𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟰

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Taehyung miró a los dos chicos confundido, durante sus años de soldado siempre recibía de buenos cortejos, al menos los halagos nunca hacían falta incluso cuando la muerte estaba presente pero la situación le sorprendió al ver a Jungkook salirse con impotencia.

— El plan falló.

Mencionó Yoongi lo más obvio y suspirando pesado, sin embargo, Jimin siguió a su amigo, mientras aprovechaban el momento a solas ambos hombres para acercarse.

— ¿Has encontrado algo útil?

— Nada importante de ambos, Jungkook sólo era un estúpido vagabundo que sabe tocar piano.

Taehyung arqueó una ceja, nada interesante.

— Bueno, entonces es mejor que vayas a socializar un poco más con Jimin, parece ser el aldeano más amistoso de aquí.

— ¿Estas celoso?

Sacó una carcajada ronca mientras negaba por la pregunta más estúpida que había escuchado del otro, con sólo oír el ruido producido de su garganta Yoongi guardo de inmediato silencio.

—Te veo mejor en la noche en casa, busca igual más cosas interesantes que jugar al violinista.

Y con ello fue a la salida a seguir a Jimin quien fue rechazado por Jungkook, Taehyung observaba la situación en silencio, el cielo comenzaba a nublarse. Incluso así sus instintos no fallaban y lo veían como un loco al salir con una sombrilla, pero ya eran costumbres raras de guerra, era como tener padres estrictos y enfermos, ya identificabas cada sonido, qué tipo de motor es del jeep de los soldados, el sonido de las puertas, entre otras cosas.

— Jungkook ¿No es así?

Murmuró estando cerca de él, el azabache dio un ligero salto de su lugar, creyó que todos se habían ido, pero al ver a Taehyung de cerca y ahora comenzando a llover daba un ambiente más relajado.

— ¿Qué mierda quieres? ¿También quieres mi piano?

Taehyung sólo dio una sonrisa curveada, le parecía gracioso aquel joven. Era igual que ver un perro encadenado, pero si lo soltabas seguramente se quedaría escondido.

— Podría tener todo lo que quiera del mundo en mis manos, pero prefiero ir por un trozo de pato asado y salir a pasear.

Jungkook lo observó con su ceño fruncido y sus ojos rojizos, no le parecía gracioso en ningún sentido y sólo crecía su molestia.

— Lárgate y déjame.

— Con este clima ese resfriado será peor.

Murmuró esta vez un poco más cerca para compartirle de la sombrilla. Jungkook no le dirigió más la mirada mientras ambos se quedaban quietos, no era para nada incómodo y sorpresivamente Taehyung no se sentía desesperado por asesinarlo.

— Mi madre...

Jungkook murmuró cosa que Tae le dirigió la mirada respetando el silencio para que continuara.

— ¿Ella te eligió como su sucesor?

— Si, la conocí un día cuando casualmente fue a comprar cosas para su violín. Yo sólo estaba viendo los que había a la venta.

— ¿Cómo fue que se-

— Larga historia ¿No quieres mejor hablarlo mientras comemos algo?

Preguntó Taehyung notando como la punta de la nariz de Jungkook se removía cual liebre, sintió calidez en su pecho, pensando que era porque ocupaba una cerveza por el calor del día. Al final Jungkook le miró dudoso.

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑱𝒆𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora