Hay personas con las que conectas, a las que miras a los ojos y sabes que tenía que suceder, que debías conocer, que debía ocurrir, y no se si sea el destino o una estupida casualidad, pero no concibo una vida en la que no existas, no quiero y me re...
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Después de un par de horas, hice escala en New York, donde estaría unas cuantas horas y al fin llegaría a Londres.
Mientras vagaba por el aeropuerto buscando que comer, pensaba en todo lo que tendría que recoger para regresar a México, mi ropa, una que otra cosa la cual decoraba mi departamento y todo lo nuevo que había comprado estando allá. Todo eso pasaba por mi mente hasta que sentí que alguien toco mi hombro.
—¿Disculpa? —escuche y de inmediato me gire.
—¿Te puedo ayudar en algo? —fruncí el ceño.
—¿Cómo te sientes? —vi como el celular que estaba en sus manos apuntaba hacia mi desde abajo.
—¿Perdón? —ladee mi cabeza. — ¿Te conozco? —negó
—Si, me refería a cómo te sentías despues de las imágenes de Tom. —sonrió. —Esas donde casi besa a otra mujer. ¿Es oficial que terminaron? ¿O te engaño?
—No se de que me estas hablando. —negué. — Y por favor. —coloque mi mano en la cámara de su teléfono. —No me grabes. —murmure sonriendo.
Me alejé de ella y colocando el gorro de mi suéter comencé a caminar hasta sentarme en una de las bancas.
¿Besándose?, el corazón me latía a mil por segundo, saque mi celular, Instagram estaba lleno de fotos de el con la misma de la foto que mi mamá me había enseñado, pero había una, una en particular.
La chica, tenía sus manos en la cara de Tom acercándolo, parecía que se iban a besar, si no me había quedado claro creo que ya me quedo claro.
Oficialmente mi relación con Tom había terminado.
T O M
—Alicia no. —me separe tomando sus hombros.
—Vamos, ya investigaste lo que querías, ella está bien y tú también.
—Solo te llame por el trabajo. —negué. —Nada más.
—Yo no entiendo. —negó. —Ella te deja cada vez que se le pega en gana, te aleja y ahí vas detrás de ella, deberías dar por terminada esa relación.
—Alicia, por favor. —negué. —Es mi relación y yo decidiré que hacer.
—Ella si te atrapo. —rio sarcásticamente. — Quien lo diría que despues de tantas relaciones pasajeras te quedarías con una niña.
—Aquí esta por tu servicio. —saqué mi cartera y le di el dinero.
—¿Enserio la quieres? —frunció el ceño.
—No es de tu incumbencia.
—Vamos, Tom. —rio.
—La amo. —conteste.
—Si la amaras no la hubieras mandado a investigar.. conmigo. —levanto una ceja. —¿Solo me hablaste para eso o quizá...—tomo mi mano sobre la mesa.
