Bajo del auto. Segundos después escucho que la puerta del copiloto de cierra, lo que significa que Miguel viene detrás de mí.
—Ni creas que te voy a dejar sola —dice a mi lado.
Oculto mi sonrisa. Es todo un hermano sobreprotector.
Cruzamos la calle.
Varias personas vestidos de forma elegante se encuentran cuchicheando en la puerta de la iglesia, cuando se percatan de nosotros, las miradas despectivas no se hacen esperar. Soy consciente de que nos hemos de ver del asco después de lo sucedido en la anterior boda.
—Buenas tardes, estamos buscando al novio de esta boda.
Todos me observan como si me hubiera salido un tercer ojo. Qué loca esta gente.
No dicen nada, pero nos señalan una lejana banca que se encuentra en medio del inmenso jardín.
No me tomo la molestia de agradecer, solo emprendo mi camino hacia donde se encuentra el novio, Miguel siguiéndome.
Cruzamos casi todo el jardín. Ahora puedo verlo con más claridad, está sentado de espalda a nosotros, lleva el cabello rubio alborotado y su corbata está en el suelo.
—Yo me encargo —le pido a Miguel. Noto que duda un momento, pero enseguida asiente.
—Te espero aquí.
Me acerco a él. Tengo una mala sensación, espero que no sea grosero como el de la otra boda.
—Hola —digo, sentándome a su lado.
No se toma la molestia de devolverme el saludo, se lleva un cigarro a la boca, le da una calada y se toma su tiempo para soltar el humo.
—¿Qué quieres? ¿Mi mamá te mandó?
Su tono destila molestia.
Estoy a punto de responder, pero se gira de pronto.
Casi me muerdo la lengua por la sorpresa.
¡Pero si se trata del idiota del Jeep! ¡Cómo no reconocerlo!
—¡T...Tú! —grito.
—Cálmate, ¿estas loca?
Me mira con cara de confusión y molestia a la vez. Lanza el cigarro al suelo y lo aplasta con sus caros zapatos.
—¡Casi me causas un accidente! ¡El loco eres tú!
Sigue sin entender nada, hasta que su expresión cambia por una de diversión como si su cerebro de lombriz al fin pudiera entender.
—Ya te recuerdo, tú eres la loca al volante.
Alzo una ceja. ¿Loca? ¿Yo?
—Para tu información, obtuve mi licencia con sobresaliente en todo —le digo, ofendida. ¿Quién se cree para cuestionar mis habilidades?
El ríe.
No voy a negar que tiene linda sonrisa, sus perfectos dientes resguardados por labios rosa y sus ojos avellana le dan un aspecto tierno.
—Todas las mujeres que he conocido al volante manejan terrible. Deberían quitarte el auto.
Y ahí se fue lo tierno.
Estoy a punto de soltarle todos los insultos que me sé...
—Amigo, al grano —interrumpe Miguel —¿Tu nos contrataste?
El borra su sonrisa. Esta vez sí nos mira con interés.
—Creo que ya es un poco tarde para esa pregunta —dice, poniendo mala cara.
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¿Y si nos casamos?
Historia CortaMi mejor amigo Miguel y yo, tenemos un trabajo diferente. Gracias a la falta de empleo y a una aplicación que desarrollé, las personas están a un toque de poder contratar nuestro servicio que consiste en colarnos en fiestas para animarlas, dañarlas...