CAPÍTULO 3

354 20 2
                                    

Zoe Davis

Desde que Scarlett me llamó para darme la noticia de que se casaba, no había parado de insistir en que fuera a Los Ángeles para ayudarla a organizar la boda, a elegir el vestido, a cuidar a Allie... Se estaba agobiando porque mi sobrinita no para nunca quieta, mi hermano estaba muy entretenido con su trabajo ya que iban a abrir nuevos clubs por todo el país.

Encima, me estaba reprochando no estar con ella. Según ella, tendría que estar allí para ayudarla porque soy la dama de honor, y casualmente, su mejor amiga. Así que por esa razón y por que soy la mejor amiga que puede tener, decidí coger un vuelo a Los Ángeles mucho antes de lo previsto.

Obviamente, tuve primero que hablar con mi jefe. Le explique la situación, y rápidamente entendió mi situación. Siempre había sido muy flexivo conmigo. Aunque no sé si me dejaba irme porque estaba en sus últimos días en ese puesto, porque se jubila o por otra razón... De todas maneras, no me iba a quejar.

Eso si, aún no me creía que mi jefe se fuera. Todo cambiaría tanto sin él. Gracias a él estaba en el puesto que estaba.

Me traspasó a la sucursal de Los Ángeles durante ese tiempo que no estuviera en Australia para que no dejara de trabajar.

Así que, una vez todo arreglado con el trabajo, me tocaba arreglar todo en casa. Ayer fue mi último dia aquí, así que me fui a hacer algunas compras necesarias para llevarme. Y, sobre todo y lo más importante, me hice la maleta. O el maletón. Pesaba más que yo. No sabía si podía arrastrar eso...

Tenía que admitir que Spencer me ayudó en todo momento. Fue él quien me recordó que no me pasaría una semana, sino que estaría más de un mes fuera. Así que me obligó a llevar bastantes cosas.

Ahora estábamos de camino al aeropuerto, a las tres de la mañana. No había otro vuelo antes... Nos pasamos el camino hablando, sobre todo yo de las comidas de Fofi. Se quedaría con Spencer porque yo no podía llevarlo. Me alojaría en un hotel que no permitía la entrada a animales. Así que no había otra opción que se quedaran los dos juntos. Seguro que les iba bien.

Solo pensar que no los vería en más de un mes, me entristecía. Los iba a echar mucho de menos. Eran mi familia aquí en Australia. Mis mejores amigos.

Spencer, durante el camino, también se encargó de hacerme reír. A pesar de que eran tan solo las tres de la mañana, me hizo cantar con él a todo pulmón las canciones que salían por la radio de su coche. Los dos sabíamos que Scarlett era muy agobiante cuando se estresaba. Y yo era consciente de que estos días iban a ser estresantes a más no poder.

Así que si, aunque estaba agotada, me reí.

Cuando llegamos, aparcó el coche delante de la puerta de entrada. Con mucha calma, me ayudó a sacar las maletas. Fofi estaba en su transportín, ya que Spencer se lo llevará directamente a su casa.

Cuando ya lo tuve todo, me adentre al coche para despedirme de Fofi.

—Adiós, pequeñín —le acaricié la cabeza—. Nos vemos en unos días, Fofi. Pórtate bien. Te quiero.

Cuando volví a salir del coche, Spencer estaba al lado, de pie, sonriendome. Lo iba a echar de menos... Me acerqué a él y le abracé.

—Te echaré de menos, pesado.

—No te dará tiempo de hacerlo.

—Claro que sí, tonto —me separé para verlo de frente—. Me he acostumbrado a ti, a verte todos los días, y ahora, estaremos mucho tiempo sin vernos.

—Preciosa —sonrió—. Te echaremos mucho de menos los dos. Tú no te preocupes por nosotros y ayuda a tu hermano y tu amiga— me apartó un mechón de la cara —Vamos hablando, ¿vale?

REDAMANCYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora