AIMER￤ADRIEN AGRESTE.

୨ 10.

──── ❝ AIMER ❞ ────

ten.￤screamer

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maratón 2/2

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          AMELIÉ LO ÚNICO que podía hacer era correr. Adrien venía persiguiéndola, tratando de poder hablar con ella, pero ella no quería hacerlo. Tenía miedo. Adrien había escuchado cuando Amelié les decía a Alix y Mylene sobre sus sentimientos acerca del rubio, pero apenas había intentado acercarse para hablar con ella, Amelié comenzó a correr.

Hasta que ya no tuvo salida.

  —Tenemos que hablar. —dijo Adrien con seriedad apenas la tuvo de frente, con ella contra una pared, sin escapatoria.

  —No.

  —Amelié...

  —¡No! —exclamó ella con las lágrimas amenazando con salir. —¡No puedo!

  —¿Tan malo sería dejarte a ti misma amarme? —preguntó Adrien y Amelié no pudo aguantar más el dejar las lágrimas salir.

Deseaba tener la posibilidad de decirle todo lo que sentía. Lo mucho que deseaba que todo fuera diferente para que ella no le hubiera dicho que no la noche en que Adrien le confesó sus sentimientos. Deseaba poder decirle los sentimientos de su hermana por él, para que entendiera lo que la detenía. Y deseaba no haberse enamorado de él ni él de ella en primer lugar, porque así se estarían ahorrando tanto sufrimiento. No sólo ella.

Amelié estaba consciente de que no le estaba haciendo nada bien a Adrien al dar tantas vueltas y confundirlo tanto, se odiaba por eso. Y se estaba odiando incluso más por la mirada dolida que Adrien le estaba dando. No lo culpaba. "¿Tan malo sería dejarte a ti misma amarme?", sus palabras, esa pregunta, estaban aturdiendo a Amelié mientras la reproducía una y otra vez en su cabeza.

Y no se sorprendió cuando comenzó a escuchar aquella voz a la que tanto había deseado nunca escuchar. —Screamer —habló Hawk Moth y Amelié abrió los ojos asustada mientras se decía a sí misma que debía pelear contra él, que no se dejaría akumatizar tan fácil. —, te estoy dando el poder de hacer que aquellos que no sufren, sepan lo que tú estás sufriendo ahora mismo. Con tus gritos y tu llanto, podrás destruir todo lo que tú desees, convirtiéndote en la leyenda de una banshee, la mujer que llora. Y a cambio, deberás traerme los miraculous de Ladybug y Cat Noir.

  —No. —respondió Amelié en voz baja y su cabeza comenzó a doler. —¡No, no! ¡No puedo hacerlo!

  —¿Amelié? —preguntó Adrien preocupándose por la chica, más que todo al ver cómo el collar que traía colgando de su cuello, aquel que compartía con Marinette, se encontraba de color morado. —Amelié, ¿qué sucede?

  —Está —comenzó a intentar decir Amelié agarrándose la cabeza como si pudiera hacer algo para sacarse el dolor. — está en mi cabeza —ella cayó de rodillas por la falta de fuerza —, escucho su voz en mi cabeza.

Sentía la ira del villano, atormentándola, e insistiendo. Y no pudo aguantarlo más. Estaba apunto de dejar que Hawk Moth la akumatizara, cuando tomó fuerzas de quien sabe dónde, para abrir sus ojos y mirar a Adrien con súplica.

  —Corre. —ordenó, pero él no se movió. —¡Adrien, corre! —y cuando él comenzó a correr, Amelié sintió que su mente dejaba de responder. Ahora él tenía el control.