𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟯

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En una habitación blanca aquella mujer descansaba después de una cirugía. Jungkook estaba sentado y desesperado moviendo su pierna, no había bebido o comido durante esos dos terribles días.

Una herida con un punzocortante de 20cm con una profundidad cerca del pulmón sobre el pecho lado izquierdo cerca del corazón. Demasiado peligroso para una mujer de tercera edad, Jimin estaba preocupado por su amigo que no se movía de las bancas del hospital y lo triste de este lugar es que podía olfatearse el aroma de la muerte e infecciones, sonaba irónico viniendo de Reino Unido pero en temporadas de guerras y desesperación los médicos y enfermeras más importantes eran llevadas a los campos de los soldados.

— Señor Jeon.

Jungkook alzó la mirada para ver aquel intento de médico, estaba demasiado molesto debido a la forma del trato a su madre pero incluso si lo ponía así, todos los pacientes pasaban por lo mismo, decidió calmarse antes de ponerse de pie.

— Soy yo ¿Puede decirme como va mi madre, doctor?

— Está intentando permanecer estable, si le soy sincero... Si no es hoy, puede ser dentro de cuatro días.

Jungkook tensó su mandíbula con enojo, sostuvo del uniforme del médico, pero permaneció quieto al notar la fuerza del azabache, no tenía nada de ella por el cansancio, al final soltó de inmediato de sus ropas al escuchar las maquinas llorar.

Su vista subió por encima del médico quien de prisa llamó por ayuda para atender la habitación de frente, su madre comenzaba a ahogarse con su propia sangre. No le importó lo más mínimo si lo detenían y entró a la sala con desespero, lograron hacer que ella se recuperara, pero su madre parecía asustada aun, tanto que tomó del brazo de Jungkook, quien asombrado le dio una mirada esperando una buena señal.

— Violín...

Habló ahogado la mujer antes de nuevamente recibir una punzada en su pecho donde abrirían la vieja sutura, ella ni siquiera se inmutó, Jungkook no veía la escena horrible de la mujer que siempre ha amado.

— Ese hombre lo tiene... Mío.

Su mano bajó soltando del brazo de su hijo, la máquina volvió a llorar en sonidos dando la noticia de su fallecimiento y el mal trabajo de quienes la intentaban recuperar. Jungkook terminó en llanto abrazando aquel cuerpo inerte, juntando el rostro con el de aquella mujer como era costumbre desde que era niño, él no veía el cuerpo como algo putrefacto, sólo la apreciaba en su mente siendo joven y mostrándole un piano frente a sus ojos.

Lamentablemente Jungkook tuvo que abandonar el hospital. Jimin se hizo a cargo de todos los papeles mientras Yoongi hacia compañía al menor en su hogar. Éste permanecía sentado en el sofá de la sala mirando a la nada, Yoongi sólo guardaba silencio mientras miraba cada detalle pero decidió romper el hielo al tomar un cuadro pequeño de un retrato de la mujer con él.

— ¿Hace cuanto te enseñó a tocar el piano?

La vista apagada de Jungkook decía todo, su boca parecía cosida, ni siquiera se escuchaba un mísero suspiro de su parte.

— Jungkook.

— Ella no me enseño, yo aprendí.

Yoongi suspiró entonces dejando el retrato, no sabía cómo debía actuar, pero la hipocresía rondaba, no sentía lástima, sólo le miraba sin expresión alguna pero en cualquier momento podría asesinar del otro... Pero aun podría ayudar para su misión.

— Jimin no tardará en venir, llama para lo que necesites.

Dijo el chico antes de abandonar el hogar, Jungkook seguía destrozado. Se sentía como si fuera un cachorro abandonado en la calle, no sabía qué hacer sin su mejor amiga, la única persona que estaba en todo momento con él. Como pudo se puso de pie dispuesto a ver el cuarto de su madre, subiendo las escaleras de caracol, paseó su mano por el barandal con suavidad, el fino tacto con la madera. Jungkook siempre solía ir a jugar a la habitación de su madre, se escondía en todos lados, incluso hizo alguna vez una casa pequeña con sillas y las sábanas rotas en aquel entonces.

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑱𝒆𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora