Capítulo 3: pásame el cuchillo.

1K 49 7
                                    


Todo había sido idea de Lisa. Nos encontrábamos en nuestra reunión semanal bebiendo café en la panadería frente al hospital. Por más que quisiera estar alejada, algunas veces no podía negar que sus panecillos de mora eran de otra dimensión.

- A ver Gina, ¿qué planeas hacer para tu cumpleaños?- soltó una risita traviesa y miró a Hanna que estaba de la misma forma. Esto no podría ser bueno.

- Pues pensaba salir con ustedes a cenar, pero si no pueden no tengo ningún problema.- dije mientras le daba un sorbo a mi té. No pude evitar sonreír al sentir el sabor a menta desplazándose por mis papilas gustativas.

Y era la verdad, los cumpleaños no me emocionaban mucho que digamos. No solía tener grandes celebraciones y aunque me gustaba bailar... salir sola a hacerlo no me llamaba la atención. Pienso que sería mucho más triste estar sola fuera de casa que dentro. Al menos en casa podía relajarme un poco con Harry en mi regazo mientras disfrutamos de una maratón de Shrek.

Levanté la vista y seguían con esa sonrisa nerviosa. - Se que están planeando algo, mejor dilo de una vez.- ella casi se atora con su bebida mientras reía aún más culpable- eres pésima ocultando cosas Lisa.

- Es cierto- apoyo Hanna.- verás si tenemos algo pensado pero es algo diferente.

- ¿Diferente cómo?- ahora sí se estaba poniendo raro esto. Saltar en paracaídas quizás. Un tanto arriesgado pero sería una experiencia rejuvenecedora... ¿irnos de mochileras? Definitivamente no. Un fin de semana no sería suficiente y mi pasaporte está expirado.

- No hay forma de pintarlo bonito así que termina de tragar y pásame el cuchillo que tienes al lado. - Bien pensado Hanna, bien pensando. Baje la tasa de té, y con cuidado deslice el cuchillo lentamente hacia su lado de la mesa. Ella terminó de arrebatármelo y lo puso lo más alejado posible, técnicamente se sentó sobre él.

No la culpo, no es que sea agresiva... pero soy capaz en alguno de mis arrebatos. La miro, levanto mis cejas para que continúe y la miro tragar fuerte.

-Pues... ¿recuerdas a mi prima Susanna? - dice sonriendo- la que conociste en la fiesta de Gary. -Oh si, Susanna. La que disfruta contar de todas sus aventuras amorosas que evidentemente nadie le solicitó. Al ver mi rostro dedujo que si me acordaba- bueno al parecer tiene contactos con cierta agencia privada que se encarga de brindar servicios profesionales a mujeres.

-Qué clase de servicios?- Pues saltar de en paracaídas me parecía una excelente idea, ya me veía con mi traje aerodinámico estrellando mi cabeza contra el suelo, despertando a los 3 días como Jesucristo en nuestro hospital y riéndome como toda una loca viendo el video. Quizá son hombres que van a tu casa, limpian la caja de tu iguana, lavan tu ropa y quizás te hacen la cena.... Suena lindo.

Gina no puedes ser tan inocente... son prostitutos. En mi mente repetía "por favor que no sea prostitución, que no sea prostitución"

-Son acompañantes- susurró Hanna que se mantenía callada hasta el momento.- acompañantes guapísimos, gigolós si prefieres el término.

-prostitutos- dije más como una confirmación cruzando mis brazos- y que tiene que ver Susana y sus prostitutos conmigo?

-¡Gina! - dijo Lisa. Parecía ¿ofendida?- sabes que, ya te diré de una vez. Te anotamos para el sábado, ya es tiempo que la pierdas y que empieces a vivir de una buena vez Gina. No sé para quien te estas guardando. Debes disfrutar del sexo amiga. Una buena revolcada no te hará mal.

Estaba estupefacta. Mi mirada pasaba de la una a la otra y deseaba tener el cuchillo de mantequilla. "Es hora de que la pierdas" ¡¿Qué pierda qué?! ¿Tan necesitada me veía? Definitivamente no lo haría. Sexo no es sinónimo de vivir, tengo una buena vida.

- y antes de que digas algo piensa primero. - dijo levantando una mano- siempre te cierras a todo. Es una empresa legítima, discreta y te juro que pusimos todos los detalles... conocemos tus gustos.- ¿mis gustos?

- Pero no están comprándome un perro, están eligiendo a un hombre para que venga y me coja - estaba nublada, de verdad estaba nublada. No podía pensar ¿acaso ellas estaban pensando? ¿Qué clase de acto barbárico era este? ¿Qué diferencia había entre esto y un padre que lleva a su hijo inocente a un burdel apenas cumple la mayoría de edad? - déjame pensar y no digas más nada. Te juro que estoy tratando de no cerrarme pero lo que proponen es una locura.

-Se cómo eres, veo al mono dando vueltas en tu cabeza. - continuó Hanna- pero estamos en una época moderna Gina, piensa como alguien del siglo 21 no como una abuelita del siglo pasado. Es un hombre que va por su voluntad, así que te agradecería que alejaras tus teorías extremistas. Será un intercambio, ambos son dos personas adultas que tienen un acuerdo.

-¿Acaso creen que no soy lo suficientemente atractiva para conseguir un hombre por mí misma? - dije algo ofendida.

- ¿Alguna vez te hemos hecho sentir fea? – respondió Lisa- contesta rápido.

-No

- Eres capaz de conseguir al hombre que te dé la gana Gina, pero sé que no te das el chance, necesitas el empujón. – Y eso lastimosamente era algo que no podía negar por más que quisiera. Soy de las que corren.

Ambas se mantuvieron en silencio mientras iniciaba mi debate interno.

Tarde o temprano pasaría ¿no? Y qué mejor forma que alguien que tiene mucha experiencia. Jesús, claro que no. Mucha experiencia, muchas parejas sexuales, riesgos de contagio, infecciones de transmisión sexual. ¿Y si tiene mononucleosis? Debería hacer una lista de los pros y los contras. Aunque definitivamente los contras iban a la delantera en este instante.

Sería un extraño que no tendría que ver nunca en mi vida, no me molestarían más con el asunto y quien sabe si podría llegar a disfrutar algo de esto. Si es que dejo de pensar primero.

Involucraría que por primera vez en mi vida apagara todo el sistema de seguridad ante estupideces que había instalado a lo largo de los años dentro de mi cabeza para dejar entrar a un extraño a mi vida por unas horas... un pobre extraño que sean cual sean sus razones se brinda su "compañía" por dinero a mujeres desesperadas o en este caso, amigas de locas que no saben qué hacer con el dinero.

Levanto la vista una vez al sentir como la camarera nos pregunta si deseamos algo más y niego soltando una sonrisa forzosa. Sería un buen momento para ir al baño y correr.

¿Así sería yo toda mi vida? Me dedicaría a correr de toda experiencia nueva que ronda cerca de mí. Aunque siendo honesta esta no es cualquiera experiencia, una que pueda fácilmente olvidar. Requeriría unas cuantas sesiones de ayuda psicológica las cuales son costosas tanto monetaria como emocionalmente.

-Antes, tengo una lista de condiciones.- dije y solté un largo suspiro- Necesito pruebas recientes del sujeto, saber que está limpio.

-Por supuesto, es algo de rutina.- contestó Lisa sin ocultar su sonrisa.

-Solo vamos a hablar de esto una sola vez y luego nunca sucedió. ¿De acuerdo?- No podría vivir con ellas recordándome esto toda la vida. – y por último que sea en mi casa. No pretendo ir a ningún hotel con nadie.

-Que sean dos veces- trató de negociar Hanna quien escuchaba atentamente.

-Una sola detallada con vino.- Casi me dejan sorda. A mí y a media cafetería.- mucho vino.

¡Feliz Cumpleaños Gina!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora