AIMER￤ADRIEN AGRESTE.

୨ 2.

──── ❝ AIMER ❞ ────

two.￤welcome to paris

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          AMELIÉ SABÍA PERFECTAMENTE que su hermana no había podido dormir en toda la noche, no la culpaba, con todas las cosas que estaban paseando en la cabeza de Marinette, entendía que tuviera insonmio. Apenas bajó las escaleras hacia la cocina, la mañana siguiente, notó como Marinette tenía la mirada fija en la televisión donde la reportera hablaba sobre cómo París confiaba en sus nuevos ángeles guardianes: Ladybug y Cat Noir.

  —Escuchen —habló su padre en dirección a ambas. —. Sé que da mucha tristeza y miedo, pero no se preocupen, hay dos superhéroes cuidando a París. El mejor modo de ayudarlos es demostrándoles que no tenemos miedo porque confiamos en ellos. 

  —Pero, ¿qué tal si Ladybug fracasa? —preguntó Marinette con la mirada triste.

  —Entonces, yo vendría a salvarlas. ¡Superpanadero al rescate!

Ambas soltaron un risa ante eso, antes de darle las gracias a saludarlo, para luego subir a su habitación a buscar su mochila y demás. Cuando estaban por volver a bajar, Amelié notó como Marinette se detuvo observando el cajón donde había guardado la cajita de los pendientes, para luego sacarlo y guardarlo en su cartera. Era un avance.

Apenas llegaron, Alya les enseñó que había creado un blog llamado "Ladyblog" donde publicaría todas las noticias sobre Ladybug.

Luego de una conversación que Amelié no prestó atención, las tres se detuvieron a ver al grupo que estaba encerrando a Ivan, llenándolo de preguntas. 

  —Si una vez fuiste monstruo, siempre serás monstruo. —comentó Chloé y Amelié se enojó.

  —Y si una vez fuiste hueca, siempre serás hueca, ¿no? —le preguntó ella a Chloé ganándose las miradas de todos, aunque no se inmutó. —¿Qué tal si dejan a Ivan en paz que seguramente está tan confundido como nosotros? —nadie se alejó del chico, que miraba a Amelié con un poco de agradecimiento. —Dejenme reformular la oración: ¡Largo! —gritó y todos se dispersaron.

Chloé estaba apunto de decirle algo a Amelié que la miraba retante, cuando una voz desconocida la detuvo.

  —Hola, Chloé. —saludó el rubio frente a la puerta.

  —Adrikins —exclamó ella. —, ¡viniste! —y corrió hacia él para abrazarlo dejando a todos sorprendidos y a Amelié y Alya con cara de asco por ese apodo. 

  —Vamos al salón. —dijo Alya y Amelié asintió, pero se detuvo al no ver a Marinette cerca. —Puede que haya ido a buscar algo en los lockers, nos verá allí, descuida. —ella asintió de nuevo y pronto se encontraban subiendo las escaleras camino al salón. —¡Me acabo de acordar que dejé mi cuaderno en el locker ayer! ¡Te alcanzo en un minuto!

Y sin más, se alejó dejando a Amelié sola camino hacia el salón. 

Apenas entró, notó como Chloé y Sabrina dejaban una goma de mascar en el asiento de Marinette.

  —¡Hey! ¿De qué se trata esto? —preguntó el chico nuevo antes de que Amelié pudiera decir algo. 

  —Las mocosas que se sentaron aquí ayer necesitan un cambio de actitud. Solo pido un poco de respeto. Eso es todo.