6.

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Pedido de ✨ samsimpdelightyagami

Advertencia: Se mencionan temas delicados, intento de abuso hacia un menor.

“Azul era mí alma
y tu la llenaste de colores”.

Su madre se le quedó mirando durante varios minutos la primera vez, Johnny no dijo nada. Porque se suponía que nada había que decir, porque estaba en una clase de karate y el sensei solo quería ayudarle a hacer mejor su estiramiento, sin embargo, sintió náuseas, porque no estuvo cómodo en ese momento. Después de eso, las cosas siguieron su curso, luego olvidó el cumpleaños de Ali y Daniel LaRusso llegó a su vida.

Podía con eso. Cobra Kai lo había hecho un luchador, se suponia que Kreese los había hecho un luchador, se suponía que ese hombre era su ejemplo a seguir. En casa no había mucho que admirar de Sid y este hombre le dio un lugar al que pertenecer. Si tienes un lugar al que pertenecer, significa que hay un hogar, un cariño importante. Pero ya no lo sentía así, la bilis seguía subiendo por su garganta aquella tarde. El anciano que los había golpeado había llegado al dojo, y había traído con él a esa garrapata de LaRusso, pero Johnny no sintió lo que sintió la primera vez. No sintió grandeza por verlo ahí pequeño, sintió pánico cuando el sensei detuvo la clase porque él habló, sintió que no debió haber hablado. Porque la mirada de su sensei se posó en Daniel mirándolo como si fuera un ciervo a punto de ser cazado, la misma mirada que lo había estado persiguiendo últimamente.

Esa mirada que tenía un depredador. Tragó saliva, cuando ambos salieron del dojo. Kreese suspiró molesto, les había hecho prometer no atacar a LaRusso. Bien por el pequeño enano, Johnny había dejado de pensar en las consecuencias de sus actos la noche anterior.

—Señor Lawrence, necesito hablar con usted después de la clase. ¡¿A entendido?!

—¡Sí, sensei! —gritó, mirando hacia el frente, ignorando la mirada.

Le costó tragar saliva. Cuando los estudiantes se marcharon, nadie dijo nada, se trataba del mejor de la clase, se suponía que tendría que ver con algo genial. Alguna técnica, quién sabe, después de todo era como el hijo del sensei. Hubiese preferido hacer alguna cosa como entrenamiento. Lo que sabe es que su mente se desconectó por un segundo, se quedó en blanco y el revuelto de emociones de hacia unos meses volvieron, la traición, el desespero, el miedo y el asco se mezclaron. Cuando Johnny reaccionó, golpeó con fuerza y rabia al hombre frente a él, su nudillos parecieron tronar cuando impacto la nariz.

Johnny no le dijo nada a su madre tampoco aquel día. Se quedó encerrado en su habitación durante tres días, mirando ninguna parte. Había olvidado lo que se suponía comer y sentía que le dolía la cabeza. El torneo se podía ir a la mierda, Daniel podía irse a la mierda y...Mierda, ahora el idiota ese estaba atrapado en un reto que ni siquiera debía existir.

Fue una mañana cualquiera, porque los días solían ser tan banales como siempre, en que Johnny decidió salir de su encierro e ignorar las palabras de su padrastro o las preguntas de su madre. Estaba sentado de frente a la arena, usando una camiseta azul que solo había usado el primer día de clases, sin importarle la arena abriéndose paso en sus zapatillas. El amanecer causaba una sensación de pena en su interior, en realidad así era como se sentía, quizás toda su vida. Con pena, incomprendido y utilizado por todos a su alrededor. Al final todo lo que dio, no fue ni la mitad de las cosas que el mundo merecía que diera.

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