«Amar a alguien en silencio podría ser la cosa más ruidosa que alguna vez hagas.»
-Ron Israel
~El ambiente era una adorable danza de gorriones enamorados, volando sin límite y con precaución tan cerca de las nubes como podían. Eran poemas románticos los que se recitaban con las risas y los abrazos, que pareciera que el momento se consumiera con azúcares y flores. Era perfecto; a su manera, ellas hacían que funcionara.
Por las mañanas, perdiéndose en el brillo de sus ojos y pequeñas sesiones de cálidos besos, donde siempre terminaban acurrucadas la una con la otra y con las piernas entrelazadas bajo las sábanas, hablando de las trivialidades de sus tiempos separadas y planeando, eventualmente, sus próximas aventuras.
Después, dar la cara al día. Que tortura más deliciosa el mantener el fuego de sus corazones en secreto y sonreírse desde el otro lado de los grandes salones, buscando segundos de soledad para esconderse detrás de las puertas y volver a sentir el tacto mutuo.
No era sorpresa que la princesa y su Dama de Compañía pasaran demasiado tiempo juntas, aunque últimamente no se les veía mucho por el castillo.
Esa particular mañana, Cassandra se despidió con un beso rápido para salir a entrenar; prefería hacerlo muy cerca de los amaneceres porque disfrutaba los rayos jóvenes del sol en su rostro y la tranquilidad que había. La noche anterior, ella y la rubia acordaron encontrarse en su pequeño lugar privado.
Cuando el cielo se levanta en un impresionante azul perfecto, la guerrera sabe que ya es hora de volver para un cambio y un caballo que le ayudara con el trayecto hasta su punto de reunión. Se dirige a los establos con el fin de cargar algunos pasteles de frambuesa y flores amarillas. Sostiene el ramo cerca de su nariz e inhala profundamente el agradable aroma que desprende de él.
—¿Cassandra? —una irritable voz se escucha bastante cerca y ella se apresura a esconder sus presentes cuando puede reconocer al molesto emisor—, ¿estás aquí?
—¿Qué es lo que quieres, Fitzherbert? —Trata de no parecer desesperada, pero por dentro está hecha un manojo de nervios.
—Aquí estás. —dice aliviado.
El castaño se acerca despacio; balbucea enérgico mientras ofrece misteriosamente su ayuda, orientando la conversación a tópicos sin sentido como lo fresca que ella se ve o lo estupendo que está el clima.
—Al grano. —sentencia frustrada.
—Bien. —admite con vergüenza su derrota—. Es solo que Rapunzel ha estado actuando demasiado extraño últimamente, ya sabes, desde lo de la propuesta de matrimonio y el tiempo separados... —hace una pausa y observa a la pelinegra arquear la ceja—. Se que no te agrado para ella, pero...
—¿De qué hablas, Eugene? —ríe sarcástica y el susodicho deja a la ilusión apoderarse de él por un instante—, ¡no me agradas para nadie!
El de ojos cafés hace una mueca y replica las palabras exactas con un tono molesto y burlesco a la vez, ocasionando incluso que Fidella relinche mientras se burla.
—Como sea —recupera su postura—, no esperaba que fueras amable, así que no vine hacia ti con las manos vacías. —aquello capta la atención de Cassandra, quien aún lo mira incrédula—. Eres la mejor amiga de Rapunzel, tú mejor que nadie debe saber a qué se deben sus ausencias frecuentes y más importante aún —traga saliva—, ¡por qué me está evitando!
«Tal vez porque no quiere verte, genio; o quizá tendrá que ver con el hecho de que estamos involucradas en una especie de relación romántica secreta», pensó divertida.
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Redención | Cassunzel
FanfictionUna historia sobre el amor, el odio, la culpa y el reencuentro. Y todo lo que hay en el medio. AU donde Zahn Tiri no existe y la trama avanza en una constante vorágine de emociones. 𝑨 𝑪𝒂𝒔𝒔𝒖𝒏𝒛𝒆𝒍'𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄. 【+12】 𝘋𝘪𝘴𝘤𝘭𝘢𝘪𝘮𝘦𝘳...