𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮

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La melodía del piano sonaba en aquella gran sala, pero se podía proyectar por toda la casa debido al eco. Un joven pelinegro sentado con sus dedos paseando en cada tecla, con sus ojos cerrados, era como tocar la piel de una hermosa dama que imaginaba, una danza erótica que podían bailar frente al piano era lo que transmitía. Jungkook estaba muy adelantado a esa época, ni siquiera Bartolomeo Cristofori podría superarlo, siendo el inventor del mismo instrumento, porque su piano podía hacerte sentir como si flotaras o estuvieras perdido en el desierto en una noche mirando a las estrellas y a una aurora de color celeste.

— Deja de jugar y ponte a practicar nuestro dúo.

Jungkook suspiró frustrándose de inmediato, detuvo el toque de sus dedos en las teclas blancas del piano.

— Madre, recuerda que mis juegos son el éxito de nuestra fama.

Habló con total avaricia en una actuación, sacando una risa de aquella mujer mayor. Entre sus manos yacía un violín de color blanco pero lo que más le preocupaba a Jungkook era ver los dedos de su madre con pequeños curitas en ellas. Ambos estaban listos para ir a participar de ese performance donde estarían los altos mandos para deleitarse con sus canciones. La familia Jeon era muy solicitada, aunque anteriormente vivían escondidos, el padre de Jungkook debía estar siempre a las afueras de la ciudad para manejar a su ejército pues era el capitán de las fuerzas armadas y debía proteger de los Nazis, su pueblo, su familia y al amor de su vida.

— Estuviste practicando toda la noche ¿No es así?

— Jungkook, sabes que de esto vivimos ahora, así que no podemos depender siempre de tu padre.

La mujer guardaba en su estuche con su nombre grabado en oro en ella, Jungkook guardó silencio, pero su mirada y sus ojos grandes lo decían todo, sobre todo con ese brillo en ellos. Su madre tomó de su mentón para acariciar de su mejilla y sonreírle.

— Dudas mucho de esta mujer anciana que te dio una paliza a tus diecisiete años.

Aquello logró sacarle una risa, recordar pequeños fragmentos de años anteriores cuando vivían en refugios, su madre siempre le intentaba animar cuando estaban solos y muertos de hambre.

— Pero comimos bien esa vez ¿Aún recuerdas el aroma de esa carne?

— La recuerdo perfectamente, por eso digo que no dudes o me juzgues por mis arrugas.

Negó divertido el menor, su relación con su madre era demasiado buena para poder explicarlo con palabras, porque todo su esfuerzo era mediante acciones y con sólo ver la educación de Jungkook era todo lo que podía decir que siempre fue una gran madre.

Ambos salieron de su hogar para ser llevados en coche hasta donde sería el recital del teatro. Jungkook comenzó a sentirse helado y sus manos podían notarse como si estuviera muerto, sin señal de circulación de sangre. Aunque llevaba tiempo tocando junto con su madre no se podía acostumbrar a las participaciones en público. Deseaba no ser visto, deseaba sólo caminar como la otra gente y poder decir quién era, rezar sin ser interrumpido a golpes o vivir con la amenaza de por vida que lo asesinarían por ser judío, toda su familia lo era.

La madre al presenciar de esto sólo tomó de su mano, acariciándola, sabía bien lo que pasaba por mente de su hijo. Debido a que Jungkook solía hablar dormido de joven podía expresar su tristeza mediante eso y sus llantos cuando suplicaba a su dios que detuviera la guerra y le diera una vida en paz.

— Jungkook, hemos llegado cariño, baja.

El joven salió del coche casi de inmediato, ayudando a su madre y conservando su gesto serio, como alguien de pocos amigos, pero la ironía ahí era que él se mostraba así para tener el respeto que merecía, aunque fuera un niño esperando hacer amigos y ser tratado amablemente. Su sueño con la paz sólo era una ilusión porque que ni él, ni nadie que estuviera en el holocausto sabían cómo se manejaba la crueldad humana.

— Jungkook.

El joven alzó su mirada un poco asustada notando a un joven rubio de una estatura ligeramente más baja que él, acercándose con una sonrisa y sus mejillas redondas.

— Jimin, viniste.

— ¿En verdad crees que dejaría a mi mejor amigo solo siempre en sus presentaciones? Tranquilo Kook.

Con más confianza pudo avanzar hasta llegar a su camerino, pero algo le frenó repentinamente al ver un joven con una mirada perdida frente a éste, parecía estar de la misma estatura cuando se acercaron lo suficiente, la madre de Jungkook yacía en su camerino un poco más lejano a la de él.

—Ah lo siento, no te lo mencioné por llamada, pero él es Yoongi, tiene días que lo conocí y cocina de maravilla.

Jungkook miró con cara de pocos amigos al otro quien sólo hizo una ligera reverencia, con apenas inspeccionarlo sabía lo que pasaba. Era el tipo de atracción de personas que sentía Jimin y lo mas seguro es que éste mismo rubio cometiera el pecado que prohíbe Dios en su biblia, sólo chasqueó su lengua.

— Un placer, soy Jungkook.

El joven sonrió de manera sarcástica pues Jungkook era fácil de leer si se expresaba de varias maneras como la forma de moverse y su mirada.

— Ten un poco más de respeto, sé que eres un famoso pianista, pero no me hagas romperte los ded-

— ¡Ah cierto, a él también le gusta el piano, está fascinado con la idea de la paz!

Jimin interrumpió con una risa y moviendo sus manos de manera rápida, queriendo evitar cualquier mala impresión, aunque Jungkook terminó riendo.

— Claro, me gusta su significado de paz.

Dijo alzando la mano Jungkook mostrando su palma limpia y con rastros de venas poco marcadas. Yoongi por su lado sonrió de lado con poco agrado ya que pensaba que Jungkook sería un estilo de niño consentido y que no sabía defenderse, pero las apariencias mienten, aun así, no debía bajar la guardia para cualquier señal que Taehyung le diera.

Por otra parte, mientras esperaba del rubio quien platicaba animadamente con su amigo pensó por un momento. Reino Unido le parecía un lugar muy grande y demasiado lindo, tanto que quedó maravillado, la primera noche que llegó con Taehyung para tomar su relajo, ambos se llenaron entre besos en la cama, incluso una buena follada lo hizo olvidar que existía la guerra pero siempre habría un problema, Taehyung siempre al acabar le daba la espalda como si le pareciese aburrido y eso le rompía el corazón, así que decidió caminar durante esa noche; había notado a un rubio muy hermoso beber café mientras leía un libro en unas bancas ¿Por qué ellos tenían asegurado en sus mentes tanta tranquilidad con lo que estaba pasando? Ellos eran unos malditos demonios que debían ser mutilados.

Pero sus pensamientos desaparecieron como si lo golpearan de una nube del cielo porque escuchó gritos de ayuda en todo el pasillo, paramédicos llegaban y corrían, pero Jungkook fue el único quien se alarmó. La gente iba a ver más por el camerino donde yacía la madre por lo que se apartó de aquellos dos chicos para corriendo al lugar, sentía el corazón salirse por su boca al ver su madre desangrarse en la alfombra, parecía sostenerse de su pecho y su alrededor estaba desordenado.

— ¡Madre, mamá!

Ni siquiera tuvo oportunidad de ir a sostenerla para ayudarla, ni siquiera lo notaban como su hijo. La mujer fue llevada a prisa al hospital mientras Jungkook casi parecía a punto de tener un ataque cardiaco, por lo que fue en busca de Jimin, todo parecía ir como un flashback, en cada parpadeo cambiaba la escena. Jimin lo sostenía como podía mientras Yoongi manejaba a prisa dispuesto a ayudar.

—Por favor no mueras...

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑱𝒆𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora