CAPÍTULO 20

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Nathan Black

La peor semana de mi vida.

No dormí nada.

Pero mientras no dormía, la miraba dormir mientras trabajaba. Me sentaba a su lado, mirándola como su pecho subía y bajaba relajadamente, como se cogía la barriga, protegiéndola. Iba a ser la mejor madre del mundo.

La necesitaba, pero durante este juicio, necesitaba espacio. Quería que acabara cuanto antes y no quería distracciones. Nuestro bebe se merecía nacer en el mejor ambiente posible. E iba a luchar por ello.

Por las mañanas me iba antes de que se despertara y por las noches llegaba cuando ella ya estaba dormida.

Aunque no le contestaba a los mensajes, los veía todos.

Y esa noche, cuando vi tantos por su parte, me maldije, porque sabía que por mi culpa lo estaba pasando mal. Pero solo iban a ser unos días más. O eso pensé.

Porque no solo se me juntó el maldito juicio, sino también una publicación.

A la mañana siguiente, lo primero que recibí fue un mensaje de Alan con una noticia y con tan solo ver la foto supe que esto iba a ser malo.

Era una jodida foto mía con otra mujer en un bar que fuimos el otro día con Jake, Ash y el padre de Zoe, Ezra después del juicio. Necesitábamos un descanso antes de volver a ponernos manos a la obra.

En esa foto salía yo con una chica, que parecía que nos estábamos besando. Pero no estábamos ni cerca. Era la maldita perspectiva de mierda y esa chica si no recuerdo mal era una fan que vino a hablarme y pedirme una foto.

Pero con la foto y lo que ponía encima de ella, supe que estaba jodidísimo.

¿Nate Black con una chica que no es su pareja? No vemos por en medio una barriga, ¿será que ya no están juntos?

Maldije y rompí todo lo que tenía delante. No estaba en casa. Y como Zoe se despertara con esta noticia, después de no haberle contestado a ningún mensaje por una semana, después de no habernos hablado, se pensaría lo que no era y la perdería. Y estaba seguro de que era un montaje de mi padre.

No dudé en coger el coche. Necesitaba llegar antes de que lo viera. Necesitaba que no tomará ninguna decisión antes de verme. Por eso cuando estaba cerca de casa, no dude en llamarla. No sabía si me lo iba a coger, pero no perdía nada por intentarlo. Cuando no me lo cogió, supe que era tarde.

Corrí hacia la puerta de entrada y abrí. Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar a la habitación. Me quedé parado en el marco de la puerta al verla sentada, con el móvil en la mano, su otra mano en la boca y sus ojos llenos de lágrimas.

—Zoe...

No respondió. Ni me miró.

Sus manos temblaban.

Dejó el móvil de lado y se tocó la barriga con la otra mano.

Me acerqué. Tragué duro porque no sabía qué hacer.

—No es lo que piensas.

—¡¿Qué no es lo que pienso?! —me miró de repente, con furia y decepción—. ¡¿Te crees que soy idiota?! ¡Llevas una semana sin verme, sin hablarme y ahora sale esto!

—Zoe, yo nunca te haría eso.

—También me dijiste que nunca me dejarías sola.

Golpe duro.

Se lo prometí.

Y rompí la promesa.

—Quiero que te vayas.

REDAMANCYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora