Capitulo 6# Quien es el Lobo? y Quién es el Conejo?

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No recordaba como había llegado a esa parte del bosque, estaba a las afueras caminando de regreso a la academia, lo último que recordaba era haber salido de su habitación luego de haber dejado todo ordenado, esa mañana Lilith le había informado que su compañera llegaría ese mismo día, por lo que había decidido faltar a las clases para ordenar sus cosas, luego salió ya que no quería encontrarse con ella aún, el resto era una mancha borrosa hasta que se vio caminando por el bosque de regreso.
Sentía las extremidades entumecidas y un punzante dolor de cabeza, aquella mañana había despertado sintiéndose diferente, los oidos le sumbavan, como si pudiera escuchar todo más amplificado, había sido por un momento y luego se detuvo, también tenía hambre, mucha hambre, había desayunado antes de salir, pero ahora mientras caminaba su cuerpo le reclamaba comida. También sentía que tenía más fuerza, una energía crepitaba debajo de su piel pidiéndole para salir, sentía que podía correr más rápido, sin darse cuenta comenzó a caminar más deprisa, sus piernas trotaban, y luego comenzó a correr, sus piernas la impulsaban hacia adelante con gran fuerza. Podía sentir todo a su alrededor mientras avanzaba, el olor de los árboles, de la tierra, algunos animales, hasta que un aroma en particular la hizo parar en seco, era un olor que le resultaba familiar, como si siempre hubiera estado hay pero nunca lo habia podido ser capaz de sentirlo como ahora, un aroma a chocolate dulce. Sus piernas comenzaron a avanzar, está vez con más sigilo siguiendo aquel aroma que le resultava embriagante, atravesando una hilera de árboles que se ubicaban bordeando el patio trasero de la academia, se detuvo en cuanto la vi, caminando de manera distraída, con las manos en los bolsillos de su jeans oscuros, llevaba un suéter con rayas moradas, y un gorro rojo, y su tonta sonrisa adornado su rostro, que por alguna razón, le atraia tanto, estaba Luz.

Luz


Había salido del cuarto luego de tomar una ducha que me ayudó a relajarme de todo lo acontecido en la mañana. Casi no había nadie, no me sorprendió ya que estábamos en horario de clases, estaba bajando a los pisos inferiores sin dirijirme a ningún lugar en particular, solo deje que mis piernas se movieran, estaba en la planta baja caminando sin rumbo, déjandome arrastrar por mi instinto termine en el patio trasero. Estaba caminando por las primeras filas de árboles que bordeaban el lugar, sentía los olores que me rodeaba, ya me había acostumbrado a usar mis nuevos sentidos, los sonidos que brotaban de los rincones ya no eran una molestia. Sentía el aire cálido y fresco en ocasiones chocar contra mi rostro, cuando un aroma que conocía muy bien me llegó inundando cada rincón de mi interior. Mis oídos se movieron al captar el sonido de pasos pisando la suave superficie del bosque, conocía esos pasos, con los días había aprendido a identificar los pasos, y esos eran inconfundibles, el aroma a menta y esos pasos me hicieron sentir la presencia de Amity acercarce, levanté la vista ajustando mi visión, y la vi a unos metros de distancia, parecía que me había visto y pretendía esconderse entre los árboles, decidí fingir que no la había visto y seguí caminando pretendiendo una actitud distraída, con las manos en los bolsillos mientras pateaba una pequeña piedra que rodo hasta desaparecer entre la espesura. Sentía mi piel erizarce, con cada paso que daba sentía el aroma más fuerte, era embriagante, me resultaba muy seductor e irresistible, mis pies se movian pisando las hojas y partiendo las ramas del suelo, pose mi mano en la corteza de un árbol cubierto de un musgo naranja que se sentía húmedo al tacto, respire profundo inundandome de su aroma que me encantaba, y me dejé caer en una roca para descansar. Pude escucharla moverse lento en mi dirección, no podía evitar sentirme como un conejo que era acechado por un lobo, pero esta apariencia de conejo era solo un disfraz, y en cuanto estuviera lo suficientemente cerca, veríamos quiero era el lobo y quién era el conejo.


Amity


La veía de espalda sentada sobre una roca a unos pasos de dónde estaba, sentía que era la presa perfecta, mis pies se hundian en el suave suelo cubierto de musgo, mis ojos estaban clavados en ella, y mis sentidos estaban en alerta, me sentía como un cazador asechando a su presa, como un lobo arrinconando a un conejo.
Pase mi lengua por mis labios, podía saborear su aroma en el aire, seguí acercándome, podía escuchar su respiración lenta y continúa retumbando en mis oídos, el palpitar de su corazón rápido, pero no acelerado, podía sentir como mi piel se erizaba con cada paso que daba acercándome a ella, me prepare para atacar, mis piernas se movieron rápidas, más rápidas que de costumbre, pero aún así veía todo pasar en cámara lenta, mis brazos sintieron el calor que desprendía su piel mientras se posicionaban para rodear su cuello y derribarla, estaba hay, ya era mía, y entonces...

Hexide Academia de AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora