

Hinata

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Odiaba ser el centro de atención, aunque eso no era del todo cierto.

No me desagradaba ser el foco de atención de algunas personas, siempre y cuando no fuera en situaciones vergonzosas. Prefería pasar desapercibido a tener que enfrentar miradas acusadoras. Pero hoy, parecía deslumbrante, ya que nadie apartaba su mirada de mí, aunque la verdadera razón era muy obvia.


Un pobre en una universidad de ricos.


— Wow, es enorme. ¿Estás seguro de que no te vas a perder? — me preguntó mi tía, quien me había traído hasta aquí.

Omitiendo todas esas miradas filosas que se posaban en nosotros, puedo decir que estoy maravillado con este lugar. Parece más una ciudad que una universidad. Es enorme, con edificios de distintos tamaños por todas partes, una hermosa fuente en la entrada con pequeños peces en ella, el pasto del campus se ve tan limpio como en las películas, y su enorme estacionamiento lleno de carros lujosos, como si fuera una colección.

Esta universidad es muy bella.

— No sé — la miré preocupado —. ¿Crees que sí?

Ella encogió los hombros. 

— Sueles ser distraído. Bueno, toma tus cosas — me entregó las dos maletas que cargaba —. ¿Trajiste tus supresores? Espero que no los hayas olvidado, porque son muy caros, Hinata.

Me sonrojé. — Esas cosas no se dicen en público, tía. — aparté la mirada.

— Oh, tienes razón, no hay que llamar más la atención — me susurró —. ¡Bueno! ¿Ya sabes dónde son tus clases? ¿Tu dormitorio?

— Tengo que ir por mi horario. Además, Kiyoko me dirá dónde esta mi habitación — volví a mirar la universidad, algo nervioso —. ¿Sabes? ¿Por qué no entro el próximo año?

— ¿Estás bromeando?

— Tú no eres la que entrará a una universidad de niños ricos.

— Buen punto, pero recuerda que el padre de Kiyoko también paga este lugar — ella se acercó a mí y se arrodillo para estar a mi altura —. Cariño, es normal estar nervioso el primer día, solo respira y ve.

— No estoy nervioso. — le aseguré.

— ¿Entonces qué pasa?

— Me siento como un león bebé entrando a la jaula de leones adultos.

— ¿Eso es malo?

— Los leones adultos matan a los cachorros.

Mi tía frunció el ceño, pero no borró su sonrisa. — Qué interesante ejemplo para expresarte. ¿Y las leonas se lo permiten? — iba a responderle, pero puso su palma frente a mi rostro —. Mejor yo lo busco por internet cuando vuelva a casa. Se está haciendo tarde y tú tienes que entrar.

Limerencia | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora