Jaqen H'ghar (1)

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Jaqen H'ghar

Habían estado encarcelados desde que salieron de Desembarco del Rey. La jaula apenas tenía espacio para que un hombre estuviera cómodo pero 3 hombres dentro de ella era un infierno. Nunca podían salir de la jaula, ni siquiera para mear. Al cabo de tres días ahí dentro, empezaron a apestar todos los alrededores pero les siguieron prohibiendo salir.

Jaqen H'ghar nunca hablaba con sus compañeros de celda a no ser que fuera necesario, cosa que nunca lo era. Mordedor y Rorge eran los hombres más inmundos e inhumanos que tuvo la desgracia de conocer por lo que ni siquiera se dignaba a mirarlos cuando estos le insultaban o amenazaban.

Era una noche cálida y soplaba una suave brisa. Jaqen se acomodaba en su jaula para intentar dormir pero Mordedor no paraba de hablar e insultar a cada uno de los que estaban allí. Habían acampado en el claro del bosque, no encontraron ninguna posada ni ningún refugio así que tuvieron que conformarse con la hierba húmeda y la tierra blanda.

Jaqen se dio por vencido y se incorporó en su sitio. Observó al resto de los hombres dormir salvo a aquella niña con aspecto de chico.

Estaba un poco más alejada del resto, con su espada en la mano mientras daba estocadas al aire. Jaqen reconoció la danza del agua en sus movimientos. ¿Dónde habrá aprendido a majerar así la espada? Sus movimientos eran gráciles y ligeros y mantenía la mirada puesta en el árbol de su derecha pero parecía observar cada uno de los cambios a su alrededor.

La chica enfundó su espada después de varios minutos bailando, y volvió a su rincón para dormir. Dormía con la mano izquierda en la empuñadura mientras que apoyaba su cabeza en la derecha.

Jaqen se volvió a intentar dormir, mientras pensaba en Bravoos y en aquel cometa con presagio.

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