𝐇𝐞𝐥𝐥𝐨 𝐲𝐨𝐮

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O M N I S I E N T E

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O M N I S I E N T E

El aire golpeaba sus mejillas, nunca había odiado tanto estar en un lugar tan frio como Surrey, entro a la primera cafetería que encontró, pidió algo y se sentó bufando mientras quitaba sus guantes

—En qué momento pensé que era buena idea regresar.—soplo en sus manos y las froto para después sacar su computadora y comenzar a teclear.

Después de unos minutos sintió que alguien la estaba viendo, miro alrededor y lo vio, no muy lejos ese hombre de ojos azules que la volvió loca por años la estaba viendo.

¿La había reconocido?

Si, hace un par de meses se habían tomado un par de fotos, pero no creía posible que el la hubiera reconocido, quizá ni siquiera sabía que era ella y estaba viendo a la nada.

Tardo en analizar hasta darse cuenta de que sí, debajo del libro que tenia en manos la estaba mirando, al Diane darse cuenta decidió comprobarlo una vez más.

Se levanto de su lugar al momento que lo vio distraído por un par de personas que habían llamado su atención y se coloco no muy lejos detrás de él.

Las personas que se habían acercado a el se despidieron y noto como la comenzó a buscar con la mirada.

—¿Perdiste a alguien?—se sobresaltó logrando que tirara el café en sus pantalones—Oh perdón.—trato de no reírse pero al verle la cara no pudo evitarlo.

—Mierda.—trato lo más rápido de limpiarse y la miro—Oh mierda.—repitió mientras la miraba sorprendido.

—Lo siento... no.. no quería asustarte yo.—hizo una mueca negando.—¿Podría...—extendió su mano levantando el vaso de café.—Lo siento enserio no pensé que...

—No pasa nada.—se levantó de golpe haciendo que tropezara.

—¿Estas bien?—lo miraba divertida.

Se notaba como poco a poco se ponía mas nervioso al mismo tiempo que su cara se sonrojara.

—Si, si yo..uhm... Hola.—trato de sonreír.

—Hola—mordió su labio inferior y sonrió.—Lindo pantalón.

—Oh.—se miró a el mismo y al levantar la mirada se sonrojo.—Gracias... eres Diane. ¿Verdad?

—Si.—asintió.—La hermana de la niña que te pidió una foto.—ambos sonrieron.

—Pensé que eras de México.

—Oh lo soy.—asintió.—Es solo que quise tomar un año sabático, y decidí quedarme aquí.

—Genial, genial.—murmuro mirando sus manos antes de levantar su mirada hacia ella.— ¿Quieres sentarte?

—Claro.—sonrió y ambos se sentaron.—¿Te puedo pagar un café?. Me siento horrible lo derramaste por mi culpa.

—No, para nada, no estaba tan bueno, lo tire apropósito.—Diane rio negando.

—No te creo.—entrecerró los ojos.—Anda dime, ¿Cuál te gusta?

—Con una condición.

—¿Te escucho?—pregunto frunciendo el ceño.

—Tómatelo conmigo.—Diane sonrió negando.

—Mmmm no lo sé, difícil decisión.—casi de inmediato Tom hizo un puchero logrando que volviera a reír.—Trato hecho.

—Capuchino de canela por favor.—sonrió a medias.

—Enseguida.—sonrió y se levantó.

Camino hacia el mostrador pidiéndolo, una vez que se lo entregaron camino de regreso a la mesa viendo como Tom jugaba con sus manos.

—Su café señor Felton.—Tom sonrió aceptándolo.

—Gracias.—se sentó enfrente de el.—¿Te gusto Surrey?—le dio un sorbo y Diane pudo jurar que se quemó pero no quería demostrarlo, en cambio hizo una mueca y ella soltó una ligera risa.

—Algo.—se encogió de hombros.—El frio de aquí es un infierno, en México no hace nada de frio, al menos no siempre.

—Me imagino.—asintió.

—¿Tu vives aquí todo el tiempo?

—Oh no.—negó.—Vivo en Los Ángeles.

—¿California?—asintió.

—Vine a visitar a mi familia y terminar unos negocios.

—Cosas de famosos.—rio negando.

—Las películas ya no son lo mío, las deje hace tiempo. Invierto en lo que mi abogado me recomienda y soy fundador de una asociación contra el maltrato animal.—sonrió mostrando sus dientes logrando que Diane se sonrojara.

—Vaya, no sabía eso.—Tom asintió.—Eso es... Bueno es genial.

—¿Tu a que te dedicas?

—Soy nutrióloga, me gradué hace unos meses.

—¿Cuantos años tienes?

—Veintitrés.—sonrió.

—Toda una niña.—ambos rieron.

—¿Cuántos años tienes tu?

—Treinta y tres.

—Discúlpeme señor.—volvieron a reír y el teléfono de Diane comenzó a sonar.—Oh, tengo que irme, mi novio acaba de llegar al aeropuerto y prometí recogerlo.

—Oh vaya.—hizo una mueca.

Él quería que se quedara y quizá conocerla un poco más, demostrarle que no era un idiota... no todo el tiempo.

—Fue un placer volver a coincidir contigo.

—Lo mismo digo.—sonrió y tomo su bolsa.

—Diane.

—¿Sí?

—Suena un poco... atrevido quizá.—tenía meses que no trataba de conquistar, o simplemente pedirle el numero a alguien, estaba un manojo de nervios.—Yo quería ...

—¿Tu querías?

—¿Me darías tu número?. Es que.—sentía que su corazón se iba a salir.—Podríamos ir por un café, yo.. yo invito.

—Oh claro, encantada.—Diane sonrió y en una servilleta le apunto su celular.—Aquí tienes, nos vemos.

—Hasta luego.—se dieron una última sonrisa y Diane salió por aquella puerta.

Rondaba por su cabeza la duda del por qué se había sentido tan nervioso, no podía permitir que le llamara la atención, ella tenia novio, era menor y parecía que solo quería ser amable con él.

Pero no podía evitar emocionarse al ver su número en la servilleta.

𝐒𝐡𝐞| 𝐓𝐨𝐦 𝐅𝐞𝐥𝐭𝐨𝐧✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora