𝙴𝚗 𝙱𝚞𝚜𝚌𝚊 𝚍𝚎 𝚄𝚝𝚘𝚙𝚒́𝚊 | 𝙰𝚝𝚎𝚎𝚣

𝚂𝚒𝚎𝚝𝚎.

𝚂𝚊𝚗.

San creció en una pequeña isla en un pueblo de apenas 50 habitantes. Eran descendientes de navegantes oceánicos que decidieron que querían echar raíces y caminar sobre tierra firme. Casi nadie sabía de la existencia de esta isla, y así era como les gustaba a los isleños.

Todos se conocían. Todos trabajaron para pescar, recolectar agua dulce, mantenerse sanos unos a otros y criar a los niños.

Entonces, en realidad, aunque técnicamente eran solo él y su madre, San creció con más de 30 padres. Y le encantó. Nunca quiso que las cosas cambiaran.

Pero todas las cosas buenas deben llegar a su fin.

Unos meses antes de que cumpliera 16 años, un gran problema en la isla, fueron atacados por una pequeña flota de barcos. San iba al lugar de pesca para recoger algo de comida para la cena cuando dispararon los primeros cañones.

Se volvió justo a tiempo para ver varias de las pequeñas casas explotar y estallar en llamas. El miedo lo encerró en su lugar, pero luego ocurrió una explosión más cerca de su casa, por lo que se fue, preocupado por su madre.

El fuego se extendía por todas partes y podía escuchar a sus amigos gritar de dolor, miedo o pérdida.

⇀¡Mamá!⇀ Gritó, tropezando cuando vio su casa en ruinas. ⇀¡Mamá!⇀

San se tiró al suelo y empezó a apartar los escombros. ⇀¡Mamá! ¡Mamá! ¡Por favor contéstame!⇀

⇀Miren lo que tiene aquí, muchachos. ¿Qué hace una criatura tan joven jugando en la inmundicia?⇀ Un hombre corrió hacia adelante y agarró a San antes de que tuviera la oportunidad de escapar, levantándolo y tirándolo por encima del hombro.

San gritó y se agitó de un lado a otro, tratando de liberarse. ⇀¡No! ¡Suéltame! ¡Mamá!⇀ Gritó, golpeando sus puños en la espalda del hombre.

Fue arrojado instantáneamente a la cubierta de un barco. El hombre lo agarró del brazo y lo atrajo hacia sí.

⇀¡Cállate, puta! Mami está muerta, y tu cara bonita viene con nosotros. Eres la cosa más bonita que he visto en mucho tiempo, así que estoy seguro de que me traerás un gran centavo⇀.