Veinticinco: Guía de supervivencia contra amores imposibles

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N/A: Probablemente no todos conozcan al personaje con el que se desarrolla este shipp, pero con que googleen su nombre será más que suficiente para entender porque le gusta a Elisa.

Nuevamente, y como de costumbre por los últimos meses, ambas amigas se encontraban afuera del salón de física observando a través del diminuto vidrio de la puerta. Fercha estaba ahí porque Elisa la obligaba a espiar a la chica de intercambio que llegó a su escuela hace un par de semanas. Cada viernes repetían la rutina y eso estaba comenzando a frustrar a Fernanda, porque cada semana observaba a su amiga babear por la castaña, pero nunca tener el valor de entablar una conversación con ella.

Elisa no era la mejor relacionándose con nuevas personas y mucho menos con las chicas que le gustaban; de eso estaba segura Fercha, porque aún recordaba la primera vez que su amiga intentó acercársele a la chica de intercambio. Estaban en la cafetería y aquella chica parecía querer la misma bebida que Fernanda poseía, así que Elisa se encargó de tener una pelea por la soda con su amiga y terminó derramándola sobre ambas. Aquel incidente no fue el mejor para presentarse y hubiera sido aceptable estar manchadas de soda todo el día a cambio de que esa fuera la última vez que Elisa se puso en ridículo, pero claramente, no fue así. Otro día, durante su clase de actividades físicas, la chica de intercambio estaba sentada en una de las bancas del patio de entrenamiento. Elisa se animó a ir hasta donde se encontraba y hablarle, olvidando que estaban jugando un partido de futbol americano, por lo que Fercha terminó tacleándola cuando vio que huía con el balón.

Desde ese entonces, Elisa no volvió a intentar acercarse a la chica de intercambio, porque de alguna manera sabía que terminaría fracasando, así que todos sus intentos por hacerse notar se redujeron a solo admirarla desde el pasillo del salón de física. Su amiga estaba comenzando a frustrarse al respecto, porque prefería ir a comer o jugar videojuegos antes que sentarse en el corredor a esperar a que la maestra las ahuyentara del pasillo por crear interrupciones.

Ese día, después de la ya mencionada rutina, ambas amigas se fueron a la casa de Elisa como de costumbre. Solían reunirse ahí para hacer los deberes, o mejor dicho, para que Elisa hiciera la tarea mientras Fercha aprovechaba la consola de videojuegos de su amiga. Cuando llegaron a la habitación de la chica de ojos verdes, en vez de cumplir con sus responsabilidades, solo se recostó en su cama mientras se reprochaba las cosas. Su amiga observó la situación y le entristeció volver a verla fracasar en su intento de hablar con la chica de intercambio. Después de estar menos tiempo que el de costumbre en el cuarto, Fercha se retiró, prometiéndole a Elisa que la llamaría el fin de semana para hacer algo juntas.

El lunes llegó y Elisa no supo nada de su amiga durante los días anteriores, eso le pareció extraño ya que siempre terminaba sonsacándola para ir a algún restaurante o salir de compras. Cuando entró a su respectivo salón, vio a Fernanda anotando un par de cosas en su libreta. Al acercarse a ella para reclamarle su ausencia, notó como cubrió sus apuntes y eso aumentó la curiosidad en Elisa. Acordaron hablar al termino de la clase por la interrupción de la campana. Elisa moría de interés por saber lo que tramaría su amiga esa vez, y aunque no era la mejor haciendo planes, sabía que sin duda sería divertido escuchar lo que tenía que decir. Luego de sus continuas clases, se reunieron en su respectiva mesa de la cafetería y Fercha habló:

—Vas a amarme después de que te muestre en lo que estuve trabajando —comentó mientras sacaba algo de su mochila, para luego dárselo por encima de la mesa mientras cerraba los ojos con seguridad, esperando la reacción de su amiga.

—¿Por qué te amaría por darme un trozo de pizza a medio comer? —preguntó Elisa observando la comida que estaba aplastada adentro de una bolsa vieja.

—Oh, con que ahí estaba mi almuerzo de hace dos meses —examinó la bolsa y después la devolvió a su mochila—. Lo que de verdad quería mostrarte era esto —Le entregó una hoja de papel.

One-shots of Elisa GalinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora