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Capitulo Largo

Hinata

Hinata no la cagues

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Hinata no la cagues. 

 No dejes que sepan que tienes miedo, porque es lo que les da poder.

El murmullo de las conversaciones desapareció gradualmente, dejando un vacío ensordecedor que se apodero de cada rincón. La habitación se sumió en un silencio sepulcral, donde el eco de mis propios latidos resonaba en mis oídos mientras agitaba los dados con las manos temblorosas.

 Carajo esto parece peli de terror.

Los ojos de la multitud se clavaron en mí, sus miradas expectantes parecían perforar mi piel, exigiendo una maldita respuesta. Sentía todo el peso de sus expectativas como si el destino del mundo dependiera de mi siguiente movimiento. El tiempo parecía detenerse, cada segundo se alargaba hasta el límite.

 Cerré los ojos y roge internamente que los dados me favorecieran para tomar la delantera. El silencio se hizo más profundo, siendo interrumpido por mi respiración entrecortada. Era ahora o nunca.

A la de Dios.

 Finalmente con un movimiento lento, deje caer ambos dados sobre el tablero. Los ojos de todos se fijaron en ellos, sus miradas buscaban el número de mi suerte, los dados giraban con gracia mostrando sus caras con una lentitud agonizante. Poco a poco los dados se detuvieron mostrando dos números pares.


CUATRO Y DOS


 Mis labios dejaron escapar un suspiro apenas perceptible, no había sido tan malo. — Es un seis.

Tome la ficha entre mis dedos y la deslice hacia la derecha, avanzando por el tablero hasta alcanzar la casilla número seis. Aquella casilla en particular capto mi atención de inmediato: era un color rosa llamativo, decorada con un dibujo de unos labios seductores embozando una sonrisa maliciosa y unas letras de color rojo que formaban la palabra VERDAD.

— Ahora escoge una carta para ver quién de nosotros te preguntara — me volvió a repetir Daichi.

 Maldición, mi corazón latía desbocado mientras que me llenaba de inquietud. Esta situación se está convirtiendo en una puta ruleta rusa y de solo pensar quien me haría la siguiente pregunta me aterraba. Sentí un nudo en la garganta y con dificultad trague saliva para aliviar la sequedad que se había apoderado de mi boca. Me esforcé para mantener la compostura, estirándome un poco para alcanzar la primera tarjeta que estaba frente a mí.

DIOS ABANDONAME EN LOS PARCIALES, PERO NO AHORA. 

Con unmovimiento rápido la voltee, encontrándome un dibujo algo peculiar que por unmomento me desconcertó. La tarjeta era de un tono celeste, con letras rojas queformaban la palabra Intermedio, perolo más extraño era el dibujo que lo acompañaba: una especie de gaviota conpelo.

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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