Número 26

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                   Cuarto mes

- En hogwarts, por el día, siempre estabas al lado de Nott, casi como si fueran uno sólo, pero por las noches luego de la cena te desaparecías ¿Por qué?.

Lo recordaba perfectamente, Malfoy llegaba puntualmente a las 7:15 am y él y su compañero de piso iban a desayunar juntos, casi nunca los veía alejarse el uno del otro antes de que caiga el sol.

Ella solía bajar algunas noches a la sala común para tomar un vaso de leche por la falta de sueño y siempre Nott se encontraba allí leyendo o haciendo nada.

Al hacer la pregunta Malfoy se quedó en silencio, mirando a la nada, sopesando si debía responder o no.

- Te habrás dado cuenta de que nunca ingresaba a la SC que compartías con Theo- ella asintió- era porque estabas tan cerca, yo... no resistiría a estar cerca de ti... no con todos durmiendo y la posibilidad de tenerte conmigo toda la noche... hubiera ido a ti y te darías cuenta de lo que yo sentía, en ese tiempo era mejor que no supieras.

Luego de responder se marchó y ya no volvió más ese día.

••°°••

Él comenzo a hablarme de su familia, de su infancia.

De como Lucius nunca tuvo tiempo de enseñarle a volar y por eso en Hogwarts Madame Hooch lo reprendió por subirse a una sin siquiera saber manejarla bien.

Ella recordo con nostalgia como Harry y Ron se burlaron de eso durante toda una semana.

Ninguno de los dos volvió a tocar nunca el tema de la noche que durmieron juntos.

Simplemente lo dejaron ser.

Cada noche él se acostaba a su lado, la envolvía en sus brazos y ambos dormían.

Ella comenzo a sentir un remordimiento muy grande.

Tal vez Harry la estuviera buscando desesperado y ella allí.

Jugando a la casita con Malfoy.

Se había dado cuenta que luego de ese día el profeta dejo de llegarle.

No le importo, realmente Skeeter nunca escribía algo que fuera cierto.

Aunque su desventaja ahora era que ya nunca sabía en que día se encontraba.

••°°••

El despertar al día siguiente fue algo distinto.

Desde hace un mes cada que despertaba sentía una caricia en uno de sus brazos y un aliento mentolado en su cuello.

Sin embargo hoy amanecio sola.

No supo si sentirse asustada o feliz.

Limpio su rostro, peino su cabello, cepillo sus dientes y luego agarro su libro La esclava perfecta.

Trataba de una mujer que daba el mejor servicio a sus dueños y ellos la consideraban perfecta por eso.

Sin embargo a su vez, ellos no sabían, ella estaba trazando un plan con otros esclavos para escapar e ir hacia canada donde la esclavitud era un delito.

Escucho una llave girando y supo que su desayuno había llegado.

Dejo a un lado su lectura solo para ver a su rubio ingresando con un pastel a su habitación.

¿En que momento había comenzado a considerarlo suyo?

- Feliz cumpleaños a ti- se puso a cantar caminando hacia ella

- ¿Yo? ¿Cumpleaños? ¿Hoy?

Se sentía confundida.

Había llegado en mayo a ese lugar, no se había dado cuenta del tiempo que había pasado en su encierro.

- Si, tú, jamás olvidaría tu cumpleaños, feliz 26 años, anciana- le dijo lo último con burla

Por un momento ella no pudo evitar estar feliz, Draco había recordado su cumpleaños.

A Harry y a Ron era Ginny quien les hacía recordar siempre de lo poco que faltaba para ese día, ciertamente la pelirroja pensaba que era discreta pero no era así.

Observo el pastel, a primera vista parecía de chocolate.

Ella gimio al darse cuenta de que era de dulce de leche.

Draco salio de la habitación y trajo consigo dos vasos lleno de chocolatada y ella casi se pone a chillar.

- Por eso dejaste de traer el profeta- dijo- no querías que yo siguiera las fechas para que pudieras darme una sorpresa.

Si la castaña no se hubiera detenido a mirar lo que decía su pastel <Feliz 26 años> se hubiera dado cuenta de como la sonrisa del rubio vacilo.

- Si, así es.

Sindrome de Estocolmo (DRAMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora