Bella despierta un poco tarde, sin ninguna alarma ni nada. Aún no han anunciado cuando se retomarán las clases, por lo que tiene unos días para ponerse al día con algunas materias que le faltan. Se calza unas pantuflas y se coloca una sudadera sobre el pijama, aprovecha estos días de clima cálido para usar sus pijamas de short.
Al día siguiente de que llegó, Gonzalo mandó a comprarle muchísima ropa, es una mezcla de estilos. Ella se negó a aceptarla y le devolvió la mayoría, ya que no podía andar en pijama todo el día por la casa y si necesitaba algo de ropa. Esta casi segura de que alguien sigue llenando su closet con ropa, muchas veces encuentra cosas que no recuerda haber tenido ahí.
Mira el reloj del pasillo, son las diez de la mañana, no pretendía dormir hasta tan tarde. Baja las escaleras y se encuentra con Gonzalo ya sentado a la mesa desayunando. También está en pijama, verlo así, tan desaliñado hace que ella pueda ver que aún es un adolescente, al que por situaciones de la vida le tocó crecer de golpe.
- ¡Buen día! - dice tan amable como siempre y con una sonrisa. Gonzalo levanta la vista para mirarla. Si fuera una película de Disney, ella sería de los personajes que tienen animales cantando alrededor y un brillo, contiene una sonrisa ante ese pensamiento.
- Buenos días Bella, ¿dormiste bien? - todas las mañanas le saluda de esa manera.
- Bastante bien - se sienta a su lado y toma un pan de chocolate - Me encantan estos panes - dice saboreando el centro dulce, admira el croissant.
- Son deliciosos, ¿verdad? - Gonzalo tiene las comisuras del labio llenas de azúcar impalpable.
- Tienes algo aquí - dice ella limpiándole con la servilleta, sus ojos conectan por unos segundos, ninguno se atreve a apartar la mirada.
- Joven Gonzalo, tenemos un problema - dice Patricia corriendo hacia ellos.
- ¿Que sucede Potts? - ambos se separan rápidamente.
- Su padre está aquí, dice que quiere ver a la señorita Bella.
- ¡Diablos! - se pone de pie de un salto - Bella ven - la toma de la mano y la lleva hacia la cocina, pasando más allá están los dormitorios que usan las personas del servicio.
- ¿Qué sucede? - ella le sigue, sin soltar su mano.
- Mi padre cree que estás aquí trabajando - dice abriendo una puerta a la derecha, es un vestidor que contiene un montón de uniformes - Ponte esto, sé que es horrible y te juro que no me gusta tener que pedírtelo, pero es por tu seguridad - Bella mira el uniforme y cae en la realidad de su vida.
Esos días ella ha estado viviendo una mentira, su vida de cuento de hada. La chica de la casa grande y lujosa, con el príncipe que hace sus sueños realidad. Pero la realidad de su vida es otra, ella no es la princesa de ese palacio de fantasía, es solo el pago de una deuda, que de casualidad encontró a alguien que ha creado esa fantasía a su alrededor.
- Oye - dice él tomándole la mano con suavidad - ¿Está todo bien? - nota con el rostro de ella se entristece, una mirada que no había visto en algunos días.
- No es nada - dice con la voz cortada, está a punto de llorar.
- ¡Hey! Mírame - coloca su mano sobre su mejilla, ella levanta la vista con lágrimas en los ojos - Si es por el uniforme no tiene que hacerlo, hablaré con mi padre y le diré que yo pongo las reglas en esta casa- dice acariciando su mejilla con el pulgar.
- No es eso - no se aparta del muchacho de ojos oscuros - Es que esta es la verdad - toma el uniforme - Para esto estoy aquí, me permití creer que podía tener esta vida, levantarme e ir a la escuela como una chica normal, tener personas que arreglen mi ropa a la medida, que preparen mi desayuno y no tener ninguna preocupación - mira al techo - pero perdí todo eso en el momento en el que me mude de casa, no soy una princesa y este no es mi hogar. Lo único que hice fue engañarme.
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Cuidado con la bestia. (SMC2)
Teen FictionAmanda está cansada de vivir en la sombra de sus hermanas. Ella tambien quiere encontrar a su amor, pero nadie parece notarla. Hasta que conoce a Gonzalo, un niño rico que lo tiene todo y está acostumbrado a recibir lo que desea. Juntarlos no es la...