Archivos Perversos (+18) - MR - COMPLETA

E P I L O G O

Archivos Perversos +18

Chelsea

—¿Qué tenemos que comprar?

—Faltan muchas cosas en la casa —dijo cortante, mientras no quitaba la vista de la carretera—

—¿Iremos al supermercado de Had —me interrumpió—

—No —exclamó— Iremos a uno que queda más retirado.

—¿Al Mega? —pregunté confundida—

—Si

—Genial, quería mirar unos libros de allí que estaban en promoción —comenté. Fui ignorada—  Estas callada, ¿pasó algo?

—Nada.

Me acomodé contra la ventana, mirando el paisaje, faltarían unos diez minutos para llegar, los diez minutos pasaron rápidamente porque mi madre manejaba tan rápido que daba miedo, no bajamos en el Mega.

—Nos estamos alejando

—Lo sé —dijo, sus nudillos estaban blancos de la fuerza que ejercían sus manos en el volante—

—¿Entonces a dónde vamos? —insistí—

—Iremos a otro lado.

—¿A qué lado?

—Un lugar donde te ayudarán.

—¿Ayudarme? —me tensé— ¿Ayudarme con qué?

—Con tus problemas de conducta.

—¿De qué hablas? —pregunté— ¿Problemas de conducta?

—Espero no tener que ser más específica —mi corazón empezó a latir con fuerza—

—Regresemos mamá —aclaré mi garganta, estaba empezando a temer a que sus palabras fueran ciertas—

—No —gruñó— Te quedaras allí, hasta que vuelvas a ser la que eras antes.

—Me estás haciendo sentir mal, ¿qué pasa mamá?

—¿Un vídeo sexual? ¿Acoso? ¿Corromper a Dereck?

 Gritó mientras golpeaba el volante una y otra vez. Mi corazón se detuvo al igual que mi respiración.

—Ya no más, nunca más Chelsea —volvió a gritar furiosa—

Automáticamente agarré la puerta del auto, quería arrojarme, lo intenté obviamente lo intenté pero había trabado las puertas.

—Quédate quieta —volvió a gritarme—

Me desesperé.

—Déjame salir, por favor, puedo explicarlo todo.

—No necesito tus mentiras, ya hablé con Alan.

—NO —grité— No puedes creerle todo a ese imbécil. Mamá él... él me.... —Mis palabras no salían de mi boca. Maldita sea, maldecido seas Alan—

—Desde que te separaste de él, solo supiste hacer desastres. Pero lo de Dereck es inaceptable, como vas a escribir todas esas cosas, como vas a pensar en el de esa manera, ¿sabes cómo me sentí al leer todo eso? ¿Sabes la vergüenza que estoy sintiendo? ¿Qué pasó? ¿Cómo vas a hacerme eso? ¿QUÉ MIERDA TIENES EN TU CABEZA? 

Giró a la derecha con rapidez, haciendo sonar las ruedas traseras y un lugar grande y viejo apareció a mi vista.

—¿Qué es este lugar? —pregunté con la voz temblorosa—