Capítulo 6.

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Tocó algo suave y frío ocasionando que abra mis ojos, frunció el ceño ¿Me dormí? ¿Cómo es posible que me haya quedado dormida?... ¿En qué momento me dormí?

Oh, recuerdo que Daniel empezó a acariciar mí cabello después de esa terrible follada que me dio, toco mí punto débil, hablo de mi cabello. El lado frío me avisa que Daniel se fue hace rato de mi lado.

Esta es la sensación que sienten los hombres con quienes me acuesto y me voy, que putada.

Me encojo de hombro y me siento en la cama, dirijo mi vista hacia donde están todas las cosas para el BDSM. Me hubiera gustado usar algo anoche, me muerdo mí labio, tomó la remera que está en el piso y me la pongo.

Me encamino hacia donde están las cuerdas, látigos, esposas, vendas y demás, acarició las tiras del látigo. Nunca probé estas cosas, si tuve mucha curiosidad. Alguien se aclaró la garganta haciéndome dar un salto y voltear con rapidez.

—Dios, me asustaste. — Llevo mí mano a mí corazón y miró a Lucas.

—Lo siento. Venía a decirte que tu ropa ya está seca — me avisa.

—¿Ropa?...Oh, mí bolso. — me acerco rápidamente a él —. ¿Dónde está?

—En el cuarto de Daniel.

Sus ojos rojos me observan con timidez.

Cosita.

—Me llevas.

Asiente y ambos salimos de la habitación, avanzamos por un pasillo y nos detenemos en una puerta marrón. Al abrirla ingreso y veo mí mochila en la cama, me apresuro a abrirla y veo que todo mi maquillaje está a salvo, que inteligente fui al ponerlos en una bolsa protectora. Mí ropa está aún lado ordenada.

—Gracias, Lucas. — Beso su mejilla a modo de agradecimiento.

—De nada. Emma ¿Estás bien? — pregunta preocupado examinándome.

—Lo estoy. — lo miro extraña — ¿Por qué la pregunta?

—Es que.. Daniel..

—Suelo ser algo bruto.

El nombrado hace su aparición detrás mío, casi me caigo al ver a Daniel secándose el cabello con una toalla alrededor de su cintura.

Está tan ardiente.

Muerdo mí labio.

Me observa pícaro y se acerca a mí —¿Insatisfecha?

—Para nada — lo miro a los ojos confundida — ¿Por qué tienes dos habitaciones?

Sonríe. A mi espalda oigo la puerta cerrarse.

—Solo tengo una.

—¿Y la..? Oh, entiendo les va el amo y sumisa ¿No?

—Si. ¿Quieres darte una ducha?

—¿Juntos? — la palabra sale de mí boca sin pensarla.

Mierda, va a pensar que soy una adicta al sexo.

—Si es lo que quieres, no me molesta bañarme otra vez.

Estira su mano en mí dirección, la miró indecisa. Mi cabeza está martillando, si acepto volveré a sentir ese miembro duro y grande dentro mío, y si me voy me quedaré deseosa por sentirlo....pero yo no repito.

Él será mi excepción.

Tomó su mano firme y me dejó arrastrar hacia el baño. Mis ojos se abren de sopetón al ver una ducha y a su lado un pequeño jacuzzi, el jacuzzi ya está cargado y hay algunos pétalos, también dos velas al costado. Huele a una fragancia rica.

—Lo prepare para ti, justo iba a buscarte — me informa y envuelve su brazo alrededor de mi cintura presionándome contra el. Nunca nadie había hecho algo así por mi.

Me giro colocándome frente suyo y estampo mis labios con los suyos.

Estiró su labio inferior, me toma de la cintura levantándome y camina hacia el jacuzzi.

Me sostengo con fuerza de sus hombros e ingresa al agua, despegamos nuestros labios y me quito la remera arrojándola. Lo miro con lujuria, él estira sus piernas haciendo que yo me quede sentada en su regazo dándole la espalda. ¿Que va hacer?

Sus labios se posan en mi cuello donde lo besa haciendo que incline mi cabeza hacia atrás.

Este hombre quiere llevarme al paraíso o le gusta mi parte baja, manosea mi centro donde necesita su atención. Jadeo cuando adentra uno de sus dedos.

—No se si estás mojada o es el agua — susurra en mi oído con la voz ronca.

—Ambas.

Suelta una risa ronca ante mí respuesta.

Apoyo mis manos en sus muslos al sentir como hace que alce una de mis piernas apoyándola en el borde del jacuzzi para tener más acceso, sus dedos me penetran con lentitud como si quisiera explorar.

Como hizo ayer toma de mi cabello y eleva mi rostro hacia él, me besa con desespero y suavidad.

—Ah, más — pido al borde del clímax. Bombea con rapidez y empujo mis caderas, me vengo susurrando su nombre. 

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EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora