Capítulo 13 Parte 1: Resentimientos

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" Buenos días mi amor, anoche la pasamos muy bien juntos, no veo la hora de verte de nuevo. Te envío éstas rosas, aunque no llegan ni a los talones de tu belleza.
Tuyo: Edu "
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Alejandro sentía que iba a estallar de la rabia. Aquel mensaje lo había puesto furioso, tanto que no pudo contenerse y en un gesto ágil tiró las flores al suelo con tanta fuerza que gran parte de ella se desintegraron en el acto. Lo próximo que quiso destruir era esa tarjeta que sólo con mirarla lo ponía más furioso. En un acto de cordura la guardó en su saco y salió del salón como alma que lleva el diablo. Laura, la amiga de Elena e Isabella lo vio y le resultó bastante extraño.
Ofuscado entró en su laboratorio, sentía que le faltaba el aire. Los celos habían hecho entrada en su vida y era algo más que desagradable y desgastante. Sabía que no iba a poder trabajar en ese estado. Buscó en su maletín de trabajo un tranquilizante y lo tragó en seco. Necesitaba calmarse y más aún si cuando volviera a ese maldito salón ella estaría allí. Pero no fue así. Cuando entró como siempre todos los estudiantes ya estaban esperando pero el puesto de Elena estaba vacío. Todavía el ramo de flores estaba tirado desecho en el suelo. Nadie sabía por qué estaba allí ni quien lo había dejado. Alejandro hizo que levantaran aquello de allí y esperó unos minutos a ver si Elena llegaba pero fue en vano. Salió a flote el tirano que había en él durante toda la clase. Fue autoritario y grosero ante malas respuestas y quejas de la materia. Nadie lo aguantaba pero ninguno dijo nada. Cuando terminó y salió con un humor de perros y cuando su hermano llegó a verlo, Alejandro lo dejó hablando sólo y Alberto sabía que algo no estaba bien con su hermano.

Cerca de las 11:30 de la mañana Elena por fin despertó. Isabella aún dormía y la llamó.
- Isa, Isa, despierta, vamos perezosa, que ya casi es mediodía...
- Mmm, hace tanto que no dormía asiii...- dijo Isabella estirándose entre las sábanas.
Elena sonrió y se levantó.
- ¿A dónde vas?- dijo Isabella
- Si, ya se pero primero quiero comer algo o acaso crees que no tengo hambre.
- Ay si, yo también tengo hambre.- dijo Isabella y se levantó. Juntas fueron a la cocina pero Elena recordó que tenía el refri vacío.
- Isa, acabo de recordar que ayer terminé todas mis provisiones. Tendremos que ir de compras.
- En serio Ele, ufffff a mi no me agrada ir al mercado, no que horror. - dijo Isabela angustiada por tener que salir. - Además míranos, estamos en pijamas.
- Eso no importa, nos duchamos y nos vamos de compras, siiii!!!! - dijo Elena fastidiando aún más a su prima.
Ya en uno de los mercados más surtidos las primas se aventuraron y compraron de todo; compraron todo tipo de verduras, carnes, y muchas frutas. Pasaron por una tienda de mariscos y adquirieron camarones, langostas y finalmente fueron a un centro comercial por jugos naturales, lácteos, cereales y especias y condimentos de cocina. Como era un día laboral no había muchas personas para comprar y todo fue tan rápido que en casi media hora ya estaban de regreso al depa. Elena se relajó tanto que por un momento se olvidó de todo lo que estaba pasando y disfrutó mucho las compras.
- Elena, te excediste ¡Por Dios si está llena la cajuela del auto!
- Te sorprenderá lo que puedo hacer en casa con todo eso que hay allá atrás, prima. - dijo Elena con voz misteriosa.
- Si claro, echarlo a la basura el fin de semana. Si parece que vas a cocinar para trescientas personas, a menos que... ¿Sabes cocinar?- dijo Isabella intrigada.
- Sii se cocinar, desde hace mucho, mi madre en casa me enseñó lo básico, ya sabes, lo suficiente para sobrevivir. Entonces un día llegó tía a casa y nos vio tratando de hacer un pastel y ni te imaginas, la cocina era un desastre, yo estaba llena de harina y mi madre perdió la medida de los huevos y la crema batida, todo un lío y mi tía, auque tuvo una mirada algo rara al principio con mi madre al verme toda así como estaba estalló en risas, luego me tuvo que ayudar a bañarme y repasamos la receta y días después me llevó a tu casa y ahí aprendí a hacer mi primer pastel. Y también ella me...
Elena hablaba sin parar pero Isa estaba encojida mirando hacia el frente con la vista perdida. Elena se dio cuenta de que Isabella no respondía a lo que le estaba diciendo y tuvo que tocarla para traerla de regreso de sus pensamientos.
- Isabella, ¿qué te sucede? Yo aquí hablando como papagayo y tú en las nubes.
- Perdón, es que me sorprende saber que justo mi madre te haya enseñado a cocinar. A mí jamás me ha enseñado nada- dijo con un deje de tristeza notable. Ella nunca comprendía por qué su madre era extraña con ella. Desde pequeña siempre fue así, fría y distante con ella, sólo tenía muestras de cariño cuando estaba con visitas en casa o con la presencia de su padre.
Isabella suspiró audiblemente y le quitó importancia enseguida. - Bueno pero no cambiemos de tema, quiero ver si de verdad mi madre es buena maestra de cocina. Ya estamos llegando.
-Ya verás lo que puedo hacer, ¿qué se te antoja?
- Mmm, no se, que tal un espaqueti al chipotle para agregarle un poco de queso para nachos y un licuado de mango, es mucho pedir?
- Para nada Isa, es algo bien fácil y rápido de hacer. Pero antes recuerda que olvidamos comprar algo para beber. Se me antoja tequila, en casa ya no tengo y tenemos limones.
- Ay si, pero sin abusar eh? Recuerda que te pones bien lanzada cuando bebes.
- No te preocupes. En casa no puedo hacerlo pero aquí en mi depa si. Vamos que ya llegamos.
Elena estacionó su BMW X 3 negro y junto a su prima entraron en el elegante edificio donde vivía y con la ayuda del conserje le hicieron llegar todas sus compras hasta la isla de la cocina de su depa. Eran muy eficientes. Ella se puso manos a la obra. Hizo los espaguetis y luego la sala con una destreza que dejó a Isabella pasmada. Verla echar en el sartén aquella cantidad de condimentos y verduras hizo que el hambre que ambas tenían arreciara. Una vez listos, Elena preparó el licuado de mango y lo puso a enfriar. Isabella preparó la mesa y media hora después ya estaban degustando el plato preparado con un vino blanco.
- Elena, debo reconocer que estos espaguetis te han quedado de muerte, están divinos.- dijo Isabella entre bocado y bocado.
-Te lo dije prima- dijo Elena orgullosa-te sorprendí verdad?-
- Pues si, hace tiempo que quería comerlos, ahora cada vez que quiera tendrás que hacermelos. Es que me encantan.
- Ja, ni se te ocurra, tampoco soy una chef, pero si quieres te puedo enseñar cuando gustes.
- ¿Enseñar? No, creo que yo sólo sería un desastre.
Ambas rieron. Una vez que terminaron, Isabella lavó la losa mientras Elena ordenaba las compras en el refri y los cajones de la cocina.
- Que no se te olvide que tengo que ir a por el tequila más tarde Isa.
- Si prima. ¿Ya terminaste?
- Si, ya.
- On- Isabella secó sus manos y tomó a Elena de las suyas y fueron al sofá de la sala de estar y se sentaron.
- Ahora si me vas a contar- dijo Isabella. Sabía que en algún momento tendría que hacerlo.
Elena suspiró y le contó todo con pelos y señales. Le relató cada momento, todo desde el momento en que lo conoció y como el destino se empeñaba en ponerlo en su camino. La cara de Isabella era un poema. Estaba pasmada. Supo de cuando estuvo enferma y Alejandro la había ayudado, de sus besos a escondidas, todo, hasta la escena desagradable del restaurante.
- Y como ves, es un maldito ladino que sólo quería meterse entre mis piernas. Un raboverde que... - Perdón prima, será un maldito pero raboverde no es- dijo Isabella pícara reconociendo que el muy caradura estaba más bueno que el pan.
- Si, está divino, pero...
- Es un patán, y de los peores eh?
No puedo creerlo.
- Por eso entiendes el por qué de mi sufrimiento, verdad?
- Si, lo entiendo y no quiero ni una lágrima más. Mejor vamos a checar nuestros móviles y ver si nuestras amigas nos cuentan que tal la uni hoy, sí? Y de paso llamamos al doctor Osvaldo para que nos justifiquen nuestra falta. Anda vamos.
- Si pero recuerda que hoy quiero mi tequila, lo necesito. No vayas a pensar de que me voy a emborrachar, pero me encanta y me ayudar a relajarme.
- Ok Ele pero ven ya. Busca tu móvil anda.
Mientras Isabella revivía su móvil, Elena al encender el suyo no dejaba de sonar. Había cientos de llamadas de Eduardo con otros cientos de mensajes en el buzón. Lo que más le resultó extraño era que habían más de veinte llamadas perdidas de Alejandro de la noche anterior, e incluso tenía unas cuantas de hoy y parece que justo a la hora de almuerzo se había desesperado pues la secuencia de llamadas en sólo un minuto era de alguien realmente desesperado por hablar. ¿ Cómo podía ser tan cínico y llamar descaradamente? Elena pensó que lo mejor era no decirle nada a su prima pues bastante apenada se sentía ya con haber contado todo y era mejor así porque su prima era capaz de tomar cartas en el asunto y ella no quería escándalos. Borró todo de inmediato, ni siquiera escuchó todos los mensajes de Eduardo, sólo el último y no decía nada revelador.
- Ele, voy a tener que irme ahora, tengo que preparar un ensayo para entregar el viernes y no he hecho nada, voy a aprovechar esta pausa y ponerme al día, no quiero reprobar.
- En serio? No has hecho tu trabajo? Si tú siempre has sido puntual para todo- dijo Elena asombrada.
- Si pero... he tenido compromisos que no pude cancelar. Si quieres más tarde nos vemos. Aprovecha y llama a mis tíos y los saludas de mi parte así te relajas.
- Si no te preocupes, yo se los doy.
Las chicas se despidieron y luego de que Isabella se fuera, Elena viendo la hora de su móvil aprovechó para estudiar un poco. Su madre sabía que estaba de visita con su padre en la Fundación creada por ellos hace algunos años ya para ayudar a personas con pocos recursos y a jóvenes con talento y que por carencias no podían estudiar a otorgarles becas y que pudieran prosperar y no caer en malas tentaciones como el vandalismo y la violencia. Elena estaba orgullosa de sus papás. Ellos han sido un ejemplo de solidaridad y generosidad. Prueba de ello lo era Paula, la compañera de estudios de Elena pues era una chica huérfana desde los 11 años. Sus padres eran personas de clase alta y se suicidaron después de haber perdido todo y declararse en quiebra. Era algo cruel dejar a su hija desprotegida y sola en el mundo en un acto de cobardía y temor al que dirían. Los padres de Elena se enteraron de todo y antes de que se llevaran a Paula a un orfanato fueron a las autoridades después de que los abogados de la familia redactaran un documento que los hacia a ellos tutores de Paula. La ayudaron. Pagaron hipotecas vencidas y le aseguraron un techo y las comodidades a las que ella ya estaba acostumbrada. Era una niña era muy duro que de la noche a la mañana perdiera a sus padres y por si fuera poco la vida que llevaba. Desde ese entonces Silvia y Héctor fundaron lo que hoy se llama Somos Futuro. Hoy, Paula sabe todo lo que ocurrió, es una chica sencilla y llena de propósitos y además adora a sus padrinos ya que estuvieron con ella en todo momento.
Ya daban cerca de las 3:45 de la tarde. Corrió todas las cortinas de su depa, abrió las puertas corredizas para que entrara brisa natural. Hacia una tarde hermosa, sólo se veía a lo lejos algún que otro nubarrón oscuro. Respiró profundo y luego tomó su laptop y se sentó a estudiar y repasar sus materias. Al rato llegó una notificación de whatsapp de Isabella que decía que tenían la ausencia justificada a clases.

Aquí está la primera parte del capítulo trece. Se me fue la musa y la app no me deja publicarlo completo. Espero les guste. Leo sus comentarios. Gracias por leer...

"Entre Dos Amores"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora