¿Qué ganas?

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Otra vez viernes piensa Bella mientras se mira en el espejo de su vestidor, a su alrededor le rodea toda la ropa que Gonzalo mandó a comprar para ella. Se siente como una barbie, como si alguien más controlara su vida. Sabe que el chico habla en serio cuando le dice que quiere lo mejor para ella, que quiere cuidarla, pero bella no necesita que la protejan, no necesita un príncipe azul. Ella necesita una vida normal, regresar con su familia, dejar de vivir en esa mentira.

- Una jaula, aunque sea de oro, sigue siendo una jaula- dice tristemente para nadie en específico.

Mira su rostro en el espejo, sus ojos hinchados por llorar toda la noche. Decidió dejar de llevarle la contra a Gonzalo, en realidad se dio por vencida. Regresó al dormitorio que Gonzalo le dio cuando llegó, regresó a la vida de cuento de hadas que jamás podría tener. Las lágrimas amenazan con salir de nuevo de sus ojos.

Respira hondo y escoge su ropa para ese día, se decide por una falda hasta el tobillo, es amarilla, su color favorito; la combina con un top blanco que deja ver un poco de su piel en la cintura. Sujeta su cabello en una cola de caballo desordenada y le ata una cinta negra. Se mira por última vez en el gran espejo y baja a desayunar.

- Buenos días - saluda a Gonzalo, quien sigue en pijama.

- ¡Buenos días a ti Bella! - levanta la mirada de su teléfono- veo que al fin entraste en razón.

- Supongo que es lo mejor- dice mirando el plato que tiene al frente. Gonzalo percibe la tristeza que emana de ella. Siente unas inmensas ganas de abrazarla, aleja rápidamente ese pensamiento de su mente.

- ¡Señorita Bella, se ve hermosa esta mañana! - dice Potts dejando un plato de pancakes frente a ella.

- Gracias - dice con una sonrisa que no llega a sus ojos, mira de nuevo su plato. Patricia mira al joven de ojos oscuros buscando una repuesta a la actitud de ella. Siempre es tan alegre y enérgica, incluso en esta situación. Gonzalo aparta la mirada inmediatamente, se siente avergonzado, porque sabe que ella está así por su culpa

- Afuera está haciendo un día hermoso, ¿no crees? - habla él tratando de hacer menos incómoda la situación.

- Si, no lo había notado - mira a través de las grandes ventanas que dan al exterior.

- Cierto, casi lo olvido, mañana retomamos las clases del instituto - Bella la mira enarcando una ceja - Van a ser en modalidad virtual, pues la pandemia que está viviendo el mundo no permite que sean de otra manera- Bella sabe que la situación en el exterior es complicada, pero no tiene idea de cuánto, al no tener acceso a redes sociales o alguna clase de contacto con el exterior, toda la información que sabe es por las personas que trabajan en la casa - ¿Ya estás al día con todo?

- Si, pude aprovechar los últimos días para igualarme en lo que me hacía falta - toma un sorbo de jugo - Aun se me complica un poco el italiano, pero ya le voy agarrando ritmo.

- Sabes que en lo que necesites ayuda Bella, no dudes en pedírmelo, después de todo soy el mejor estudiante de nuestra clase - Bella lo mira frunciendo el ceño y pone los ojos en blanco, algo que provoca en Gonzalo una pequeña sonrisa.

- No te preocupes, no necesito que me salves todo el tiempo - dice poniéndose de pie- Ahora, con tu permiso, voy a salir a tomar aire - No espera su respuesta, solo camina en dirección a los establos.

Hace un par de semanas descubrió este lugar, y a hora es un lo de sus favoritos, pese a que no sabe montar, pasa muchísimo tiempo admirando a esos hermosos caballos, especialmente a uno, es un apache hermoso. Bella quedó encantada con él desde el momento en el que lo vio. Tiene una manta que tiene bordado el nombre Lewis.

- ¿Te gusta estar atrapado aquí Lewis? - dice acariciándolo - ¿O para ti también no es más que una bonita cárcel de cristal? Yo la verdad me siento como Rapunzel, atrapada en la torre más alta. Como si esta pudiera ser mi vida alguna vez.

- Esta puede ser tu vida si la deseas- la voz de Gonzalo a su espalda la hace sobresaltarse - Lo siento, no era mi intención asustarte.

- No debes escabullirte y escuchar conversaciones ajenas - lo mira mal, ya no está usando pijama, lleva un conjunto digno de un jinete de competencia.

- No pretendo hacerlo, venía a cabalgar un poco y por accidente te escuché, además no sabía que hablar con un caballo contara como conversión - contiene una risa.

- Y luego dices que eres el más inteligente de la clase.

- Es porque lo soy – ríe.

- Si fueras tan inteligente como dices te habrías dado cuenta de que no puedo llevar las clases en línea, no tengo ningún dispositivo del cual conectarme a clase. ¿O pretendes que tome la clase sentada junto a ti y aparecer juntos en la cámara? - y ahí está un poco de ella, la Bella que lo reta con cada palabra.

- Claro que pensé en eso, pero como te levantaste de la mesa antes de que pudiera darte algo que compré para ti.

- No quiero más regalos - camina fuera del establo y empieza a ir en ninguna dirección en particular.

- ¡Bella, espera! - la toma suavemente de la mano.

- ¿Qué quieres Gonzalo? - le da la espalda.

- Escúchame por favor – él ya no sabe como llegar hasta ella, la siente miles de kilómetros – De verdad quiero que me perdones, ya te lo he dicho muchas veces, pero en serio quisiera que las cosas fueran diferentes, en serio me encantaría dejarte ir para siempre, pero... - ella lo interrumpe.

- Tu padre no lo permitiría, ya que fui un regalo que él te hizo – pone los ojos en blanco y Gonzalo sabe que se acerca otra pelea con ella, eso es lo único que saben hacer - Odio que pienses que soy de tu propiedad, detesto estar aquí y no poder ver a mi familia - le da un empujón y él sostiene sus manos con las suyas - No necesito que me cuides, ¿lo entiendes? Necesito ver a mi familia, necesito que mi madre sepa que estoy bien, quiero mi vida de vuelta. Y no la que tenía con mi padre, sino la que tenía con mi madre y mis hermanas. Quiero poder ir a donde quiera, sin sentirme una prisionera.

- Bella te juro que trato de hacer lo mejor por ti- él no suelta sus manos.

- ¡No lo necesito! - grita- ¡No te necesito Gonzalo! - el llanto cortan su voz – Necesito ir a casa, no que tú me cuides. Quiero irme de aquí - comienza llorar desconsoladamente, se ve tan pequeña, otra vez la idea de abrazarla cruza la mente de él. No lo piensa dos veces, acorta la distancia entre ellos y la sostiene en sus brazos, siente como su cuerpo tiembla y solo atina a presionarla con más fuerza en su pecho, si tan solo pudiera quitarle el dolor, si tan solo pudiera hacerla feliz.  

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2021 ⏰

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Cuidado con la bestia. (SMC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora