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La oficina estaba hecha un completo lío

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La oficina estaba hecha un completo lío. Agentes de acá para allá, con papeles en sus manos, hablando por teléfono apurados o simplemente disfrutando de una taza de café luego de tanto trabajo.

En pocas palabras, todos estaban demasiados ocupados en su trabajo para preocuparse por otra cosa. Tenían el peso de la vida del presidente en sus hombros y sabían que si fallaban, y algo le pasaba al presidente, seguramente serian culpables en parte.

El agente Keneddy observaba fijamente a la mujer sentada frente a él, quien se lamía los labios y le daba una mirada socarrona. Miranda, aquella mujer de cincuenta y tantos años estaba allí, luego de que varios agentes del gobierno descubrieran su ubicación y fueran hacia ella.

Mucho de sus cómplices habían dado un testimonio, señalandola como la mente que organizó todo y dió marcha al ataque contra el presidente. Aquella rubia se había enfocado en no dar palabra alguna que la dejara mal parada, creando una desagradable tensión en el cuarto oscuro, donde estaba siendo interrogada por Leon.

-no diré una palabra, oficial Kennedy- respondió con una sonrisa ladeada, logrando que el anterior nombrado apretara los puños con furia -no mientras ellos estén aquí- señaló detrás de él a los demás oficiales, que mostraban muecas serias y aburridas.

El joven suspiró fuertemente y luego giró a ver a sus compañeros, pidiéndole con un asentimiento que se retiraran de la habitación. Ellos no dudaron en aceptar, dándole una mirada de advertencia al rubio antes de salir.

Leon tomó siento en la silla del otro lado de la mesa metálica, justo en frente de la mujer, que parecía disfrutar de la situación o al menos eso quería aparentar. Se la veía tranquila, como si ser interrogada por un agente del gobierno fuese cosa de todos los días.

-bueno, ahora estamos solos. Comience a hablar- exigió él -o prefiere que le traiga un té para aligerar el ambiente?- preguntó con ironía, ya harto de las vueltas que aquella mujer lo tenia dando desde hace horas. Quería irse a su casa y llamar a Either, charlar con ella, asegurarse que estuviese bien y luego hundirse entre la comodidad de sus almohadas, donde aún perduraba el aroma de la anterior nombrada.

Either Moon. No había segundo donde aquel nombre no se repitiera en su mente. Estaba muy preocupado por ella despues de la extraña llamada que tuvieron. Se la oía decaída, enferma. Apenas se había logrado calmar con algunos pocos mensajes que había recibido de ella, asegurándole que todo estaba bien. No veía la hora de todo acabara para poder ir con ella a Alaska y disfrutar de su tiempo juntos.

-no juegues conmigo de esa manera, Leon, no cuando la vida de tu querida Either está en mis manos- respondió la mujer, manteniendo su sonrisa. El agente se tensó de pies a cabeza al oír aquel nombre tan importante para él.

Soportó sus ganas de echarse sobre la rubia y exigirle por las malas que hablara. Debía mantener un buen comportamiento, principalmente porque a pesar se todo Miranda seguía siendo una mujer.

-cómo dices?- preguntó en tono duro, con toda su atención en la fémina.

-no fue muy inteligente de su parte separarse. Mucho menos teniendo en cuenta que largos y numerosos kilómetros los separan- contestó en aquella actitud tan siniestra.

-ah si?- preguntó él, fingiendo tranquilidad, aunque por dentro los nervios y la ira lo carcomian. Que quería decirle aquella mujer? -y eso por qué?-

-porque en este mismo momento hay una bomba en sala de calderas del edificio, esperando por explotar- murmuró la señora. El aire se atoró en la garganta de Leon mientras una horrible opresión se instalaba en su pecho. Debería creerle? Se le veía muy segura y despreocupada de lo que decía, como si la vida de docenas de personas no estuviese en sus manos.

-eso no es cierto- negó él, comenzando a perder la cabeza entre las dudas y el miedo. Jamás había temido por la vida de nadie con tanta fuerza hasta ese momento, ni siquiera por la suya.

-no me crees?- arqueó una ceja la mujer. Leon negó -pues bien, lo sabremos en un par de horas- de encogió de hombros.

Leon no se había puesto a pensar que todos sus compañeros estaban oyendo la conversación, descubriendo al instante que el agente mantenía oculta a la prófuga que tanto habían buscado. Se sentían heridos y traicionados, sin embargo Leon estaba demasiado ocupado controlando sus fuerzas para no matar a aquella mujer como para ponerse a pensar en las consecuencias.

-en algo estamos de acuerdo- dijo la mujer, después de varios segundos en silencio -Either Moon no fue la culpable de todo esto. Ella ni siquiera estaba en Washington- rió la rubia, enfadando a Leon. Nick estaba confundido oyendo la conversación detras del cristal polarizado, no comprendía lo que estaba ocurriendo.

-entonces aceptas que tu eres la culpable y Either es solo una víctima más de tu manipulación- habló el agente con los dientes apretados.

-si, la pobre era solo una víctima más. Por suerte para ella ya no seguirá viviendo como una prófuga- sonrió con rencor, recordando la manera en la que la de ojos grises la había delatado frente a la policía.

-ella estará bien- aseguró Leon, levantándose de su asiento con un movimiento brusco, sorprendiendo a más de uno allí.

-veremos, por mientras te recomiendo disfrutar sus últimos momentos- Leon no se quedó a escuchar lo que Miranda soltaba con tanto veneno y burla. Se sentía como un juguete con el que cada una de sus reacciones divertía más a la cincuentona. Le había ganado un gran odio con apenas unos minutos con ella. La manera en la que se expresaba, su mirada, su voz, por alguna razón todo le causó repugnancia.

Pero lo que más le preocupaba al agente eran sus últimas palabras. Dudaba tanto en ese momento. No sabia si todo era una mentira para alterarlo o realmente estaba diciendo la verdad.

Pronto descubrió que algunas personas son más peligrosas que algunas armas biológicas con las que tantas veces peleó en el pasado. Estaba atrapado, confundido y quería huir hacia Alaska para sentirse a salvo.

Y desafortunadamente para él, dos horas después, notó que aquella mujer no mentía.

❝𝗨𝗡𝗞𝗡𝗢𝗪𝗡❞  LEON S. KENNEDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora