Entidad y Revelaciones

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Han pasado alrededor de quince minutos desde que los gritos de Pandy empezaron a escucharse por toda la refinería. En la cafetería, había cierta concertación de parte del resto de criminales.

Katie: ¿Alguien más siente la necesidad de ir a dar un vistazo? - comentó nerviosa para romper el silencio.

Felix: Pandy estará bien, es la más fuerte de todos aquí después de todo. - dio un sorbo a su café. - Mientras no haya que cuidar ositos, todo estará bien.

Tigry se encontraba más serio que de costumbre. Kitty conocía que cuando su pareja estaba así, es porque de verdad había metido la pata. No hay nada que le de más miedo a la gata naranja que ver a su novio enojado.

Kitty: ¡Hey, nos estamos preocupando de más! - sonrío intentado ocultar su miedo. - ¡Iré por unas pastillas del día siguiente para asegurarnos que no habrá que cuidar ositos! - volteó la mirada hacia el tigre con la esperanza de que su enojo haya cesado al menos un poco.

Filip: ¿A qué le temes Katie? ¿Será porque tú eras la encargada de manejar las sustancias y dejaste que ese oso te las robara? - interrogó dejando a un lado su cuadernillo de algebra.

Katie: ¡N-no... no es eso! - negó de inmediato con la cabeza.

Filip: Huh, bueno. Me puse a repasar los componente químicos del estupefaciente y pude aproximar cuando se le pasará el efecto. - regresó su vista hacia su cuaderno.

Katie: ¿En cuánto?

Filip: Cuarenta minutos desde la primera dosis. - miró su reloj de muñeca. - Ósea, veinticinco minutos contando.

Katie: ¡No tenemos veinticinco minutos! - exclamó.

Felix: ¿Y qué piensas hacer? ¿Intervenir? ¡Pff! Baren te haría trizas. - dio otro sorbo.

Katie: ¿Y si ustedes me ayudan? - sugirió.

Felix: Discúlpeme, Curvas. Ahí yo no me meto, no es mi problema. - aclaró.

Filip: Katie, yo uso mi cerebro, no mis músculos. ¡Y me cerebro me dice que si me enfrento a Baren seré coyote muerto! - se negó a colaborar.

Tigry: Esta sarda de idiotas no hará nada. Vamos por lo que dice Kitty. - se dirigió a la salida aún molesto con su novia.

Kitty y Katie siguieron al tigre detrás. Los que se quedaron en la cafetería se cuestionaban así mismos si habían hecho lo correcto.

Caminaron en silencio por los anchos pasillos de la fábrica, el ambiente era denso entre los tres. Los gritos de la panda aún se escuchaban, Katie no dejaba de culparse por eso.

Llegaron a la enfermería, lugar donde guardan todos los medicamentos de la pandilla. La peliroja fue directo a abrir el primer cajón de un armario, rebuscó entre los paquetes en busca de las milagrosas pastillas.

Kitty: ¿Uh? No las encuentro. - seguía rebuscando.

Katie: No las habrás dejado en tu habitación. - sugirió extrañada. 

Kitty: No, podré ser una estúpida pero no una idiota. - sacó todo el cajón para revisarlo mejor. - Juro haberlas dejado aquí la última vez. - volteó a encarar a sus dos compañeros.

Infected Love: el principio del fin [Roblox Piggy AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora