Yoongi había salido de la cama con pesadez para colocarse de su abrigo y salir de la casa de Jimin. Con un cigarro en sus labios fue al correo de cartas para entregar una en especial a las afueras de la ciudad. Tenía muchos días sin ver de Taehyung y apenas tenía avances de su parte, gracias a Jimin, sabía que Jungkook tenía a su padre con vida aún, quien podría ser manipulado si tomaran de rehén a su único hijo.
El plan marchaba bien para Yoongi, pero Taehyung seguía con esa duda existencial, nunca salió del teatro desde aquel día, sus dedos ya dolían por no tener descanso, pero era su mayor forma de desquitarse que hacerlo usando armas, Jungkook le había robado ese ser que sólo pensaba en las muertes y otorgarle orgullo a quien fuera su superior, pero no debía ser únicamente así.
Por fin tomó el descanso que debía al sentarse en la madera del escenario, en el suelo se recostó sintiendo sus manos entumecerse, de un momento a otro sintió asustarse por medio a que alguien abrió la puerta del salón principal y ahí estaba Jungkook, mirándolo a lo lejos y el con el único lumbral sobre él de luz del cielo. La luz y la oscuridad se veían y Jungkook sólo podía sentir sus manos sudar y temblar, pero con valor se fue acercando.
—¿Todo este tiempo estuviste aquí?
Se escuchó la diminuta voz del azabache y Taehyung rápidamente se levantó para extenderle su mano temblorosa hacia el adverso para ayudarlo a subir, quien con gusto la tomó, pero sintió una electricidad recorrerlo, como un choque de fuerzas. Al menos logró subir sin lastimarse.
—Practicaba... Compuse una canción.
—¿Tú? Lo dudo, no sientes nada como para poder expresar algo bueno.
Jungkook tomó asiento en el taburete y con la intención de presumir soltó unos cuantos sonidos del piano, aunque era para calentar ya sonaba demasiado bien, Taehyung tragó saliva, era obvio que no podía compararse con él, con un profesional y de paso sabía que aún seguía molesto. Taehyung queriendo arreglar las cosas respondió con el violín, pasando el arco por las cuerdas y llamando su atención, Jungkook aún con molestia le volvió a responder hasta crear una melodía bastante curiosa.
Era una especie de sinfonía, pero en lugar de ser bastante tranquila hablaba como un acto de pelea, justo en época de guerras era lo que menos Jungkook quería transmitir, pero ya no quedaba de otra.
—Basta Taehyung.
—Tienes que escucharme tú a mí.
Hablaron mientras seguía el toque que cada vez incrementaba, ellos no sabían lo que creaban pero fue suficiente para impresionar a los invitados. Estaba asignado una junta nada importante en el teatro para hablar de ciertos temas de la ciudad, pero tanto los hombres como las damas admiraban mientras ellos seguían en su burbuja sin saber lo maravilloso que sonaba.
Jungkook la llevaba de perder, el violín de Taehyung parecía que golpeaba y era capaz de asesinar mientras que su piano solo gritaba y parecía defenderse ¿Quién podría ganar aquella dura batalla? Y el repentino cambio de armonía fue cuando Jungkook se detuvo a la par que Taehyung, de pronto su violín sonó de manera lenta y suave como mostrándose arrepentido de haberle hecho daño y así fue, Jungkook miró con sus ojos cristalinos al mayor de ambos, quien se encontraba igual, sus ojeras, sus dedos rojizos y cortados por cambiar las cuerdas que estaballan cuando practicaba o las colocaba mal.
Jungkook siguió la melodía con su piano, la sinfonía parecía hablar ahora de un perdón que no podía hablarse pero si sentirse, los invitados entre lágrimas y sollozos permanecían sentados admirando mas de aquel acto y presencia de ambos hombres. Sin darse cuenta, otros músicos más se unieron atrás de ellos, simulando una orquesta, creando más esa sensación extraña de nostalgia, el sentimiento desconocido porque no era dolor ni felicidad, sólo las lágrimas caían como si perdieran algo, pero a la vez estaban ya tranquilos.
Jungkook y Taehyung hicieron que un público terminara con un hermoso sentir, Kook no resistió en emitir un tarareo sonoro, estremeciendo a Tae, había presenciado antes su voz en otras cosas, pero jamás se dedicó a escuchar con más atención. Los aplausos sonaron cuando acabaron y ambos sólo se miraron con esa inocencia, esos ojos brillosos de Jungkook ocasionaron que Tae soltara un suspiro aliviado, sintiéndose cómodo otra vez.
—¡Eso fue increíble!
—¿Quién es el hombre del violín? Nunca lo había visto...
—¡La melodía, amor, el sonido fue inexplicable!
—Fueron ellos dos, Jeon y Kim.
Nadie podía creer haber escuchado algo que solo los ángeles presenciaban.
Jungkook y Taehyung se habían retirado entonces mientras que el azabache partía para su hogar, pero el otro solo se le apegó en silencio.
—¿Vas a continuar siguiéndome?
—No lo estoy haciendo.
Frunció su ceño con desespero, ya iban cuatro cuadras desde que lo siguió y faltaban unas cuantas más a lo lejos para llegar a su hogar.
—Deja de seguirme.
—Pienso ir a verte a tu casa, no te estoy siguiendo.
—Eso no tiene sentido.
Taehyung soltó una ligera risa quedando con una sonrisa alegre, esta vez se acercó más al otro para poder tomar de su mano y entrelazar sus dedos, Jungkook estaba sorprendido, pero se rindió ante él para acariciar de su mano con sus dedos, sintiendo su rostro ruborizarse.
El camino fue en silencio y obviamente se llevaban una que otra mirada extraña de personas en el camino, pero no les importó, al menos Taehyung lo miraba como algo normal llevar a su amigo enfermo a su hogar o era la excusa que diría si amablemente le preguntaran.
—Tae ¿Algún día podríamos tocar juntos?
—Lo hicimos hoy pero podemos repetirlo.
—Quiero buscar una lógica ante lo sucedido...
Taehyung detuvo su caminar una vez que llegaron al hogar, entrando y notando el silencio abrupto y gris. Pensaba animarlo un poco o al menos eso quería, pero seguía sin soltar de la mano de Jungkook para que lo guiara a la cocina.
—No debes buscar una lógica cuando ya es muy obvio.
Jungkook sintió sus mejillas arder ¿entonces ya sabía acerca de su gran amor por él? ¿Sabía que se sentía atraído por él? "¿Qué, Taehyung? ¿Qué adivinaste?"
—Tenemos una fuerte conexión, no lo dudo.
Dijo obteniendo una manzana en su mano para morderla y comer a gusto, Jungkook bufó desesperado ¿Había que darle más señales que lo quería?
—Tae ¿A ti te gusta alguien?
El mayor miró del otro arqueando una ceja.
—No, no me siento enamorado de nadie.
—¿Ni atracción, algo cerca del amor?
Sentándose en una banca enfrente de la barra de la cocina, Tae subió su maletín encima dejando su violín y quedando pensativo de nuevo, no le diría que le gustaba una mujer de cuerpo voluptuoso que ya había estado en su cama porque no era amor, debía pensarlo bien.
—No, nadie.
Jungkook quedó en silencio mientras apretaba sus manos contra la barra mirándole con ese desespero de nuevo, su garganta parecía atada para no hablar y su corazón le negaba a lo que diría, pero no se detendría por su intuición.
—¿Y qué hay de mí?
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𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝑱𝒆𝒐𝒏
Fiksi PenggemarEn la década de 1960, Jungkook escondía un gran secreto además de ser un gran pianista, repentinamente por la muerte misteriosa de su madre quien era igual famosa por ser una increíble compositora y violinista debe buscar la persona que ella mencion...