𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟯

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—Muy bien Jungkook, has pasado varias pruebas en estos días y me alegra bien que hayas sobrevivido a estas.

Jungkook ya estaba acostumbrado a los chistes de mala muerte de parte de ciertos científicos que le atendían, ahora estaba en silla de ruedas debido al mal dolor que le ocasionó en los músculos, estaría unos días sentado mirando a la nada.

—¿Dónde esta el Dr. Seokjin?

—Uhm, debe estar rondando por ahí. Ve a buscarlo, si es que puedes.

Jungkook suspiró mientras observaba que las paredes blancas se teñían en un color amarillo, ni siquiera recordaba que era un cálido verano por estar sintiendo el frío y la falta de presencia de Taehyung. Tomó a escondidas de las cartas que tenía para Tae ya que anteriormente era rechazada su petición de salir, esta vez pasaba por los pasillos con su silla de ruedas y cada vez estaba más desesperado, en su pensamiento corría el recuerdo cuando Taehyung estaba siendo reflejado como una hermosa luna, iba acelerando cada vez más que podía con ese odio, porque incluso si era bueno siguiendo ordenes, no podían darle nada con rapidez.

—¡Jungkook!

Se detuvo una vez que alzó la vista y tuvo que frenar al ver la mano de Seokjin hacerle la señal de alto. Jungkook pudo admirar al médico con ropa mas casual, debía admitir que se veía lindo y tan elegante ocasionando una sonrisa a Seokjin al verle con su boca un poco abierta.

—Lamento si no he estado viéndote estos días, tuve que hablar bien acerca de ''tomar un paseo'' con ciertos doctores.

Los ojos de Jungkook brillaron con esperanza y entre ellas estaba de ver a Taehyung en vida.

—¿Significa que...

—Sí, podrás salir a caminar aunque sea con otros pacientes. Tienes el permiso, cumplí mi trato.

Expresó alegre Seokjin, después de todo él buscaba que sus pacientes no siempre se sintieran tan mal por los tratos y de hecho estaba en contra de eso, pero su humanidad cayó después de ver como su familia era amenazada, Seokjin era padre de familia a quien le arrebataron sus hijos, y en especial judíos pero sabía que Jungkook era uno diferente, no conocía el odio pero sí la salvación.

—Ve preparándote, saldremos en un momento.

Taehyung era el prisionero mas hábil de todos, llego a conocer de mujeres solteras, familias, niños, se sentía arrepentido de llegar a ser lo que fue pero nunca llegó a ser juzgado por sus acciones y más después de contar acerca de su familia.

Un hombre había dando palmadas en su espalda con una sonrisa.

''Todos somos prisioneros de algo para continuar viviendo y poder salvar de otros, no tienes la culpa, nadie te juzga.''

Y aunque obtuvo miradas raras al principio, todos amaban a Taehyung y él a ellos. Los niños solían llamarlo como hermano mayor al ver que jugaba animadamente con ellos y cuando uno estaba cansado con el trabajo Taehyung los ayudaba o los hacía creer que estaban compitiendo por ver quién acababa primero. Cuando la comida era escasa no quedaba de otra mas que consolar a toda la gente, en ocasiones regalaba un trozo de pan a aquél que aún tenía hambre.

Estaba trabajando con excavar y se sentía alegre que quien tuviera el mando en este lugar solo dejaran a las mujeres realizar trabajos de costura para avanzar la mano de obra, trabajaba en la zona trasera de los cuartos para sacar la tierra posible y extender más el trabajo. En un momento dejó la pala enterrada en la tierra, suspirando mientras miraba a los demás seguir con el trabajo, cuando miraba más el lugar juró ver una persona en traje blanco correr hacia ellos pero no estaba dentro del campo de concentración, venía de fuera y se veía desesperado.

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑱𝒆𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora