8.

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Pedido por LiamWoodsM

“¡Vamos Daniel,
fue solo un comentario!”

Johnny pensó que las cosas serían más fáciles luego de pasar los cinco años y sobre todo luego de los diez. Habían llegado  a un punto en el que tanto él como Daniel se entendían. Se había equivocado, Daniel seguía siendo impredecible y él seguía teniendo mañas del adolescente que fue alguna vez.  Estaba acostado en la sala de estar, en el sofá de allí, al menos habían elegido bien los muebles, porque si no, su espalda tendría grandes dolores. Pero seguía ahí, mirando el techo cuando podría estar en su cama acaparando el espacio personal de Daniel.

Y todo porque no pudo si no evitar soltar un comentario, lo gracioso de todo, es que no había sido su intención, en absoluto, ni siquiera estaba borracho para culpar el alcohol. Suspiró frustrado, podría soportar una noche durmiendo allí, pero tendría que arreglar las cosas mañana.

Solo, que realmente las cosas en la vida de Johnny Lawrence no pueden funcionar como él quiere que funcionen. A la mañana siguiente, se sienta de golpe en el sofá con un rastro de saliva en su mejilla, mira en todas las direcciones de las puertas, no hay música de fondo y es un sábado por la mañana. Comunmente esos días son libres en la agenda de Daniel, quien se hace cargo del negocio es Amanda, su socia comercial.
Johnny suelta un jadeó de frustración, claro que este día no podía ser como los otros. De camino a la cocina extraña el desayuno que prepara Daniel mientras tararea alguna canción, ahora no hay nada de eso y ni siquiera una nota por alguna parte.

Pero Johnny sigue pensando en solucionar las cosas. Solo que hay un problema, Daniel siempre fue difícil en todo. Está no era la excepción.

No lo piensa mucho, así que va a ese restaurante favorito de comida japonesa o lo qué sea, porque sí, aún con los años, Johnny sigue confundido con todo ese tema. Y trata de pedir todos aquellos platillos favoritos de Daniel, pensando mentalmente que este día podría darle una tercera oportunidad a este tipo de comida, porque años atrás tratando de impresionar a LaRusso en una cita, casi termina escupiendo sobre su cada. En fin.
Hizo un absurdo recorrido por las tiendas, pensando vagamente si podía comprar el perdón de Daniel o no, la cuestión es que aquella idea quedó descartada porque al hombre no le gustaba recibir regalos, y tampoco tenía tiempo para viajar a Okinawa y traer algo sentimental de aquel lugar.

Al llegar a casa, le sorprendió encontrar luces encendidas, porque al parecer Johnny había ocupado todo un día en buscar una forma material de remediar su comentario.
Daniel estaba de espaldas, preparándose un café, ya se había dado una ducha y estaba envuelto en su ropa del hogar, entre suéter holgado y pantalones de algodón.
Johnny tosió falsamente, Daniel volteó con su taza en mano, ignorando de forma gigantesca al rubio, quien le estaba sonriendo de lado, sosteniendo las bolsas de aquella comida oriental.

—Oh vamos, ¿De verdad vas a seguir ignorandome? —preguntó el rubio, siguiendo a Daniel, quien estaba sentado en el sofá mirando alguna película de la televisión.

—Sabes lo que hiciste, John. —respondió, dándole un sorbo a su café.

—¡Crucé la ciudad por tu comida! —suelta, levantando las bolsas, haciendo énfasis en ello.

El hombre moreno sigue mirando la televisión, pero en realidad odia aquella película, lo cual significa que de verdad está molesto.

—Pues, así ya tienes comprada tu cena. —comenta. — Porque yo no quiero.

Johnny pone en blanco los ojos, deja las bolsas en una pequeña mesa que sostiene un florero. Rodea el sofá y mira de frente a Daniel, obstruyendo su visión. El hombre moreno, no tiene la intención de decir nada más, hace una mueca extraña con la boca, aquella que hace cada vez que se enoja o molesta —a Johnny le gusta pero no es momento para eso—.

—Lamento haber dicho que el té de sabor vainilla era un total basura. —dijo por fin, mirando hacia arriba un momento, cuando ojos bajaron Daniel cambio un poco la expresión de su rostro.


—Sí, bueno. Pero no es suficiente, ahora siéntate aquí y veamos algo realmente bueno.

—Espera, ¿Cómo qué no es suficiente? Hombre, no me hagas esto.

—Tienes que reparar el baño del primer piso, Johnny. El perdón cuesta. —agregó, mirando a Johnny a los ojos.

Luego de aquella tarde, Johnny podría dormir otra noche  feliz está vez, en el sofá, si a la mañana siguiente se despertaba con Daniel entre sus brazos.

N/A: Holi, puede que haya quedado muy flojo pero necesitaba escribir algo para poder relajarme

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N/A: Holi, puede que haya quedado muy flojo pero necesitaba escribir algo para poder relajarme. Espero que te gustará Liam 👀 gracias por leer✨

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