Atrevido Y Sexy, Ese Eres Tú, Con Tus Rizos Rebotando Al Compás De Tu Risa.
La sonrisa en su rostro tiene un motivo con nombre y apellido:
Emilio Marcos.
Oh, su corazón, al igual que el de Selena, hace Bidi Bidi Bom Bom.
Los días pasaron, entre letras y explicaciones sobre los movimientos literarios que decidió probar en el semestre, para la sorpresa de Michaels el alumnado no tuvo problema con los libros y autores, mostraron mucho interés y siempre escuchaban con atención las explicaciones que Joaquín daba.
Para Emilio, más allá de tener un capuccino de vainilla encima, las clases eran fáciles de dar, muchas y muchos estudiantes se sorprendían por su intelecto, la facilidad de manipular fórmulas y elementos químicos.
Emilio llegaba todas las mañanas en su Volkswagen color negro, esperaba cerca de 5 minutos y le veía, llegando con tranquilidad en su bicicleta color púrpura, le encantaba ver su rostro pacífico, con una sonrisa amable, saludando a colegas y teniendo pequeñas charlas, entonces bajaba de su auto y se acercaba, siempre dándole un beso en la mejilla y disfrutando del color carmesí en ellas.
Se estaba enamorando, de eso no cabía duda, de la mirada dulce, la sonrisa infantil, el sonrojo cuando le da un halago, la timidez al hablarle y sobretodo, su sabiduría, la pasión que llega a Joaquín cuando habla de sus novelas preferidas, las críticas a diversos autores, cómo la sociedad se relaciona con los escenarios descritos por George Orwell o Aldous Huxley.
Por otro lado Joaquín se sentía extraño, en sus 24 años nunca había experimentado algo igual, siempre se preguntaba que era eso de las mariposas en el estómago, el nerviosismo cuándo la persona que te gusta está cerca de ti, los escenarios que crea tu cabeza, ensoñaciones románticas que solo leía en los cuentos de hadas u obras de Shakespeare.
Su mente le da tantas vueltas a todo con respecto a Emilio, a su encanto al momento de acercarse, de sentarse a su lado al momento del almuerzo, el ofrecimiento al llevarle a casa, los motes que solía utilizar cómo: Bonito, chiquito, Joa.
Pero su mente no solo se enfoca en eso, hay algo que ocupa la mayoría de sus pensamientos, el cáncer terminal de su padre. La única familia que le queda, su motivo a seguir en pie, la persona que le inculcó el valor de la lectura y escritura.
Se encontraba tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Emilio tomó asiento a su lado, estaba haciendo cálculos sobre todo lo que debía pagar ese mes, facturas de hospital, medicamentos, los servicios del departamento.
Soltó un suspiro cansado, le faltaba mucho dinero para cubrir todas las cuentas, fue cuando sintió la mano de Emilio sobre la suya que no estaba solo, se sobresaltó y casi cae de la silla de no ser porque fue sostenido por los brazos del rizado, la cercanía de sus rostros era abrumadora, sus ojos renuentes a dejar de ver el chocolate en la mirada de Emilio.
Escucharon un carraspeo y se separaron, el rostro de Joaquín parecía explotar, todo el sonrojo cubriendo desde el nacimiento del cabello hasta el cuello, ambos miraron hacia enfrente, donde Tania les miraba divertida, su risa pronto se hizo escuchar y fue tan contagiosa que los tres reían a carcajadas.
- Deben tener cuidado, no quieres llenarte de más odio, Joaquín. Esa mujer es capaz de despedirte por depravación - Dijo con un poco de seriedad, tomando asiento y paseando su mirada entre los dos.
- Lo siento, no quería asustarte, fue mi culpa - Emilio habló con pena, sonriendo ladino para tranquilizar a Joaquín - Me acerqué y no me prestabas atención, decidí esperar y pensé que ya habías terminado cuando suspiraste y cerraste tu libreta.
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Devórame | Emiliaco
Fanfic- Hasta en sueños he creído tenerte devorándome y he mojado mis sábanas blancas recordándote. La química y la literatura jamás fueron tan interesantes. - Quiero escribir mi pasión por ti. - Tú y yo tenemos la mejor reacción química. • Smut explicito...