AIMER￤ADRIEN AGRESTE.

୨ 11.

──── ❝ AIMER ❞ ────

eleven.￤lady swan

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pd: las traducciones no son exactas.

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          AMELIÉ Y ADRIEN ya tenían una relación oficial, incluso después de tantas conversaciones entre Adrien y su padre sobre las oposiciones a que Adrien estuviera una relación teniendo una agenda tan ocupada.

La chica estaba consciente de que su hermana seguramente seguía peleando con el último villano, por lo que se levantó temprano para desayunar e ir antes a la escuela para terminar la tarea de Marinette, salvandola de un regaño.

Era el día de los héroes y Amelié sabía que su hermana traería los macarrones de cada sabor por cada uno de sus compañeros como cada año, ella llevaba un pastel de chocolate que preparó la noche anterior.

  —Hola, princesa. —murmuró una voz conocida y usual en su oido al mismo tiempo que ella sentía unos brazos abrazarla desde su espalda.

Amelié suspiró dejando su cabeza caer en el hombro de Adrien recibiendo el beso en la mejilla que su novio depositaba con una sonrisa. —Hola, Agreste.

  —¿Algun día dejarás de llamarme "Agreste"? —preguntó él con tono divertido logrando que Amelié riera. —Soy tu novio, Amelié.

  —Lo haré cuando encuentre algún apodo que no sea muy odioso, que te vaya bien y que a mí me guste decir, sobre todas las cosas. —mientras hablaba, dio la vuelta en el agarre de Adrien y lo abrazó también, quedando frente a frente. —Pero prometo que algún día dejaré el llamarte "Agreste" para cuando tenga que regañarte. —le dejó un beso en los labios antes de soltarlo y tomar su mano para ambos subir al salón donde tendrían su primer clase.

Marinette, Alya y Nino les habían ofrecido hacer un cambio en sus lugares para que Adrien y Amelié quedaran sentados juntos, lo cual los dejaba a ellos dos al frente, Alya y Nino detrás suyo y atrás de Alya, Marinette. Amelié al principio se había negado totalmente por la idea de dejar a su hermana sentada sola a sus espaldas, pero cuando Marinette le aclaró que ella no tenía problema, terminó accediendo aún no convencida al ciento por ciento.

En cuanto Marinette entró al salón con la caja de macarrones de cada año, Amelié le entregó su tarea a lo que su hermana respondió abrazándola y gritando cuánto la amaba.

  —Hola a todos. —saludó Lila en la llamada que la Srta. Bustier siempre organizaba para que todos hablaran con ella.

  —Hola, Lila. —respondieron todo exceptuando a la Chloé, las hermanas Dupain-Cheng y a Adrien que tenía el brazo alrededor de los hombros de Amelié mientras ella dejaba su cabeza reposar en su hombro.

  —Queremos saber qué hiciste desde nuestra última llamada. —pidió con emoción la Srta. Bustier. —Cuéntanos de tu semana en el Reino de Achu.

  —Absolutamente asombrosa. —respondió ella y Amelié volteó hacia su hermana al escuchar un teléfono sonar con notificaciones y busquedas, para notar que su hermana efectivamente estaba haciendo algo con su teléfono. —El príncipe Ali nos invitó a mí y a mis padres al palacio.

  —Disculpa, Lila —habló Marinette y Amelié sonrió sabiendo lo que ella iba a decir. —, pero el príncipe Ali no pudo invitarte porque está en Estados Unidos.