CAP 5

5.8K 816 14
                                    

La vida de un rey va mas allá de gobernar, tener descendencia y poseer riquezas, la vida de un rey está manchada de sangre, desde el primer instante que la corona sea puesta sobre su cabeza, una daga también es puesta sobre su cuello.

Un rey es un león y los demás solo son sus corderos.

Y Jungkook tenía aquellas palabras de su padre siempre presente.

“Te hice fuerte por una sola razón, porque no quiero que mi heredero flote junto a esos barcos negros sobre el mar oscuro de la muerte. Nadie es merecedor de tu piedad, Jeon Jungkook. Nadie”

Y nadie lo fue, ni siquiera sus propios hermanos, hijos de las concubinas del difunto rey.

- Su majestad no luce bien el día de hoy ¿Acaso hay algo que lo agobia?

Jungkook miró a su favorita, Jieun era joven, la primera concubina en pisar su harem y la que se había mantenido con el título desde entonces.

- Ese no es tu deber – Jungkook aclaró firme – escucharme es el deber de tu segundo rey.

- Sin embargo, su majestad vino a mi, aun sabiendo que no podré complacerlo.

Por un momento Jungkook había olvidado las heridas en la espalda de su concubina, apretó los puños y se incorporó echando a andar lejos de allí.

Sin ser consciente de lo que su rechazo podría causar. 

El harem podría ser un lugar sagrado dentro del palacio, pero por generaciones también había sido un lugar infestado de hienas sedientas de poder y dispuestas a todo por conseguirlo.

Llegó al patio de las concubinas y concubinos y fue anunciado para seguidamente ser reverenciado por todos.

- Su majestad, sea bien venido – habló una de ellas.

- ¡Padre, padre! – dos cabelleras completamente negras corrieron hacia su majestad, Jungkook bajó la mirada hasta posarla sobre sus saludables príncipes y les despeinó el cabello, después miró hacia una mujer que jamás había visto dentro de su harem, ella sostenía a un bebé en brazos.

- ¿Quién es esta mujer? – preguntó firme.

- Es la nodriza del tercer príncipe, su majestad.

Miró hacia la concubina quien le había respondido, después hacia la nodriza y por último al bebé que sostenía en brazos.

- Lleve al tercer príncipe con su madre – decretó – Y en cuanto a usted, regrese a casa y alimente a sus propios hijos – sin mas salió de allí.

Cuando estuvo en los pasillos del palacio, de camino a sus aposentos, una dulce melodía de flauta llegó a sus oídos, la hubiese ignorado de no ser porque conocía la composición y estaba seguro que nadie más, además de él y su difunta madre, lo sabían.

Era una melodía suave, que transmitía calma y te hacía volar sobre las nubes de una ilusión, una que te convertía en alguien débil por el simple hecho de hablar de amor, de un capullo florecido entre espinos y como el engañoso viento había hecho que aquel glorioso sonido llegara a el, descentrándolo, para después clavarle espinos en cada uno de sus pétalos, destruyéndolo desde lo más profundo. 

Gobernado por la curiosidad, su majestad caminó hacia el lugar de donde provenía tan hermosa pieza. No fue complicado dar con la sala y en cuanto estuvo frente a ella, abrió la puerta lentamente.

Su mirada calló sobre la larga cabellera castaña del segundo rey, él estaba sentado sobre el borde de la ventana mirando a lo lejos todo el paisaje que podía admirar desde aquella altura, mientras sus labios rodeaban la embocadura y sus dedos cubrían profesionalmente los agujeros del cuerpo del instrumento dulce.

Embelesado por la etérea belleza de su esposo, Jungkook se adentró a la sala llamando la atención de su consorte y a consecuencia este dejó de tocar.

- Su majestad – Jimin bajó de un salto del lugar donde se encontraba sentado – perdone usted, no lo sentí llegar.

- Apenas lo hice – y como siempre lo hacía, Jungkook se deleitó con la suavidad de las mejillas de su esposo, acariciándolo con ahínco – escuché que tocabas algo, ¿qué era? – preguntó después, alejándose un poco.

Jimin parpadeó varias veces y los nervios le convirtieron en una maquina temblante.

- Yo… yo lo escuché tocar y…

- ¿Entraste a mi jardín secreto? – Si, era la respuesta, pues no había otro lugar en la tierra donde su majestad haya tocado la composición de su madre.

- S-si su majestad.

- ¿Cómo encontraste el camino?

- Fue un accidente, se lo juro – Jimin agachó la cabeza – es una melodía hermosa - musitó.

- Lo es, pero lo más bello a veces solo puede ser la puerta al infierno, mi rey.

🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴🤴

Otro capítulo, no falta mucho para el final.

Tengan presente que este es mi intento de "Historia Kookmin diferente" Jajajaj.

Gracias por leer a las personitas que llegaron aquí sin ninguna promoción, lxs amoooooo💜💜💜

"IMPURE" Reyes De Sábala (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora