El Legendario Samurai de las Sombras

6- Soberano de las Sombras

Lo que se encontraba frente a él no era fácil de describir. Mejor dicho, no tenía palabras para hacerlo.

Ese monstruo, o lo que sea que fuera esa cosa tenía unos tres metros de altura. Usaba una capa negra que iba desde su hombro hasta la parte más baja de sus pies y usaba una capucha del mismo color que su capa y toda su ropa que cubría su cabeza y no permitía ver su rostro. En su mano, la cual no se podía ver ya que usaba un guante negro también, empuñaba una guadaña de color negro y varios adornos violetas oscuros.

Emanaba un aura oscura, una intensión de muerte muy fuerte, tanto que Kei quería salir corriendo pero su cuerpo no le respondía. Solo pudo quedarse temblando en el mismo lugar sin moverse, quisás si fuera más fuerte podría no haber quedado en ese estado pero actualmente solo era una persona que recién comenzó a subir niveles y aumentar sus estadísticas.

CLANCK

Se escuchó como se cerraron las dos grandes puertas de hierro tras de Kei. Aunque las escuchó no se atrevió a mirar hacia ellas ya que sentía que si dejaba de mirar solo por una milésima de segundo lo que estaba frente a él, moriría.

Pero ¿Se quedaría el allí frente a aquella cosa temblando hasta que decidiera matarlo o muriera de hambre, sed o algún paro nervioso o cardiaco? No, justo cuando pensaba en eso algo le sacó de sus pensamientos. Él nunca esperó eso, fue una alarma del sistema.

[ El llegar hasta aquí significa que no tienes elemento por lo que eres apto para ser el heredero del dios de la muerte ]

Una rara notificación que alertó al chico. No sabía porque se había activado la notificación. Usualmente se activa cuando sube de nivel o aprende o mejora alguna habilidad. Ciertamente el no tenía elemento, pero nunca esperó que encontró este lugar por esa cuestión. Tal vez este lugar y encontrarse con esa cosa no eran tan malos como parecían.

[ Aceptas la herencia del dios de la muerte ]
[ Sí ]          [ No ]

Justo como pensaba, tal vez no iba a morir allí y solo recibiría la herencia de el dios de la muerte. Pero solo había un problema, la herencia que recibiría no era de cualquier dios, sino el dios de la muerte. ¿Que le ocurriría después de aceptar? ¿Se volvería con una ropa oscura y portaría una guadaña? o ¿Iría junto a la muerte llevándose a las personas que están a punto de morir? ¿O iría asesinando personas como dios de la muerte? Pero antes que todas esas preguntas, la que hizo fue esta.

- ¿Qué pasaría si me niego a aceptar la herencia?

¿¡Por qué rayos dije eso!?

Esa fue una pregunta estúpida, bueno, para no ser tan rudos la llamaremos pregunta que no debía decir. Con tantas cosas para decir o preguntar y él, diciendo que le pasaría si dijera que no. Cualquier persona sabría lo que pasaría, incluso el más tonto e inútil predeciría su destino si eligiese ese camino. Su unico e inminente destino sería LA MUERTE.

Y como para confirmar esto, el dios de la muerte no habló, sino que elevó levemente su guadaña del hombro y la dejó caer sobre este un par de veces mientras emanó aún más aura de muerte. Con ese movimiento, no, con ese gesto y su aura emanada transmitió perfectamente la idea que quería transmitir. Eso significaba que si se negaba usaría su arma para segar su cabeza o su cuerpo por la mitad

Ese gesto del dios de la muerte le hizo erizarse y tragar un grueso buche de saliva. Tras eso como para enmendar su anterior pregunta hizo otra.

- ¿Q qué pasará si acepto?

Su nerviosismos y temor le hicieron fallar al hablar.

El dios de la muerte no respondió o hizo algún gesto, dando a entender que no diría nada más, por lo que tenía que elegir de entre las dos opciones. Una era aceptar la herencia sin saber que le pasaría y la otra era negarla y esperar su muerte.