Sigo aquí

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                  Primer mes.

Mi primer mes en mi nuevo <hogar> -a él le gustaba llamarlo así- fue todo lleno de gritos, llantos, insultos ¡oh! Y como olvidarlo, también mucho silencio, o eso creo, los primeros días me dejaba sedada todo el tiempo.

Me pregunto si eso no me hará daño.

Cada vez que intentaba hacer que Malfoy entrara en razón este se volvía loco, me abofeteaba y se iba.

Él loco ese no entendía -o no quería entender- que yo no siento nada por él más allá de asco por como me trataba.

Bueno, supongo que, a diferencia de otros secuestros -porque si, yo esperaba que todo esto sea una broma y que Malfoy un día llegue y me diga "Granger, pagaron tu rescate, ahora te voy a borrar la memoria y luego te vas"- a mi me trataban bien, comía 4 comidas al día, recibía el periódico, me permitían bañarme- bajo la supervisión de Malfoy- y no estaban abusando de mi.

O tal vez estaban abusando físicamente de mis mejillas de tantas bofetadas que han recibido al tratar de hacer que Malfoy entrara en razón.

Suspire y me puse a pensar en mi vida.

Hace dos meses atras me había comprometido con Harry, él hombre por el cual si sentía algo, al parecer esa es la razón por la cuál él hurón me trajo aquí.

Hace un rato había vuelto a intentar que Malfoy se diera cuenta de lo que estaba haciendo, pero, otra vez no hizo caso.

- Puedo ayudarte, Malfoy- le dije- podemos buscar ayuda profesional para lo que sea que tienes- insisti.

- No hay- respondió en un susurro- Lo intente todo para sacarte de mi cabeza- siguio- hallé una forma... meditación al levantarme y antes de dormir, todo iba bien- me miro fijamente- hasta que lo arruinaste- y otra bofetada más.

De verdad, yo tenía que hallar la forma de salir de aquí antes de que mi cara adquiriera un tono rojiso como color natural.

Sindrome de Estocolmo (DRAMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora