Capítulo 3.

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¿Vieron esa sensación que sentís cuando alguien te está observando? Bueno es justo lo que estoy sintiendo.

Abro los ojos lentamente y me encuentro con unos ojos grises brillantes, suelto un grito por la impresión y caigo al suelo.

Gimo de dolor, mi trasero duele.

—Mierda — Susurró acariciándome esa parte.

—Esa boca — gruñe una voz gruesa, trago saliva y veo unos zapatos negros, subo la mirada lentamente hasta encontrarme con un adonis.

Frente mío está el hombre más hermoso que vi en toda mi vida, cabello rubio, un rostro tallado a mano, parece de unos treinta y más alto que yo. Tiene un aura fuerte y dominante.

Se escucha un estruendo y rápidamente dirijo la mirada donde dos chicos entran por la puerta, ambos me observan con un brillo especial. El primero tiene los ojos grises y el otro ojos rojos intensos como mi asustador.

Okey, esto es muy raro.

¿Qué hago en un cuarto con tres bombones y dónde están mis amigas? ¿Estoy soñando?

—¿Qué pasó? — pregunta uno de los que entró, él se acerca a mi y me tiende su mano.

La miro unos segundos y la acepto. Me ayuda incorporarme del suelo, al tomar su mano siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, la ignoro.

—¿Alguno de ustedes puede explicarme que hago acá? — pregunto poniendo mis manos en mi cadera.

—Nosotros te encontramos cerca del río allen y te trajimos — me contesta el que me ayudó a levantarme nervioso.

Que tierno.

No, Emma.

Son tus secuestradores, no te encariñes con ellos.

Asiento lentamente.

—¿Y mis amigas? — Llevó la mano a mi pelo y escuchó unos gruñidos — ¿Que..?

Los tres están observándome fijamente, bajo la mirada y veo que tengo una remera negra larga y estoy en ropa interior.

Ni me di cuenta.

—No miren. — Me cruzo de brazos y llevo mi mano a mi panza ya que hace un raro sonido — tengo hambre — hago un puchero.

Mi salvador sonríe y me tiende su mano.

—Te prepararé algo.

Primero alimentarse y después escapar.

—Genial. ¿Vas a alimentarme? — inquiero, al ver que se me queda viendo, es raro. La mirada de los tres se posa otra vez en mi ¿Dije algo malo?

Se aclara la garganta — Si.

Salimos de la habitación y caminamos por un pasillo, doblamos a la izquierda y bajamos las escaleras.

Que casa mas hermosa tienen.

Tiene toques rústicos, lo malo es que no hay mucha iluminación. Pasamos por la sala y abre una puerta blanca, me hace pasar primero.

La cocina es el sueño de toda mujer, parece una habitación.

La mesada es de mármol, tiene tres bancos al frente, la parte de abajo es de madera. Mi vista se dirige hacia la heladera ¿¡Eso es una heladera!? Es enorme, las alacenas están pintadas de un marrón oscuro como también vi en la sala. Supongo que son ricos o mafiosos.

—Siéntate. — me corre una silla y apoyó mi culo algo adolorido ahí —. ¿Quieres un sándwich?

—Sí. ¿Cómo te llamas? — interrogó, mientras lo veo hacer mi delicioso sándwich.

EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora