Retorcidos cuentos de hadas [DCP#1]

Exordio

━━━━━━━━》❈《 ━━━━━━━
《Parmenia del sur》

Eira escuchaba con atención las crudas palabras del príncipe Neils, aún estupefacta por la situación.

- Solo eres una niña caprichosa. Estás arruinando nuestra vida con tus deseos de ser la heroína ¿Qué esperas? ¿ Qué todos te aplaudan y te veneren? - refunfuñó el chico pasando las manos por su cabello castaño. Sabía que sonaba cruel, sin embargo está era la más cruda realidad ante sus ojos.

- ¡Yo no quiero nada! Solo hago lo que nuestros padres pactaron.

- Podríamos volvernos los dueños de nuestro destino de una vez.

- No voy a romper el compromiso. Hazlo si lo deseas pero eso solo significa volver a la guerra. - Ella tenía toda la razón,sin embargo aquel ciego no estaba dispuesto a ceder, a los ojos de la princesa el único caprichoso era él.

- Nunca te amaré ¿Acaso todas las chicas no desean una historia de amor como las de los cuentos de hadas? - sabía que ella deseaba eso. Sus ojos soñadores no podían engañar a nadie. ¿En serio esperaba que se enamoraran?

- Puedes amarme, si me conocieras quizás...tú quizás...

Una risa histérica sacudió el cuerpo del joven quién negó con vehemencia. Era imposible para él llegar a sentir algo por aquella niña, su corazón ya estaba ocupado y ella solo era un obstáculo. Pos su parte la hermosa princesa esperaba que aquella pesadilla en algún momento se convirtiera en un cuento de hadas como solía ocurrir en los libros.

- ¡Jamás! - Gritó. - Jamás podría amarte, no eres ni remotamente mi tipo y por si fuera poco tu actitud sumisa solo me desagrada aún más.

- No soy una sumisa. - Es cierto que Eira hacía todo lo posible para complacer las peticiones que le hacían pero si podía negarse a algunas cosas. Aunque este compromiso no fuera una de ellas. - Simplemente no romperé el trato.

- Es imposible lidiar contigo. Solo te interesa estar segura de que alguien se quedará a tu lado. Después de todo nadie soportaría estar casado contigo. ¿Quién quiere estar casado con una débil llorona que no es capaz siquiera de cuidarse a sí misma? - los ojos de la chica ya se habían tornado cristalinos.

Hacía un mes que había llegado y cada vez que que se reunía con Neils era más cruel que antes. Entendía su situación pero ella tenía sus propios problemas de los que ocuparse, demasiados grande para una chica de 15 años, una guerra no entraba en sus opciones.

El norte y el sur de Parmenia se habían encontrado en conflictos desde hace milenios, deteriorando cada rincón de lo que antes había sido un gran imperio pero los desacuerdos cesaron un poco cuando los reyes de ambos reinos comprometieron a los herederos de la corona. Parmenia volvería a ser solo una y las amenazas del exterior disminuiría.

- Ya cállate de una vez. Eres tú quién actúa como un maldito niño ¿Crees que yo quería esto? A cada minuto lo deseo menos pero no puedo hacer nada al respecto ¿Por qué no lo haces tú? ¿Acaso temes que tu padre te dé una golpiza? - harta de los gritos enfatizó la ironía en la última parte. Sabía que el padre del chico tenía fama de violento y sanguinario.

- Si. Tengo miedo de que me envíe a visitar a tus padres. - refutó aquel sabiendo que ese tema la haría quebrarse de una vez.

No se equivocó, en menos de un minuto Eira se puso de pie de golpe haciendo que la elegante silla cayera al suelo provocando un sonido sordo que alertó a los guardias. Neils había rebasado su paciencia y atacado al lugar más sensible de su corazón.

Sin siquiera pensarlo comenzó a correr fuera de la presencia del joven. Odiaba que la vieran llorar y aquel chico solo provocaba eso. Huyó fuera de aquel infernal jardín sin percatarse que se adentraba al bosque. Podía escuchar claramente a los guardias gritar mientras la perseguían pero su único deseo era estar sola.